En marzo de 2007 Julio Cabrera Estrada realizaba faenas para la empresa San Vicente Internacional, concretamente un embarque de contenedores.

En una de las maniobras el operario optó por quedarse arriba de uno de los contenedores mientras otro trabajador se acercaba en un tracto camión para movilizar el cargamento.

Este último funcionario lo hizo a exceso de velocidad y golpeó el contenedor lanzando a Julio Cabrera al suelo desde una considerable altura, provocándole lesiones de gravedad que obligaron a internarlo en un centro asistencial para su recuperación.

El afectado demandó a la empresa San Vicente Internacional, indicando que no se tomaron las medidas de seguridad necesarias para evitar el accidente.

Durante la investigación se constató que el trabajador se expuso imprudentemente al daño porque no cumplió con las instrucciones que se le dieron y porque el mismo reconoció que no bajo del contenedor para ahorrar tiempo.

Pese a esta confesión del operario, la Corte de Apelaciones de Concepción de todos modos ordenó a la empresa portuaria a pagarle una indemnización de cinco millones de pesos al trabajador, porque pese a su actitud osada,
el accidente también se debió a una desprolija operación de los supervisores.