Habitantes de una pequeña población en el centro de Bolivia están asustados porque su tierra se agrieta y muestra un subsuelo en fuego, un fenómeno que técnicos geológicos consideran puede deberse a una acumulación de gases que, de persistir, obligaría a evacuar a los habitantes.
“Desde hace tres semanas se quema la tierra, la tierra se está bajando (hundiendo), porque está ardiendo”, dijo a la AFP Angel Baltasar, propietario de un predio cercano a los hasta ahora inexplicables fuegos subterráneos.
El fenómeno se presenta en un área de una hectárea en el pequeño poblado de Nueva Felicidad, del departamento de Cochabamba (centro), donde viven unas 45 familias.
Allí la tierra, que se dedica a agricultura, desde hace tres semanas se agrieta, se hunde, salen humaredas de gases y a veces lenguas de fuego, además de que en el subsuelo se ven piedras al rojo vivo.
Investigadores de la estatal Facultad de Agronomía de la Universidad de Cochabamba se desplazaron al lugar para indagar qué es lo que sucede.
“Tenemos que ver las características físicas y químicas de este material (la tierra). Parece un fenómeno geológico que tal vez se genera en las profundidades de la corteza terrestre. Con la sequía, los acuíferos se agotan y esa parte queda hueca y con un deslizamiento tal vez se produce gas metano”, dice el investigador Alfredo Cáceres.
La primera preocupación de los lugareños es que podría tratarse de un volcán, aunque la Oficina de Gestión de Riesgos de la Gobernación de Cochabamba negó esta posibilidad. “No es un volcán dormido”, dijo a la prensa local el responsable de esta oficina Antonio Caprirolo.
La Gobernación ordenó un estudio al igual que la Universidad Mayor de San Simón (UMSS).
Por su parte el director del Servicio boliviano de Geología y Minería (Sergeomin), José Luis Villarroel, anunció un estudio de gases, cuyos resultados tardarían unos días en conocerse.
“Por aquí están mis cultivos, estamos en vigilia alerta para que el fuego no avance más”, agrega Baltasar, quien es uno de los más preocupados por este incidente.
Los campesinos cultivan papa, maíz y alfalfa y unos cuantos poseen ganado vacuno en Nueva Felicidad, que queda en una fértil explanada en el departamento de Cochabamba, en el centro de Bolivia. Su producción es para consumo local.
Los vecinos, con el apoyo del municipio, sólo atinan a echar agua en las bocas de las humaredas para intentar amainar el problema, mientras que el grueso de los habitantes evitan circular por el lugar.
José Rodríguez, alcalde del municipio de Villa Rivero, que tiene jurisdicción sobre Nueva Felicidad, dijo a emisoras locales que “se están tomando medidas de seguridad” pero que, de agravarse el problema, obligará a la evacuación de sus habitantes.
“Todavía no hay una evacuación, pero si avanza tendríamos que evacuar a la gente, a los animales” del poblado.
Las causas del extraño fenómeno han motivado que surjan diversas interpretaciones.
“Estamos cerca del fin del mundo, la tierra está ardiendo y nadie sabe por qué”, afirma una lugareña que observa los incidentes, entrevistada más temprano por el diario La Razón.