En un comunicado leído por el Arzobipo de Santiago, Ricardo Ezzati, la Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano declaró al sacerdote Fernando Karadima culpable de los delitos de abuso sexual que se le imputan, prohibiéndole totalmente el ejercicio del sacerdocio y ordenándole su retiro “a una vida de oración y penitencia”.
En una declaración de 2 carillas, el documento establece que “sobre la base de las pruebas adquiridas, el reverendo Fernando Karadima Fariña es declarado culpable de los delitos mencionados en precedencia, y en modo particular, del delito de abuso de menor en contra de más víctimas, del delito contra el sexto precepto del Decálogo cometido con violencia y de abuso de ministerio a norma del canon 1389 del CIC”.
La Iglesia establece que en consideración a su edad y estado de salud, se le impondrá al inculpado retirarse a “una vida de oración y penitencia, también en reparación de las víctimas de sus abusos”. será el Arzobispo de Santiago quien evaluará su lugar de residencia, “evitando absolutamente el contacto con sus ex parroquianos o con miembros de la Unión Sacerdotal o con personas que se hayan dirigido espiritualmente con él”.
En tanto en su tercer y cuarto punto, la sentencia considera “la pena expiatoria de prohibición perpetua del ejercicio público de cualquier acto de ministerio, en particular de la confesión y de la dirección espiritual de toda categoría de personas”, así como “la prohibición de asumir cualquier encargo en la Unión Sacerdotal del Sagrado Corazón”.
Finalmente, el documento advierte que “en caso de no observar las medidas indicadas, el inculpado podrá recibir penas más graves, no excluida la dimisión del estado clerical”.
En la declaración, se establece que el Arzobispo de Santiago notificó personalmente a Karadima el pasado 17 de enero, fijándole un nuevo lugar de residencia. Asímismo que el sacerdote tiene 60 días hábiles para interponer un recurso apelando la decisión, y que Ezzati realice una “visita canónica a la Unión Sacerdotal del Sagrado Corazón, con el finalidad de verificar la eclesialidad de los procesos formativos y la transparencia de la administración económica”.
Las declaraciones del Arzobispo Ezzati:
“Al dar a conocer este Decreto, como Pastor de la Iglesia en Santiago experimento una profunda pena y dolor por las personas dañadas, a quienes una vez más quiero manifestar mi cercanía de padre y pastor. Hoy personalmente quise ponerme en contacto con las víctimas para darles a conocer la resolución de la Santa Sede, mientras a pocos días de iniciado el Ministerio en la Arquidiócesis tuve la oportunidad de reunirme con uno de ellos.
Asimismo, siento gran tristeza por el daño que se ha causado al ministerio y a la misión propia del sacerdote en la Iglesia. Sin embargo, también me asiste una serena esperanza porque, como dice Jesús, “la verdad los hará libres”. Creo que nunca debemos renunciar a la búsqueda de esa verdad”.