Los cristianos de Tierra Santa se preparaban el viernes para celebrar la Navidad en el corazón de una región en luto por la matanza y el éxodo de cristianos de Irak y supeditada, una vez más, al estancamiento del conflicto israelo-palestino.
Monseñor Fuad Twal, el patriarca latino de Jerusalén y más alta autoridad católica romana en Tierra Santa, hizo su entrada solemne a la ciudad palestina de Belén, donde ondeaban banderas palestinas y vaticanas.
Al prelado lo acompañaron grupos de cristianos palestinos vestidos con uniformes coloridos y gaitas –herencia de los tiempos en que la región estuvo bajo mandato británico–, que dieron a la ocasión un ambiente de fiesta popular.
Monseñor Twal presidirá a partir de las 21H00 GMT la tradicional misa de medianoche en la iglesia de Santa Catalina, al lado de la basílica de la Natividad, en presencia del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas.
El lugar del nacimiento de Cristo recibe multitud de peregrinos y turistas desde hace varias semanas. Belén habrá recibido cerca de 1,5 millones de visitantes en 2010, y la Tierra Santa, más de 3 millones (una cifra récord), según estadísticas palestinas.
“Es increíble estar acá donde Cristo nació”, señaló Brady MacCarl, un canadiense de 22 años, añadiendo que le parecía “un poco extraño” celebrar Navidad sin nieve.
Monseñor Twal expresó esta semana, en su mensaje de Navidad, su satisfacción por el auge del turismo religioso y los peregrinajes, que “reflejan la dimensión universal de Jerusalén, Belén y Nazaret”.
Pero también recordó “los sufrimientos y las inquietudes que persisten”, la primera de ellas el destino de los cristianos en Irak, que huyen de su país desde la última matanza de Bagdad.
El pasado 31 de octubre, un ataque reivindicado por Al Qaida contra una iglesia siriaca católica de Bagdad costó la vida a 44 fieles y a dos sacerdotes, provocando el posterior éxodo de miles de cristianos de Irak, según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Actualmente viven en Irak medio millón de cristianos, frente a los entre 800.000 y 1,2 millones que había en 2003.
El papa Benedicto XVI, que también expresó su temor respecto a la situación de los cristianos en Oriente Medio, presidirá la celebración de medianoche desde el Vaticano.
En un mensaje radial difundido el viernes por la mañana por la BBC británica, Benedicto XVI afirmó que “Dios siempre es fiel a sus promesas y nos sorprende a menudo en la forma en que las cumple”.
El Sumo Pontífice tomó como ejemplo el hecho de que “los hijos de Israel esperaban (…) al mesías que Dios les había prometido y lo imaginaban como un gran dirigente que los liberaría de la dominación extranjera”, en la época en que la Tierra Santa formaba parte del Imperio Romano.
“Pero Dios les sorprendió porque fue un niño, Jesús, quien vino a salvarlos”, agregó.
El Papa, que realizó hace tres meses una histórica visita a Gran Bretaña, concluyó su mensaje radiofónico deseando “una feliz Navidad” a los oyentes.
Respecto a la Tierra Santa, monseñor Fuad Twal manifestó su “sufrimiento” por el bloqueo de las negociaciones de paz israelo-palestinas, insistiendo sin embargo en que “el fracaso no tiene que dejarnos en la desesperanza”.
Las negociaciones entre Israel y los palestinos se encuentran paralizadas después del fracaso de Estados Unidos para conseguir un nuevo cese de la colonización judía.
“Seguimos creyendo que hay hombres de buena voluntad en las dos partes del conflicto y en la comunidad internacional, que pondrán sus energías en común”, agregó el prelado católico.
A nivel de seguridad, el ejército israelí recibió la orden de facilitar, durante las fiestas de Navidad, el paso de los controles a los peregrinos cristianos, entre ellos los palestinos de los territorios ocupados y los árabes israelíes.
La ciudad de Belén, donde nació Jesús según la tradición cristiana, se encuentra más allá de la barrera de seguridad construida por Israel en la Cisjordania ocupada.
Las autoridades israelíes decidieron acordar permisos especiales a los cristianos palestinos de los territorios ocupados (7.000) y de Gaza (500), para permitirles ir a Belén y visitar a sus familias instaladas en zonas normalmente prohibidas.
Por primera vez, Israel autorizó a 200 cristianos procedentes de países árabes con los que no mantiene relaciones diplomáticas (excepto Egipto y Jordania), a entrar al territorio israelí a través de la frontera jordana.