Tras finalizar su rutina en el Festival de Viña con un éxito rotundo que le valieron dos Gaviotas, de Plata y Oro, el comediante Luis Slimming habló con la prensa para entregar sus primeras impresiones.
Junto con reconocer que le emocionó mucho el momento en que le entregaron los premios, contó también que Dino Gordillo y Álvaro Salas -ambos con experiencias exitosas en la Quinta Vergara- le enviaron mensajes de apoyo antes de su show.
“Ambos me escribieron, Dino Gordillo me mandó un audio deseándome mucha suerte y con Álvaro Salas cuando lo entrevisté logramos tener…no una amistad, pero me escribe recurrentemente”, expresó. “La influencia de ellos para mí es desde chico”, indicó.
En la ocasión también reveló que lo invitaron a participar en la edición del año pasado del Festival de Viña, pero quiso disfrutar su éxito en Olmué y no arriesgarse. “Porque imagínate me hubiese pegado un ‘guatazo’, habría sido sólo un mes de gloria”, añadió.
“Fue tranquilizador entrar a un público receptivo”
Dijo también que había aprendido de todos los humoristas con que trabajó -tales como Pedro Ruminot, Fabrizio Copano, Edo Caroe, Stefan Kramer, hasta Claudio Reyes, entre otros-, lo que le ayudó a determinar qué cosas funcionan y cuáles no.
En este sentido, optó por una rutina con chistes cortos.
“El chiste corto tiene eso de que si no funciona después viene otro, en cambio, la historia larga requiere atención, requiere concentración. Es difícil cortarla hasta ahí, tienes que terminarla. Y si la gente no rió desde el principio, es difícil que ría hasta el final”, comentó.
En este sentido, dijo que esto le jugó en contra ayer a su colega Javiera Contador, quien además se enfrentó a un público difícil.
“Ser un contador de historias requiere mucho talento porque debes tener la atención de la gente todo el rato… Anoche con Javiera, era imposible contar una historia por el nervio, por la pifia, y por eso yo hago trampa, y hago el chiste cortito”, manifestó.
“Ayer el público era otra cosa, el show que se mandó Andrea Bocelli era una cuestión inaudita. En cambio, cuando yo ahora entré, el público estaba en silencio sin desmerecer a Maná en lo absoluto, sino que el público estaba satisfecho con lo que hizo Maná y dijo ‘vamos a escuchar al siguiente"”, sentenció.
“Para mí fue mucho más tranquilizador entrar en un público receptivo. Si hubiese entrado con pifias no habría sabido qué hacer”, puntualizó el comediante.