La anunciada fusión de British Airways (BA) e Iberia, prevista de aquí a finales de 2010, será un importante capítulo en la reconfiguración del paisaje aéreo en Europa, que comenzó en 2004 con la unión de Air France y de la holandesa KLM.
“Actualmente, las compañías aéreas de tamaño medio tienen cada vez menos posibilidades de sobrevivir, por lo que están obligadas a aliarse con otras más grandes que ellas. Es el caso de Iberia con British Airways”, destaca un analista, que pidió el anonimato.
Por un lado, esas compañías medias tienen que competir con las aerolíneas de bajo coste, que proponen tarifas muy atractivas para vuelos cortos. Por otro lado tienen que enfrentarse a las más grandes, como Air France-KLM o Lufthansa, líderes europeos, que poseen una potente oferta con sus plataformas aeroportuarias.
La situación no ha mejorado con la crisis económica. El tráfico aéreo se ha reducido mucho desde el inicio de ésta en septiembre de 2008, y los pasajeros más lucrativos, los empresarios que viajan en clase business, han recortado sus desplazamientos.
Además, el alza del petróleo casi continua desde comienzos de 2009 ha puesto en dificultades las finanzas de las compañías.
Desde hace años los profesionales esperan una reconfiguración del sector aéreo, aún muy fragmentado en comparación con otras industrias como la automovilística.
Antaño, los gobiernos eran reticentes a dejar desaparecer o entregar en manos extranjeras aerolíneas nacionales. Sin embargo, facilitaron los movimientos emprendiendo la privatización de estas compañías, como fue el caso de la misma Iberia en 2001 o Air France en los años 1990.