Tensos días de hermetismo se vivieron en la Clínica de la Universidad Católica, luego que controles internos de la institución detectaran un fraude que llega a los 600 millones de pesos en el Departamento de Remuneraciones.
Los responsables son el ex encargado, Exequiel Marín Reyes, y su ayudante, Marco Ravello Díaz, quienes inflaban sus sueldos equivalentes a 670 y 400 mil pesos respectivamente, desde el año 2006, sin que nadie lo notara debido a su comportamiento austero y a las buenas relaciones que mantenían con el resto del personal.
El gerente general de la clínica, Enrique Mena, repudió enérgicamente lo ocurrido, y dijo que impulsarán todas las acciones para obtener las más severas sanciones a los responsables con el fin de recuperar el patrimonio perdido.
Tras conocer el hecho, la clínica puso una querella criminal, lo que derivó en una investigación a cargo de la fiscal centro norte, Ximena Chong, quien determinó la detención de los funcionarios, los que fueron aprehendidos en su lugar de trabajo.
La posibilidad de que haya otros implicados en el ilícito no fue descartada por el abogado de la clínica, Miguel Viveros, lo que sería contemplado dentro de la investigación.
Según el gerente, no se detectaron descuentos o movimientos que puedan afectar a otros empleados de la clínica, por lo que el fraude no afectará el normal funcionamiento del centro de salud.
Luego de ser formalizados, los imputados quedaron con medidas cautelares. En el caso de Marín, deberá cumplir reclusión domiciliaria, durante los 100 días que dure la investigación, según la orden del Séptimo Juzgado de Garantía de Santiago.