El 10 de noviembre de 2009, Robert Enke, portero del Hannover y la selección alemana, se suicidaba ante la perplejidad de todo un país y del mundo del fútbol, que un año más tarde sigue intentando comprender esta tragedia, rompiendo el tabú de la depresión.

Robert Enke

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Una calle de Hannover llevará el nombre del arquero y la Federación y la Liga Alemana de fútbol colaborarán con la Fundación Robert Enke, presidida por su viuda Theresa y que tiene como misión ayudar a personas deprimidas o con problemas anímicos.

El miércoles, un año después de la muerte del jugador arrojándose al paso de un tren, los aficionados del Hannover y los altos responsables del fútbol alemán, entre ellos el seleccionador nacional Joachim Löw, le rendirán homenaje.

“Robert está siempre presente y seguirá estándolo siempre”, aseveró el director deportivo del Hannover, Jörg Schmadtke, que no oculta su “dificultad para comprender” lo que ocurrió.

El club del centro de Alemania prefirió no incluir un minuto de silencio el domingo, antes del partido que jugaron en su estadio contra el Borussia Dortmund.

En el Hannover, todo parece destinado a no querer recordar a sus jugadores la tragedia de Enke, que ya sacudió al club hace un año, abriendo una crisis de resultados de trece partidos sin ganar, de los cuales diez terminaron con derrota.

“Hay que avanzar y afrontar los desafíos actuales y futuros del deporte y de la vida”, explicó el presidente Martin Kind.

Ante un país marcado por una mezcla de emoción y estupor, el presidente de la Federación Alemana, Theo Zwanziger, había formulado un deseo en una ceremonia en el estadio del Hannover, ante 35.000 espectadores: “No olvidéis que los jugadores son hombres con dudas y debilidades, no olvidéis que el fútbol no lo es todo”.

Doce meses después, Zwanziger reconoció que los problemas no estaban solucionados, pero estimó que el suicidio de Enke permitió al menos romper el tabú de la depresión en la opinión pública.

“Nada ha cambiado, pero es la naturaleza del fútbol”, comentó el internacional alemán René Adler.

“La gente viene al estadio, paga mucho dinero y quiere compromiso y pasión, pero sobre todo nada de debilidad, como por otra parte ocurre en la sociedad”, añadió el portero del Bayer Leverkusen.

El testimonio de Andreas Birmann viene a reforzar esta idea: este ex jugador de la 2ª división intentó suicidarse en dos ocasiones, antes de ponerse en tratamiento por su depresión, después de haber escuchado a Theresa Enke en una emotiva rueda de prensa, un día después de la muerte de su marido.

Tras el final de su contrato con el St Pauli, negoció con seis clubes de 2ª y 3ª categoría, que no se atrevieron a asumir el riesgo de contratarle. “Desaconsejaría a un jugador profesional que tenga depresión que lo diga públicamente”, declaró entonces al periódico Welt an Sonntag.