Al dejar por estos días sus cargos en el gobierno, varias autoridades de La Moneda han asegurado que paulatinamente retorna la normalidad en la zona del terremoto, algo que miles de personas no logran comprender cuando todavía no tienen agua potable ni un lugar donde vivir.
Con más de 60.000 hogares gravemente afectados en su estructura, caminos aún cortados, importantes industrias paralizadas y 20.000 empleos en peligro, no es posible hablar de la más mínima normalidad.
Es cierto que ya podemos hacer compras en supermercados, cargar bencina y después de varias horas de espera retirar dinero de cajeros y realizar trámites bancarios.
La reanudación de servicios comenzó a hacerse en los 10 días posteriores al terremoto, pero todavía queda mucho para que los habitantes de esta zona comencemos a sentir que viven nuevamente en normalidad.
80.000 residentes de San Pedro de la Paz están demorando hasta 2 horas para cruzar el río Bío-Bío en dirección a Concepción, y es prioridad para el MOP construir un nuevo puente que costaría 40.000 millones de pesos.
La siderúrgica Huachipato paralizada 3 meses, con 2.400 personas que trabajan directamente y otras miles de empresas asociadas, industrias pesqueras arrasadas por el tsunami, dan a Talcahuano un panorama de lenta y difícil reconstrucción.
La realidad las autoridades la conocen, tienen en sus manos los números que reflejan lo que le pasa a cada persona, de cada grupo familiar, de cada comuna.
Por eso es chocante que hablen de retorno a la normalidad cuando más de 100.000 personas siguen sin una gota de agua en Hualpén y Talcahuano, cuando miles se levantan cada día y ya no tienen un lugar donde trabajar, cuando todavía cientos de familias aseguran no haber recibido ni un gramo de la ayuda que destinó el gobierno.