Al menos 50 personas perecieron y otras 150 quedaron heridas el martes en la mañana en Tikrit, al norte de Bagdad, cuando un kamikaze activó su cinturón de explosivos en medio de un grupo de reclutas de la policía.
Este atentado, que no fue reivindicado, muestra los problemas que tienen las fuerzas iraquíes para garantizar la seguridad en su país, a menos de un año del retiro previsto de los últimos 50.000 militares norteamericanos desplegados en Irak.
Los reclutas habían comenzado a congregarse alrededor de las 06:00 horas (00:00 horas en Chile) cerca de esta oficina de reclutamiento del centro de Tikrit, a 160 km al norte de Bagdad, con la finalidad de entrar en la policía, cuyos efectivos a nivel nacional son superiores a los 440.000 hombres.
Alrededor de las 10:15 horas (04:15 horas en Chile), un kamikaze hizo estallar su cinturón de explosivos en medio de los reclutas, según testigos.
“Cincuenta personas murieron y 150 resultaron heridas”, declaró a la AFP un responsable del ministerio del Interior que solicitó el anonimato.
El Departamento de Salud de la provincia de Salaheddin, cuya capital es Tikrit, señaló por su parte 43 muertos y 91 heridos.
El sector del atentado fue acordonado por las fuerzas de seguridad, mientras las ambulancias continuaron durante varias horas después del ataque trasladando a las víctimas hacia un hospital de este antiguo bastión del ex presidente Sadam Husein, ejecutado en 2006.
Es el atentado más mortífero después del ataque en plena misa de la iglesia siríaca católica de Bagdad el pasado 31 de octubre. Esta operación, reivindicada por el Estado Islámico en Irak, la rama local de Al Qaida, dejó 53 muertos. Los cinco miembros del comando armado también perdieron la vida.
Se trata del primer atentado de gran envergadura desde la investidura, el 21 de diciembre pasado, del nuevo gobierno del Primer ministro Nuri Al Maliki, quien dijo que la seguridad era una de sus prioridades.
La violencia parecía disminuir con la conclusión en noviembre de 2010 de un acuerdo de reparto del poder entre los diversos movimientos políticos que permitió la formación del nuevo gobierno, tras nueve meses de crisis.
Noviembre y diciembre de 2010 fueron los dos meses menos mortíferos del año para los iraquíes, según cifras oficiales.
El atentado de Tikrit muestra una vez más que la policía y el ejército iraquíes, los únicos encargados de las misiones de seguridad en Irak desde el fin de la “misión de combate” del ejército norteamericano el 31 de agosto de 2010, siguen siendo el blanco principal de los movimientos insurgentes.