Gran Bretaña y Francia exhortaron el martes a sus socios de la OTAN a intensificar sus esfuerzos militares en Libia, un llamamiento que topó en seguida con las reservas de Madrid a autorizar a sus aviones a bombardear blancos gadafistas, y con la “perplejidad” de Roma.
“Debemos mantener e intensificar nuestros esfuerzos en el seno de la OTAN” para frenar a las tropas del líder libio Muamar Gadafi, instó en Luxemburgo el jefe de la diplomacia británica, William Hague, destacando que su país decidió aportar aviones adicionales y alentando al resto de países a “hacer lo mismo”.
También su par francés, Alain Juppé, llamó a una mayor movilización de los socios de la Alianza, estimando que no se está cumpliendo “suficientemente” el cometido de proteger a la población civil libia definido por la ONU.
Tras liderar el inicio de la intervención militar contra el régimen de Gadafi, de la que Estados Unidos se retiró de la primera línea de acción, Francia y Gran Bretaña esperan ahora un mayor apoyo de sus socios de la OTAN, que asumió el mando de las operaciones el 30 de marzo.
“La OTAN quiso asumir la dirección militar de las operaciones y lo hemos aceptado. Hoy tiene que cumplir su papel, o sea evitar que Gadafi vuelva a utilizar armamento pesado para bombardear a la población”, afirmó Juppé.
París y Londres cargan con “lo esencial” de los esfuerzos de la coalición internacional, deploró por su parte el ministro francés de Defensa, Gerard Longuet.
Ambos países asumen el grueso de los bombardeos contra los objetivos gadafistas que suponen una amenaza para los civiles, mientras que otros aliados que participan en la intervención, como España e Italia, se limitan a acciones no ofensivas, en especial, el control de la zona de exclusión aérea.
El llamamiento franco-británico fue recibido con reservas por Madrid.
“No nos parece necesario” reforzar el papel de España porque la acción de la OTAN se “está desarrollando bien” y “no hay nada que revisar en este momento”, afirmó el secretario de Estado para Asuntos Europeos, Diego López Garrido, en Luxemburgo, donde se hallaban reunidos los jefes de la diplomacia europeos.
“La OTAN ha hecho un buen trabajo” y la implementación de la zona de exclusión aérea, destinada a impedir volar a la aviación de Gadafi, “es un éxito”, defendió el secretario de Estado.
No obstante, López Garrido precisó que “en la medida en que sea necesario intensificar la protección de los civiles, seguro que la OTAN lo va a hacer”.
El jefe de la diplomacia italiana, Franco Frattini, expresó su “perplejidad” ante la posición de Francia y Gran Bretaña, recordando que su país ya “puso varios medios a disposición” de la Alianza en Libia.
Fuentes diplomáticas italianas precisaron empero que Roma “no se opone a priori a participar en los bombardeos”, pero que la decisión está pendiente de un debate en el parlamento.
El problema “es que el espacio aéreo esté obstaculizado por aviones que no disparan, ocupando posiciones que podrían ser utilizadas por otros aparatos habilitados para abrir fuego”, resumieron por su parte fuentes militares de la OTAN.
Paralelamente, los jefes de la diplomacia de la Unión Europea (UE) tenían previsto abordar en Luxemburgo la preparación de una misión humanitaria con medios militares para acudir en ayuda de los civiles de la ciudad de Misrata, asediada por las tropas de Gadafi.
La activación de esta misión dependerá no obstante de que así lo pida el Consejo de Seguridad de la ONU.
Su mero planteamiento suscitó el lunes la irritación de Trípoli, que amagó con responder con “una resistencia feroz” a cualquier “aproximación al territorio libio bajo el pretexto de misión humanitaria”.