Ya instalado en Buenos Aires y tras haber realizado todos los trámites necesarios para trabajar en la forma que acostumbra a hacerlo La Radio, corresponde adentrarse en la caravana dakariana.
En el predio de la Sociedad Rural, ubicado en el sector de Palermo, ya funciona la ciudadela que involucra a pilotos, mecánicos, encargados de organización y periodistas, que alberga a las diversas máquinas que llegan para el proceso de revisión con miras a la competencia.
Un proceso en el que un milímetro de más deja fuera a cualquiera, sin haber recorrido kilómetro alguno.
Son momentos de trabajo frenético, salpicados por los trámites de acreditación y confirmación de las inscripcipes que cada uno realiza en una sección en la que se mezclan los idiomas y razas.
Como también se observan las diferencias entre los equipos grandes y los pequeños, aquellos que a pulso sacan adelante su tarea, aunque con las mismas ilusiones
Porque todos, invariablemente, comienzan a vivir la adrenalina de las horas previas, aunque con la necesidad de serenarse, para que las emociones no afecten el manejo durante cada una de las etapas, en donde la concentración es clave para superar el desafío que encarna el Dakar, pues cualquier error cuesta demasiado caro.
Al llegar, las sucesivas vueltas del piloto buscando pista para aterrizar permitieron observar la City iluminada, aquel rincón de jardín prohibido como le llamó Alejandro Sanz y se veía tan susceptible como la describía Cerati acompañado de Alberti y Bossio.
Por fortuna, pude verlo y disfrutarlo, porque ya empezaron 18 días en los que todo será una mezcla de fierros, arena y motores que no darán respiro.