Veintidós marinos perecieron en el naufragio de un pesquero surcoreano el lunes en aguas del Antártico, indicaron este martes las autoridades de Nueva Zelanda después de anunciarse el cese de las operaciones de búsqueda de 17 tripulantes desaparecidos.
“Desgraciadamente, es extremadamente improbable que alguien no repescado ayer haya podido sobrevivir”, afirmó el coordinador de salvamento marítimo de Nueva Zelanda, Dave Wilson, y añadió que las aguas glaciales del Antártico son un entorno implacable”.
Ya no había esperanzas razonables de encontrar con vida a los desaparecidos después de 30 horas en esas aguas gélidas sin una combinación adecuada, estimó.
Cinco marinos perecieron la mañana del lunes cuando el pesquero “Number One Insung”, con 42 tripulantes, zozobró por razones desconocidas. Veinte pudieron ser socorridos por otro barco surcoreano y 17 desaparecieron.
“El tiempo de supervivencia de los tripulantes en el agua ha debido ser muy corto, indicó Dave Wilson. Según los médicos, los que no sufren un paro cardiaco al penetrar en el agua, pierden probablemente el conocimiento al cabo de una hora y no pueden ser reanimados después de dos horas”.
Según la armadora del pesquero, Insung Corp, “el barco se hundió después de ser invadido por el agua. Las condiciones meteorológicas no eran malas. La causa exacta del accidente se desconoce”.
Tres pesqueros surcoreanos pasaron la noche buscando a los marinos sin dar con ellos en esta zona muy alejada de las costas, a mil millas marinas al norte de la base de McMurdo y a 1.500 de la costa sur de Nueva Zelanda.
El barco zozobró súbitamente a las 06h30 del lunes (17h30 GMT del domingo) sin dar la alarma, según las autoridades, tras un probable choque con un iceberg, según la armadora.
Según un portavoz de los guardacostas del puerto surcoreano de Pusan, donde estaba matriculado el pesquero, la tripulación estaba compuesta por ocho surcoreanos, ocho chinos, 11 vietnamitas, 11 indonesios, tres filipinos y un ruso.
Las autoridades indicaron que los barcos neozelandeses hubieran tardado días en llegar a la zona del naufragio y un avión hubiera necesitado ocho horas.
El barco pescaba merluza austral o “lubina chilena”, un pescado raro que puede llegar a pesar 80 kilos, de carne blanca de alto valor comercial, incluido en la lista de especies en vías de desaparición de la organización ecologista Greenpeace.