El papa Benedicto XVI impuso el domingo el anillo cardenalicio a los 24 nuevos purpurados consagrados el sábado, entre ellos dos latinoamericanos, durante una misa solemne celebrada en la basílica de San Pedro del Vaticano.
“Reciban el anillo, signo de dignidad, solicitud pastoral y de sólida comunión con la Sede de Pedro”, fue la fórmula pronunciada por el pontífice.
El anillo cardenalicio es un signo de dignidad, de servicio pastoral del cardenal hacia la Iglesia entera y de comunión con el Papa.
Esta nueva promoción de cardenales, cuyo papel es aconsejar y asistir al cabeza de la Iglesia católica, cuenta con 24 purpurados, 20 de ellos menores de 80 años y con posibilidades de participar en un cónclave en caso de que Benedicto XVI fallezca.
Los dos latinoamericanos, el arzobispo emérito de Quito (Ecuador) y el arzobispo de Aparecida (Brasil), actual presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), son electores y son también los únicos representantes en esta ocasión de la región más católica del mundo.
En total, de los 121 cardenales electores, 62 son europeos (25 italianos), según las estadísticas del Vaticano.
Otros 21 son latinoamericanos, 15 norteamericanos, 10 asiáticos, 12 africanos y uno de Oceanía.