Dormir una siesta no sólo renueva el cerebro sino que también mejora las habilidades mentales, según un estudio revelado en la conferencia anual de la Asociación estadounidense para el avance de la ciencia (AAAS), celebrada el fin de semana en San Diego, California.
“El sueño tiene efectos reparadores tras un prolongado período de vigilia, pero también aumenta las capacidades neurocognitivas en comparación con las que existían antes de dormir”, dijo el domingo Matthew Walker, profesor de psicología de la Universidad de Berkeley y principal autor de estos estudios.
Para esta investigación fueron examinados 39 adultos jóvenes divididos en dos grupos, uno de los cuales durmió no una siesta y el otro no.
Al mediodía, todos los participantes fueron sometidos a ejercicios mentales dirigidos principalmente a activar el hipocampo, una región del cerebro que ayuda a almacenar la información. Ambos grupos tuvieron un rendimiento similar.
A las 14h00, el grupo seleccionado para la siesta se fue a dormir durante 90 minutos, mientras que los otros se mantuvieron despiertos.
Más tarde en el día, a las 18h00, todos los participantes del estudio se sometieron nuevamente a una serie de ejercicios mentales en los que debieron memorizar información.
Los que se quedaron despiertos todo el día bajaron su rendimiento en comparación con los ejercicios anteriores. En tanto, los participantes que habían dormido la siesta rindieron notablemente más e incluso mejoraron sus habilidades, señalaron los investigadores.
Estos resultados apoyan la hipótesis de que el sueño es necesario para borrar la memoria a corto plazo en el cerebro y hacer espacio para la nueva información, dijo Walker.
Desde 2007, los psicólogos y otros investigadores que trabajan sobre el sueño han demostrado que las informaciones factuales se almacenan temporalmente en el hipocampo, antes de transferirse a la corteza prefrontal del cerebro, que tiene una mayor capacidad de memoria. Y esta transferencia parece ocurrir al dormir y durante una fase específica del sueño.
Electroencefalogramas que miden la actividad eléctrica del cerebro indican que esta renovación de la capacidad de memoria del cerebro se produce durante una fase específica del sueño ligero (llamada Fase 2 no-REM), que se encuentra entre la fase de sueño profundo (REM) y la marcada por movimientos rápidos de los ojos.