Decenas de miles de personas salieron a las calles de Ciudad de México la noche del miércoles para presenciar un desfile y conciertos en la fiesta del bicententario de la Independencia, celebrada en medio de controles de seguridad y una emergencia provocada por las lluvias.

Foto: elcomercio.com

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Al caer la noche y desafiando la amenaza de lluvia, más de 60.000 personas, según la alcadía, abarrotaban el Zócalo (plaza central) de la capital, donde los festejos arrancaron por la tarde con una ceremonia prehispánica y siguieron con un desfile de carros alegóricos para dar paso a un concierto.

Varias decenas de miles de personas más se encontraban en el turístico Paseo de la Reforma, en las cercanías del Centro Histórico de la megaurbe, disfrutando en tres escenarios conciertos para todos los gustos, desde música ranchera hasta clásica pasando por ‘pop’ y ‘rock’, constató la AFP.

En el Zócalo, las personas que llegaban, muchas de ellas vestidas con los colores blanco, verde y rojo de la bandera mexicana, eran revisadas por elementos de seguridad, que impidieron el paso de bebidas alcohólicas y distintos objetos.

La alcadía espera que la multitud en las calles supere el millón de personas a la medianoche, momento culminante del festejo del bicentenario de la Independencia con la ceremonia del “grito”.

Como es tradición, poco antes de medianoche, el presidente Felipe Calderón saldrá al balcón del Palacio Nacional, en el Zócalo, para rememorar el “grito” de Independencia lanzado en 1810 por Miguel Hidalgo, un sacerdote que tocó las campanas de su iglesia para arengar a los mexicanos a luchar por su libertad.

El “grito” se escenificará en plazas públicas de más de 2.000 localidades en medio de medidas de seguridad que incluyeron el despliegue de 74.000 militares y policías, para evitar que la violencia del narcotráfico empañe la celebración.

En un hecho de violencia ligado al crimen organizado, la tarde del miércoles un enfrentamiento entre militares y presuntos sicarios del narcotráfico dejó ocho muertos en una carretera de una zona rural del estado de Nuevo León, a menos de 100 km de la frontera con Estados Unidos, informó la fiscalía local.

En el balneario de Cancún (este), cinco personas armadas con granadas fueron detenidas cuando se dirigían a la zona del festejo.

Pese al temor, las fiestas sólo fueron suspendidas o se harán a puertas cerradas en una decena de municipios.

En Ciudad Juárez, vecina de El Paso (Texas, sur de Estados Unidos) y considerada la más violenta de México con casi 2.000 muertes este año, la ceremonia se llevará a cabo por primera vez a puertas cerradas, informó el alcalde José Reyes Ferriz.

En Morelia, estado de Michoacán (oeste), donde en 2008 el festejo terminó con ocho muertos y más de 100 heridos por la explosión de dos granadas, el gobernador Leonel Godoy cumplirá con el ritual del “grito”, pero la verbena popular fue cancelada.

En Tamaulipas (noreste), escenario a fines de agosto del asesinato de 72 migrantes de Centro y Sudamérica a manos del cártel de Los Zetas, el gobernador Eugenio Hernández instruyó mantener las ceremonias, inclusive en San Fernando, donde ocurrió la matanza.

Además del temor a la violencia, el clima nubló los festejos. En Veracruz (este) cerca de 25.000 personas pasarán la noche en albergues debido a las inundaciones provocadas por las lluvias de las dos últimas semanas que han dejado más de un millón de afectados.

Las lluvias en el este del país podrían empeorar por la tormenta Karl, que avanzaba el miércoles por la península de Yucatán. Se espera que el jueves alcance la zona de Campeche, donde se produce la mayor parte del crudo mexicano.

La lluvia también ronda la ceremonia en la capital mexicana organizada a un costo de 40 millones de dólares, que incluye el despliegue de 45 pantallas gigantes, la detonación de ocho toneladas de fuegos artificiales y un espectáculo de luz y sonido.