La sequía en algunas regiones y las inundaciones en otras, sumadas a fuertes canículas, serán recurrentes en Europa debido al cambio climático y podrían provocar graves catástrofes de aquí al año 2050, según especialistas de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEE).
Aunque esté mejor preparada que otras regiones para hacerle frente, Europa se equivoca si piensa que está a resguardo del cambio climático, sobre todo teniendo en cuenta que ha registrado un calentamiento mayor al promedio mundial, indicaron.
“El calentamiento en Europa en el último siglo fue de 1,1 grados centígrados, con picos de hasta 6 grados en el Artico, contra un promedio mundial de 0,8 grados”, señaló Jacqueline McGlade, directora de la AEE.
De Groenlandia a Grecia, el alza de las temperaturas será especialmente notable en Europa del Sur, Finlandia y en el centro del continente, indicó.
La canícula del 2003, que provocó la muerte de 70.000 personas, en su mayoría ancianos, es una muestra de los futuros veranos, insisten los científicos. Un verano de cada dos podría registrar una canícula, señalan.
Hacia el año 2050 se perfila una Europa cortada en dos, por un lado un sur mediterráneo deshidratado, con zonas en vías de desertificación, y por el otro un norte sometido a lluvias más intensas en invierno, a menudo sumergida por las inundaciones, indicó un informe de la AEE publicado en abril pasado.
El verano del año 2008 ilustró ese contraste: sequía prolongada en España e inundaciones catastróficas en Gran Bretaña.
El agua será una preocupación para todos los países europeos, y varios de ellos -Chipre, España, Italia, Bélgica, Bulgaria y Gran Bretaña- ya padecen graves problemas hídricos.
“El cambio climático va a exacerbar la presión en las regiones que ya tienen dificultades”, explicó André Jol, autor del informe de la AEE.
El continente europeo vive por encima de sus recursos y tendrá que reducir el consumo de agua “tanto en la agricultura como en el hogar”, agregó Jol.
Los Alpes, “torre de agua de Europa”, que aporta 40% del agua dulce, se calienta casi dos veces más rápido que el promedio mundial (+1,48 grados centígrados en un siglo). Dos grados más condenarían al cierre a un tercio de las estaciones de esquí.
“El caudal de los ríos va a cambiar totalmente. En la primavera será muy potente con riesgos de inundaciones importantes en Alemania y Holanda, pero en verano habrá menos agua para todos, la región de Viena tendrá penuria de agua en el futuro”, comentó Jol.
En Europa de sur, donde la agricultura consume 60% del agua, incluso 80% en algunas localidades, la penuria podría provocar bajas espectaculares del rendimiento agrícola.
“Si no se puede aportar mucha agua” está en peligro “el cultivo de trigo en las zonas costeras del Mediterráneo”, advirtió Stéphane Hallegatte, investigador del Instituto de Prospectiva del Mundo Mediterráneo (IPEMED).
La subida del nivel de los oceános, que podría ser de 0,7 a 1 metro, es otra preocupación ya que en el perímetro mediterráneo la mitad de la población vive en las costas.
Tres regiones son las más vulnerables: Holanda y las costas del Mar del Norte, Londres y un arco que va de Barcelona a Marsella, donde la erosión fragiliza aún más el litoral, señaló McGlade.
“Habrá que repensar el uso de las costas. En algunos casos habrá que explicarle a las personas que viven allí que tendrán que irse”, explicó McGlade.