Los representantes de unos cien países insistieron en la necesidad de lograr progresos en la lucha contra el calentamiento climático, en la primera gran reunión de ministros de Medio Ambiente tras el fracaso de la cumbre de Copenhague.
“Todos se sintieron decepcionados por (los resultados de la conferencia de) Copenhague, pero todos quieren seguir adelante”, resumió Yvo de Boer, el secretario ejecutivo de la Convención sobre el Clima de las Naciones Unidas, en Nusa Dua, en la isla indonesia de Bali.
Para el ministro francés de Medio Ambiente, Jean-Louis Borloo, esto significa que “hay que entrar en lo concreto, en la verdadera vida”. De todas formas, “no tenemos alternativa: el statu quo no corresponde a lo que está en juego en el siglo XXI”, agregó.
Para esto, será necesario aplicar las decisiones concretas adoptadas en los últimos años, hasta la conferencia de Copenhague.
Este es el caso, por ejemplo, de REDD, el mecanismo de crédito para la reducción de las emisiones de carbono forestal, pues la deforestación es uno de los principales factores del calentamiento climático en los países del Sur.
Una conferencia reunirá el 11 de marzo en París a los principales países forestales, como Brasil, la República Democrática del Congo e Indonesia, y a los donantes. “Se trata de la primera aplicación posterior a Copenhague. Nosotros disponemos de 3.500 millones de dólares”, señaló Borloo.
El desembolso de unos 30.000 millones de dólares prometidos por los países desarrollados, solicitado por los países del sur, choca con la falta de un acuerdo en Copenhague que incluya una obligación legal sobre la reducción de las emisiones de CO2.
El director general de Medio Ambiente en la Comisión Europea, Karl Falkenberg, reconoció en Bali que será “muy difícil” concretar esta ayuda “si la comunidad internacional no puede llegar a un acuerdo” sobre esta cuestión, en particular con China o India.
Por lo tanto, se realizarán numerosas reuniones en los próximos meses hasta la conferencia siguiente, prevista en Cancún (México) del 29 de noviembre al 10 de diciembre.
Sin embargo, el proceso “debe ser más transparente y más global” que antes de Copenhague, pidió Boer, quien decidió abandonar su estratégico puesto en julio.
El proceso de negociación bajo la égida de la ONU fue muy criticado por su lentitud luego de la cumbre de diciembre, donde un acuerdo mínimo fue concluido por menos de 30 países de los 192 presentes.
Dicho acuerdo fija como objetivo limitar a dos grados el incremento promedio de la temperatura del planeta, pero es muy evasivo sobre la forma de lograrlo.
Al mismo tiempo, será necesario “restaurar la confianza”, pidió el ministro indonesio de Relaciones Exteriores, Marty Natalegawa.
Esta confianza se vio afectada fundamentalmente por los problemas del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre la Evolución del Clima (GIEC), criticado por sus métodos después de reconocer que había cometido un “lamentable error” al afirmar que los glaciares del Himalaya “podrían desaparecer hacia 2035, o incluso antes”.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, exhortó a los participantes en el foro de Bali a ignorar “las tesis de los escépticos del calentamiento” que tratan de hacer fracasar las negociaciones”.