Los diputados del PRI, Pedro Araya y Alejandra Sepúlveda, junto a dirigentes ecologistas de Chile Sustentable y el Instituto de Ecología Política entregaron un documento que revela el incumplimiento de normas de seguridad y fallas previsibles en Fukushima, e instaron al Presidente Sebastián Piñera, a excluir la opción nuclear del desarrollo energético.
Junto a los dirigentes Sara Larraín y Manuel Baquedano, los parlamentarios señalaron que “estudiar la posibilidad de instalar una planta de este tipo en la Segunda Región, Taltal, sería un grave error, considerando que esa zona es altamente sísmica en nuestro país. Yo llamo al Gobierno a meditar y entender que debemos usar otros tipos de energía por el bien de la calidad de vida de la ciudadanía”.
En tanto, los ecologistas indicaron que “la catástrofe nuclear en el complejo nuclear de Fukushima Daiichi en Japón está aún en evolución sin que haya claridad sobre cómo será su desenlace, sin embargo, lo ocurrido durante la primera semana de emergencia atómica permite evidenciar los graves riesgos que conlleva esta tecnología y las negligencias de la industria nuclear”.
“Aunque la industria atómica aseguró que un accidente como el de Fukushima tenía solo una posibilidad de ocurrencia en un millón de años, constatamos que muchas de las principales fallas eran predecibles y que esta opción energética es incompatible con la inestabilidad geológica. La ocurrencia de tsunamis es un fenómeno habitual luego de terremotos de gran magnitud cercanos a la costa. Japón tiene registro de al menos dos tsunamis de proporciones (1896,1993) y también recibió los impactos del maremoto del año 60 que asoló a Chile”, agregaron.
En ese sentido, aseguraron que “los generadores de respaldo del centro nuclear no estaban adecuadamente protegidos. Tampoco había medidas de emergencia, ni capacidad para reemplazar los generadores dañados. No había sistemas de información adecuados para evaluar con exactitud la presión al interior de los reactores y proceder en consecuencia. Las estructuras de contención no estaban adaptadas para impedir una explosión desde el interior. Las piscinas de enfriamiento y contención del combustible nuclear gastado no tenían suficiente protección”.
Larraín y Baquedano expresaron “la dramática y lamentable experiencia vivida por Japón debe ser, hoy más que nunca, un argumento suficiente para reorientar el desarrollo de nuestra matriz energética, impulsando decididamente aquellas fuentes de energía que no dañan la vida humana, el medioambiente, la seguridad alimentaria, ni el futuro del planeta; tales como la energía eólica, geotérmica, solar o mareomotriz. Todos los estudios técnicos recientes apuntan a evidenciar que si el mundo cambiara su forma de generar electricidad, utilizando la eficiencia energética y las energías renovables y limpias, bastaría con dedicar menos de 1% del PIB mundial para concretarlo en el corto plazo”.