El presidente estadounidense, Barack Obama, tiene previsto lanzar este martes un plan de lucha contra el sida, el primero de envergadura nacional, con el objetivo de mejorar la prevención y mejorar la atención a las personas afectadas por el virus.
El gobierno estadounidense quiere disminuir, en un plazo de cinco años, en un 25% el número anual de nuevas infecciones. Se trata también de lograr que el 90% de las personas infectadas por el virus tengan conocimiento de su enfermedad.
La nueva estrategia implicará tanto al gobierno federal como a los estados, a las autoridades locales y a la comunidad médica.
Las personas afectadas por el virus, independientemente de su nivel de ingresos, tendrán “un acceso completamente libre a tratamientos de gran calidad, lo que permite una mayor duración de la vida, y esto sin ningún estigma de discriminación”, subraya el texto del proyecto.
El proyecto no supondrá aumentar los fondos destinados a luchar contra el sida en Estados Unidos, que ascienden a 19.000 millones anuales de dólares, sino a utilizarlos mejor.
Desde su aparición hace treinta años el sida ha causado la muerte de cerca de 600.000 personas en Estados Unidos. Sin embargo, cada año unas 56.000 personas son infectadas por la enfermedad y más de un millón de personas viven con ella, según cifras gubernamentales.
“Nuestro país está en un cruce de caminos. Nos enfrentamos a una epidemia doméstica que exige un compromiso siempre renovado, un aumento de la atención por parte del público y de los líderes”, señala Barack Obama en el documento que será presentado en la Casa Blanca.