Afganistán se preparaba este lunes para conocer los primeros resultados parciales de una controvertida elección presidencial marcada por las denuncias de irregularidades y de la que el presidente saliente Hamid Karzai y su principal rival ya se autoproclamaron vencedores.
La Comisión Electoral Afgana anunció que revelará el martes los primeros resultados parciales de los comicios presidenciales del jueves pasado.
Desde el día siguiente de las elecciones los equipos de campaña de Karzai y de su ex ministro de Relaciones Exteriores, Abdulá Abdulá, dicen encabezar la segunda elección presidencial de la historia de Afganistán, basándose en las informaciones suministradas por sus observadores en el terreno.
La pugna verbal comenzó desde ese día cuando Abdulá acusó al equipo de Karzai de fraudes masivos y el presidente se hace el desentendido preconizando “la paz y la unidad” en las cenas oficiales.
Muchas miradas están enfocadas hacia Abdulá, instalado en una posición de serio retador tras una campaña dinámica, quien podría convertirse en protagonista siguiendo dos posibles esquemas.
El primero es una victoria de Karzai en la primera vuelta con, para Abdulá, un resultado honorable que lo instalará como principal opositor y lo convertirá en un hombre muy cortejado, dejándole una opción para la próxima presidencial.
La otra hipótesis es una segunda vuelta entre los 2 hombres con, según varias fuentes diplomáticas y expertos, el riesgo de una derrota más aplastante para Abdulá, que podría en consecuencia no querer correr ese riesgo.
Las acusaciones de fraudes masivos, la gran abstención y la falta de observadores en algunas regiones hacen dudar de la credibilidad de las elecciones, reforzando según algunas fuentes la hipótesis de una solución amigable.
Abdulá ya había denunciado varias veces estos últimos días la existencia de fraudes en Kandahar, la gran ciudad del sur donde el hermano del presidente, Ahmad Wali Karzai, es el jefe muy influyente del consejo provincial. (AFP)
El ex canciller afgano afirma desde el viernes ser el vencedor de las elecciones, al igual que hizo el equipo de Karzai horas después de finalizado el voto.
Sin embargo, Abdulá dice confiar mucho en el proceso electoral, mientras espera los resultados de la investigación de las presuntas irregularidades.
Oficialmente los dos campos niegan toda negociación. El portavoz de la campaña de Karzai, Waheed Omar, dijo: “Abdulá fue nombrado jefe de la Jirga de la paz regional” el año pasado (una asamblea que reúne a los jefes tribales afganos y paquistaníes que busca una solución al conflicto) “por un decreto presidencial, y como oficialmente no ha renunciado a ese cargo, sigue lógicamente en función”.
El bando de Abdulá es más virulento: trabajar en un futuro gobierno Karzai sería “una pérdida de tiempo y participar en un gobierno corrupto”, según el portavoz de campaña Sayed Aqa Fazil Sancharaki.
Este último niega que Karzai le haya propuesto un cargo a Abdulá, pero entre bambalinas “las negociaciones avanzan para que Abdulá acepte una derrota en la primera vuelta”, explica un diplomático occidental.
La segunda vuelta, de celebrarse, tendría lugar a principios de octubre.