Este viernes se celebra el Día Mundial del Sueño, evento creado en 2008 con la intención de promover la importancia de dormir bien, y en este sentido el neurólogo del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, Mario Díaz, afirmó que en promedio una persona adulta necesita ocho horas de sueño.
Dormir más no es sinónimo de dormir mejor. La cantidad de sueño necesaria para lograr un buen descanso varía persona a persona y es dependiente de la edad. Un adolescente puede requerir 10 horas y un anciano 6 horas. No obstante, es muy importante que cada uno sepa más o menos cuáles son sus necesidades.
“Una manera sencilla, expresó el doctor Díaz, es comparar la cantidad de horas que se duerme durante fines de semana o en época de vacaciones versus las que se duermen durante los periodos de actividad laboral. Por ejemplo, si alguien duerme 6 horas en promedio durante la semana y 8 horas en los días de descanso, tiene una ‘deuda de sueño’ de 2 horas. Esta puede ser la principal causa de padecer somnolencia excesiva y fatiga durante el día”, dijo el facultativo.
Para Díaz, que es especialista en trastorno del sueño, dormir bien tiene un innegable efecto reparador físico y mental.
“Aunque no se saben bien cuáles son los mecanismos por los que se consiguen estos efectos, podemos decir que pese a que estemos quietos, durante algunas etapas del sueño el cerebro está activo como en la vigilia”, explicó el doctor Díaz.
Cerca del 30% del tiempo total de su sueño corresponde a las “etapas profundas” que más ayudan en la sensación de bienestar al despertar.
“En cambio, algunas personas con trastornos del sueño pese a que duermen una gran cantidad de horas, tienen una muy baja proporción de este ‘sueño profundo’. Por lo tanto, no sólo la cantidad sino que además la calidad del sueño son fundamentales para poder decir que una persona duerme adecuadamente”, expresó.
El doctor sostuvo que “mientras dormimos se generan cambios hormonales, de la temperatura corporal, se consolidan algunos aspectos de la memoria (por lo que se puede decir que aprendemos) y se produce una regeneración neuronal que permite que en cada noche nos preparemos para las exigencias del día siguiente”.
El doctor Díaz dijo que “existen muchos tipos de trastornos de sueño, algunos de los cuales se han descubierto recientemente”.
“La mayoría tienen en común que afectan nuestro rendimiento en las actividades diarias. Las personas pueden quejarse de somnolencia excesiva, quedándose dormida en reuniones importantes, viajes largos, conduciendo vehículos, etcétera. Otra afección común es la disminución en las capacidades mentales, especialmente la memoria, lo que puede provocar mal rendimiento laboral y académico. También es común que los pacientes estén más irritables, deprimidos y con angustia, lo que puede no sólo afectar al paciente sino también a su entorno familiar”, indicó.
El Día del Sueño fue creado por iniciativa de la Asociación Mundial de Medicina del Sueño (WASM, por sus siglas en inglés) con la intención de promover la importancia de dormir bien y sus implicancias tanto en la salud como en la educación, la sociedad y la seguridad vial.
El objetivo principal es disminuir el impacto de los trastornos del sueño en la sociedad a través de una mayor prevención, reconocimiento y tratamiento de los trastornos del sueño.