Decenas de miles de personas participaron este sábado, tres días antes del voto de una moción de censura contra el gobierno de Silvio Berlusconi, en una manifestación convocada hace ya largo tiempo por el Partido Demócrata (PD), principal formación opositora.
Los manifestantes que llegaron a Roma en 18 trenes especiales, 1.500 autobuses y dos barcos, fueron llamados a manifestarse “con la Italia que quiere cambiar”.
Dos cortejos salieron de la plaza de la República, cerca de la estación ferroviaria central de Termini, y la plaza de los Partisanos, delante de la estación ferroviaria de Ostia.
Ambos grupos convergieron hacia la plaza San Juan de Letrán, al noreste de la ciudad, lugar tradicional de las grandes manifestaciones.
En la Plaza de la República, una inmensa bandera roja de unos veinte metros pedía “Otra Italia”, mientras que un grupo de alcaldes de Toscana (centro) se habían disfrazado de Harry Potter para mostrar que no pueden administrar sus municipios con una varilla mágica.
Entre los manifestantes podían verse muchos jóvenes. Los estudiantes están movilizados desde hace varias semanas contra una reforma de las universidades y los recortes presupuestarios decididos por el gobierno.
“Sin Historia no hay futuro”, proclamaba una de las banderas.
Los principales dirigentes del PD participaban en la manifestación: la presidenta Rosy Bindi, el secretario Pier Luigi Bersani, sus predecesores Dario Franceschini y Walter Veltroni (ex alcalde de Roma), así como la presidenta del grupo del PD en el Senado Anna Finocchiaro.
Esta manifestación, convocada mucho antes del anuncio del voto de una moción de censura el martes en el Parlamento, permite al PD mostrar su fuerza, en momentos en que el Pueblo de la Libertad (PDL), el partido de Silvio Berlusconi, prevé manifestarse el domingo en varias ciudades italianas.
El jefe de gobierno se encuentra en una situación delicada: dispone, junto con sus aliados de la Liga del Norte, de una mayoría holgada en el Senado, pero le faltan votos en la Cámara de diputados debido a su ruptura con su ex aliado Gianfranco Fini, que formó su propio grupo con disidentes del PDL.