A pesar de un inesperado aumento del tráfico, las compañías aéreas asiáticas siguen atravesando turbulencias a raíz de una coyuntura muy complicada, tal como lo muestra la crítica situación de Japan Airlines (JAL), al borde de la quiebra, indicaron analistas.
“Hay señales que muestran una tímida reactivación de la demanda tanto del tráfico de pasajeros como de carga en los últimos meses. Sin embargo, el rendimiento por pasajero sigue siendo bajo y el combustible es caro otra vez, con un barril de petróleo en torno de los 80 dólares”, dijo el director general de la Asociación de las Compañías de Asia-Pacífico (AAPA), Andrew Herdman.
En forma global, el sector aéreo perdería 5.600 millones de dólares este año, prevé la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA).
Pese a una mejora más rápida que en otras partes del mundo, las compañías Asia-Pacífico deberían perder 700 millones en 2010. El año pasado sufrieron pérdidas por 3.400 millones de dólares.
La principal víctima de esta situación es Japan Airlines (JAL), fundada en 1951 como una compañía pública y convertida con el tiempo en la primera aerolínea de Asia en términos de facturación.
JAL se encuentra actualmente al borde la quiebra a raíz de las deudas que ha contraido y será objeto de una reestructuración draconiana por parte de un organismo semipúblico encargado de salvar a las empresas en situación terminal.
Oficialmente no han trascendido detalles de ese plan, aunque la prensa japonesa adelantó que incluiría 15.600 supresiones de empleos en tres años, es decir el 30% de los efectivos de la compañía, inyecciones masivas de capitales públicos y préstamos de emergencia.
“JAL tiene dificultades desde hace mucho tiempo”, subrayó el analista Shukor Yusof, de Standard and Poor’s Equity Research, para quien la situación no es endémica.
Sin embargo, el Centro de Análisis de la Aviación Asia-Pacífico, con sede en Sídney, subraya que varias grandes compañías, como China Eastern Airlines, Air India, Garuda Indonesia, Thai Airways y Malaysia Airlines, necesitan la ayuda pública para seguir volando.
De su lado, Singapore Airlines registró pérdidas por primera vez en su historia en el segundo trimestre de 2009 y postergó un pedido de ocho Airbus A380.
La compañía australiana Qantas vio como sus ganancias se desplomaban, al igual que la aerolínea de Hong Kong, Cathay Pacific.
Para explicar estas dificultades, Yusof enumera el precio del combustible otra vez en alza, cuestiones estructurales de ciertas compañías y los excesos de costos vinculados con la reforzamiento de la seguridad tras el fallido atentado en un avión norteamericano entre Amsterdam y Detroit.
Las únicas que parecen salir ilesas de la actual coyuntura son las cerca de 45 aerolíneas de bajo coste presentes en Asia.