Chile celebra el Bicentenario en un año que puso a prueba el coraje de los 16 millones de habitantes con un poderoso terremoto y el rescate en curso de 33 hombres atrapados en una mina.
Los festejos oficiales se iniciaron la noche del jueves y se extenderán hasta el lunes, en una larga celebración que reúne al Gobiernoy a los 4 presidentes de la Concertación que lo antecedieron.
“Queremos que el sello sea el de la unidad nacional”, dijo la portavoz del Gobierno, Ena von Baer, sobre una conmemoración que incluye actos como el izamiento de la enorme bandera nacional al frente del palacio presidencial de La Moneda, un espectáculo de luces en el mismo lugar y varios actos culturales.
El festejo recuerda los 200 años de la primera Junta Nacional de Gobierno, que inició un proceso de independencia de la corona española que se concretaría finalmente en 1818.
“Este Bicentenario encuentra al país como lo que es: un pueblo fuerte que es capaz de enfrentar muchas vicisitudes, un territorio duro, difícil; un pueblo acostumbrado a las catástrofes”, comentó a la AFP el sociólogo Eugenio Tironi.
“Lo encuentra saliendo adelante del terremoto, con una democracia consolidada pero con la deuda de incorporar a los pueblos indígenas”, agregó en referencia al conflicto aún vigente con la comunidad mapuche que habita al sur del país y al exitoso tránsito democrático desde el final de la dictadura de Augusto Pinochet en 1990.
Chile ha pasado en el año de su bicentenario de la tragedia del terremoto a la euforia de haber hallado vivos a 33 mineros que el 5 de agosto pasado quedaron sepultados en el yacimiento San José en el norte.
El terremoto de 8,8 grados que remeció al sur del país el 27 de febrero dejó un saldo de más de 500 muertos y 56 desaparecidos. En tanto, gran impacto produjeron los saqueos al comercio de Concepción -la zona más devastada por el terremoto- que desnudaron un lado poco conocido de los chilenos, orgullosos de un país que se encamina a paso firme al pleno desarrollo y que en enero acababa de ingresar a la reputada Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Pero a casi siete meses de aquella tragedia la economía se recuperó, la reconstrucción de las zonas afectadas avanza y el ánimo de los chilenos se renovó con la historia de los 33 mineros.
Asimismo, una historia de película dio una nueva esperanza al país: 17 días después de quedar atrapados, los mineros hicieron llegar a través de un pequeño ducto -en cuya construcción se trabajó día y noche- un esperanzador mensaje: ‘estamos bien en el refugio, los 33′. Hoy tres perforadoras trabajan en su rescate y la atención del país se centra en ellos.
“Creo que nunca en el país habíamos visto un país completo, tras un objetivo tan fuerte, como el rescate de estos 33 mineros. Y eso es un espíritu de unidad que debemos preservar”, dijo el ministro de Minería, Laurence Golborne.
Para el escritor Roberto Ampuero, “nunca me había quedado más claro que en la búsqueda de los mineros qué es ser chileno: para los de abajo era que nunca los dejaríamos de buscar; para los de arriba saber que teníamos que encontrarlos aunque fuera a chuzo y pala. Como nación los perdimos, como nación los encontramos y como nación los rescatamos”.
Los mineros celebrarán el Bicentenario a 700 metros bajo tierra con una conmemoración que asemejará lo más posible a los festejos que llevarán adelante el resto de los chilenos: comerán empanadas y carne asada.
La conmemoración del Bicentenario se ha visto empañada no obstante por la huelga de hambre de 35 indígenas mapuches bajo proceso judicial en el marco de sus protestas de reivindicación de tierras.
La huelga es parte de un extenso conflicto entre el Estado y los mapuches, la mayor etnia del país (con 700.000 miembros) y que exhibe niveles de pobreza más acentuados que el resto de los chilenos.
“El pueblo mapuche ha ido poco a poco perdiendo sus tierras y sus privilegios frente a un Estado que nunca se ha preocupado en serio de ellos”, explicó a la AFP el historiador de la Universidad Católica, Luis Carlos Parentini.
El conflicto desnuda la desigualdad social que reina en Chile, un país considerado modelo por el resto de América Latina pero que registró un alza de la pobreza desde un 13,7% a un 15,1% el último año.