Los documentos de la fiscalía italiana constituyen un golpe devastador para la controvertida imagen del primer ministro Silvio Berlusconi, acusado de prostitución de menores y abuso de poder, un escándalo que paraliza y “perturba” al país.
En una nota oficial, el presidente de la República, Giorgio Napolitano, admitió “la perturbación” de la opinión pública ante las graves acusaciones.
“El presidente de la República es consciente de la perturbación de la opinión pública frente a las supuestas acusaciones de la fiscalía de Milán al jefe del gobierno de delitos graves y por la divulgación de numerosos elementos relativos a la investigación”, sostiene la nota.
Los jueces de Milán notificaron el lunes al Parlamento italiano las pruebas “evidentes” que comprometen al primer ministro en un caso de prostitución de una menor marroquí, conocida como “Ruby robacorazones”.
Algunos de los 21 diputados y funcionarios que han podido leer los documentos de la fiscalía han filtrado a la prensa numerosas escuchas telefónicas, anexas como pruebas, con conversaciones picantes y comprometedoras, que describen un mundo decadente, con mujeres jóvenes que compiten para convertirse en “la preferida” del magnate.
Si bien no se trata de la primera vez que el magnate de las comunicaciones y líder político protagoniza escándalos de carácter sexual, Berlusconi, de 74 años, suscita esta vez mayor estupor.
El diario de la Conferencia Episcopal Italiana, Avvenire, calificó la situación de “irrespirable” y pidió que se clarifique rápidamente, ya que se trata de una historia “tremenda, que ofende”.
“Los italianos merecemos una salida rápida (…) para lograr la indispensable limpieza de nuestra imagen frente a todos, en Italia y en el mundo”, insta en el editorial.
De las actas judiciales emerge en dos ocasiones el pago de 10.000 euros a través de transferencias bancarias efectuadas por el mismo Berlusconi a chicas que participaban a las fiestas privadas del primer ministro.
“Un notable número de jóvenes mujeres se prostituyeron con Silvio Berlusconi en sus residencias, el cual paga tales servicios”, escribieron los magistrados, que lo acusan de incluir en esa lista a la marroquí Ruby cuando era menor de edad, lo que constituye un delito.
Berlusconi corre el riesgo de ser condenado a una pena que va de seis meses a tres años de cárcel por violar el artículo 600 Bis del Código Penal, que paradójicamente fue introducido por su gobierno para luchar contra la prostitución infantil y que además no consiente reducciones de pena, explicaron fuentes judiciales.
“Italia atraviesa un momento muy grave, es como si estuviera descendiendo al infierno”, comentó Marc Lazar, profesor francés experto en asuntos italianos.
La mayoría de los editorialistas estiman que el Cavaliere se encuentra en la cuerda floja y que su reinado atraviesa horas decisivas.
“Un líder que provoca la burla del mundo entero a raíz de sus fiestas con menores prostitutas, ¿puede gobernar un país democrático?”, se interroga el diario de izquierda La Repubblica.
“Un país respetado, una potencia económica, es descrito como un burdel gobernado por un viejo rico obsesionado por el sexo”, estima por su parte Il Fatto Quotidiano, mientras el prestigioso Corriere della Sera teme “la parálisis” del país.
Independientemente a lo que decida la comisión del Parlamento que debe autorizar la inspección de la oficina milanesa de Berlusconi, el caso tiene repercusiones políticas.
“Berlusconi se debe retirar a vida privada”, pidió Pierluigi Bersani, líder de la mayor formación de oposición de izquierda, el Partido Democrático, lo que también solicitaron los demás líderes de oposición.
Frente al escándalo, la derecha cerró filas para defender a su líder.
Los magistrados “quieren sustituirse a la voluntad de los electores”, aseguró el canciller Franco Frattini, mientras Il Cavaliere guarda por ahora silencio, tras haberse defendido el domingo con un vídeo de toda acusación.