El nuevo gobierno de coalición británico dirigido por el conservador David Cameron celebró este jueves su primer consejo de ministros en Downing Street y decidió una rebaja del 5% del sueldo de sus miembros para mostrar su determinación en la lucha contra el déficit público.
Cinco ministros liberal demócratas, encabezados por su líder y viceprimer ministro Nick Clegg, compartieron mesa con 18 conservadores -entre ellos sólo tres mujeres- en la primera reunión de una coalición inédita desde la Segunda Guerra Mundial.
Cuando persisten dudas sobre la arriesgada apuesta de Cameron y Clegg, los dos líderes reafirmaron su “compromiso de trabajar juntos” en esta primera toma de contacto que duró cerca de una hora y media y fue calificado de “excelente” y “constructiva” por varios de los participantes.
“Fue una reunión de gabinete muy constructiva. Hablamos de economía y de la situación en Afganistán, y estamos trabajando increíblemente bien como equipo”, declaró el nuevo ministro de Finanzas, George Osborne, a la salida.
Según Downing Street, Osborne subrayó ante sus colegas la urgencia de luchar contra el colosal déficit público británico y la necesidad de reformar el sistema bancario, ámbito en el que trabajará con el ministro de Empresa Vince Cable, considerado el liberal demócrata menos cómodo de la alianza.
En la primera medida para reducir el gasto público, el gobierno acordó una bajada del 5% de los sueldos de los ministros en relación con la administración laborista anterior y una congelación de los mismos durante toda la legislatura.
Tras esta rebaja, Cameron cobrará 142.500 libras anuales, 7.500 menos que lo que recibía Gordon Brown cuando renunció el pasado miércoles.
Cameron espera ahorrar 300.000 libras este año -y un total de 3 millones en la legislatura-, una ínfima parte de los 6.000 millones (8.850 millones de dólares, 7.000 millones de euros) que espera recortar en este ejercicio, y que detallará en un presupuesto de emergencia antes del 30 de junio.
Para que sus ministros se centren en el trabajo, Cameron prohibió también llevar teléfonos móviles y Blackberrys a las reuniones del gabinete.
Interrogado al salir por los periodistas sobre si la reunión había servido para sepultar viejas rencillas, el ministro de Educación, Michael Gove, respondió: “No hay ningún hacha de la guerra que enterrar. Hicimos un gran acuerdo y el gabinete ha trabajado muy bien conjuntamente”.
Es el mismo optimismo que trataron de transmitir con una aparente gran complicidad Cameron y Clegg el miércoles en su primera rueda de prensa conjunta en los jardines de Downing Street, donde aseguraron que su coalición “durará” porque las dos partes están unidas por “un programa común y una resolución común para abordar los retos que enfrenta el país”.
La prensa británica, que ironizó este jueves sobre “El Show de Dave y Nick”, señalando que pareció más una boda que el lanzamiento de una coalición, advirtió también sobre los riesgos de este matrimonio de conveniencia, fruto de numerosas concesiones mutuas, cuando pase la luna de miel.
“La boda veraniega fue feliz”, afirmó el Guardian, “pero las pruebas del matrimonio acaban sólo de empezar”.
Según la principal corresponsal política de la BBC, sin embargo, se ha recomendado a los ministros que mantengan sus eventuales diferencias en privado y se les ha dicho que se establecerá un comité, presidido por Cameron y Clegg, para arbitrar en caso de conflicto.
Tras el acuerdo del martes, que puso fin a cinco días de incertidumbre creada por la victoria conservadora pero sin la mayoría necesaria para gobernar en solitario, los nuevos diputados empezarán a jurar sus cargos el martes.
Una semana después, el 25 de mayo, la reina Isabel II inaugurará la sesión parlamentaria en una ceremonia solemne en la que leerá el programa del gobierno que puso fin a 13 años de laborismo.