Los castigos físicos reiterados a niños de 3 años frecuentemente llevan a que sean agresivos a la edad de 5, según un estudio reciente.
Los resultados refuerzan las conclusiones de anteriores investigaciones de que los niños que son castigados físicamente tienen cociente intelectual más bajo y que los castigos frecuentes están ligados a ansiedad y problemas de conducta y mayores riesgos de conducta criminal o violenta, depresión y consumo excesivo de alcohol.
Los investigadores investigaron a 2.500 madres en distintos puntos de Estados Unidos.
Casi la mitad dijo que no había castigado físicamente a sus hijos de tres años durante los últimos 30 días, mientras que 27,9% admitió que lo había hecho en una o dos oportunidades y 26,5% más de dos veces.
Dos años más tarde, las madres que habían castigado a sus hijos con más frecuencia, reportaron mayores niveles de agresión, tales como gritar, pelear, destruir cosas, crueldad o agresividad hacia otros, en sus hijos de cinco años.
Los resultados se confirmaron incluso en los casos en los que los investigadores tuvieron en cuenta factores potencialmente confusos como la existencia de agresividad en la familia y padres con problemas de estrés, depresión y uso de drogas o alcohol.
“Hay formas efectivas de disciplinar a los niños que no incluyen golpearlos y que realmente pueden reducir el riesgo de que sean más agresivos”, dijo la directora del estudio, Catherine Taylor de la facultad de medicina de la universidad Tulane.
“La buena noticia es que los padres no deben confiar en los castigos para obtener los resultados buscados”, dijo Taylor en un comunicado.
“Si evitan golpearlos y usan en cambio métodos efectivos, no físicos de disciplina, sus hijos tienen mayores posibilidades de ser más saludables, y de comportarse mejor”, agregó.
La Academia estadounidense de pediatría se opone enérgicamente a los castigos físicos a los niños por la causa que sea y recomienda las penitencias, suspender privilegios y medidas lógicas como retirarles los juguetes por el resto del día si el niño no los recoge, por ejemplo.
El estudio, que será publicado en la edición de mayo de la revista Pediatrics, fue dado a conocer el lunes.