Los talibanes secuestraron el viernes a 19 personas vinculadas a las legislativas afganas -entre ellas un candidato- poniendo en práctica su amenaza de atentar contra esos comicios que se realizarán el sábado, con las fuerzas de seguridad en estado de alerta máxima.
Los islamistas, alzados en armas desde fines de 2001, cuando fueron expulsados del poder por una coalición internacional liderada por Estados Unidos, reivindicaron el secuestro de Abdul Rahman Hayat, candidato de la provincia de Lagman, y fueron responsabilizados por un funcionario electoral de los otros 18 plagios.
“Hemos secuestrado a Hayat”, dijo en un mensaje de texto enviado a un reportero de la AFP el portavoz de los talibanes, Zabihulah Mujahid.
Otras 18 personas fueron secuestradas la madrugada del viernes en el distrito de Muqur, de la provincia de Badghis (noroeste). Se trata de 10 partidarios de un candidato y de ocho funcionarios de la comisión electoral, indicó a la AFP el jefe de ese organismo en Badghis, Abdul Rahman Muhabat, quien imputó el hecho a los talibanes.
El gobernador del distrito, Mohamad Shah Hanzala, confirmó el hecho e indicó que los 18 secuestrados habían sido conducidos al distrito de Mala Murghab, controlado por los islamistas, en la misma provincia.
Los talibanes amenazaron con atentar contra centros de voto y contra funcionarios electorales y miembros de las fuerzas de seguridad, y uno de sus portavoces advirtió a quienes quisiesen emitir su voto sobre los riesgos que corrían.
El presidente Hamid Karzai, llamó en cambio este viernes a todos los afganos a ir a votar.
“Tengo la esperanza de que nuestro pueblo, en todos los parajes del país, en todas las ciudades y en todas las provincias, acuda a los centros electorales para votar por sus candidatos preferidos y para que su voto conduzca a una mayor estabilidad del país”, declaró.
El portavoz de la Presidencia estadounidense, Robert Gibbs, reconoció el viernes que los comicios se realizan en un contexto de “graves preocupaciones por la seguridad en numerosas regiones del país”, pero aseguró que los afganos habían organizado todo para que la consulta sea “exitosa”.
La Alta Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Catherine Ashton, trasladó por su parte su apoyo a los afganos que votarán “en un contexto de seguridad muy difícil”.
La campaña electoral fue paralela a la de intimidación. Al menos tres candidatos fueron asesinados en las últimas semanas y decenas de ataques fueron cometidos contra simpatizantes de diversas corrientes políticas.
Más de 2.500 candidatos se disputan los 249 escaños de la Wolesi Jirga, Cámara Baja del Parlamento, en las segundas elecciones legislativas por sufragio universal que se celebran desde la caída de los talibanes a fines de 2001.
Están convocados a votar más de 10,5 millones de empadronados, pero se calcula que un 15% de los centros electorales no abrirá por la falta de seguridad en zonas con intensa actividad insurgente.
Las elecciones se realizan por otra parte bajo sospechas de fraude, que se incrementaron con el decomiso de miles de cartas electorales y de acreditaciones de observadores falsas en Kabul y en las provincias de Ghazni y Ghor.
“Nos hemos incautado de miles de cartas falsificadas, y hubo detenciones”, dijo un funcionario de la Dirección Nacional de Seguridad (NDS), un organismo de espionaje, que pidió el anonimato.
Unos 270.000 observadores afganos e internacionales supervisarán los comicios, en tanto que la seguridad estará a cargo de unos 400.000 soldados extranjeros y afganos, así como de la policía y agentes de inteligencia afganos.
Esados Unidos y la OTAN tienen desplegados en el país unos 150.000 efectivos, la mayoría en el sur.
En 9 años de conflicto, unos 2.000 soldados de las fuerzas internacionales perdieron la vida.
Los resultados oficiales definitivos de los comicios se conocerán el 31 de octubre.