Señor Director:
Este lunes 8 de marzo conmemoramos un nuevo Día Internacional de la Mujer. Y si bien la fecha ya está incorporada en la memoria colectiva, no debe quedar solo como una marca más en el calendario, como si fuera un feriado. Los desafíos que quedan por delante en derechos de la mujer, reproducción e igualdad de oportunidades, son urgentes, y la elección de constituyentes del próximo 11 de abril, se convierte en un día aún más relevante.
De acuerdo con los postulados de Naciones Unidas, el Estado chileno avala los derechos sexuales y reproductivos como derechos humanos. Sin embargo, como Asociación Chilena de Protección de la Familia, consideramos que no se han implementado los mecanismos mínimos para la correcta difusión y protección de los mismos. Los esfuerzos del sector salud, educación y justicia han sido insuficientes para sentar las bases que posibiliten el libre ejercicio de estos derechos, como tampoco se ha garantizado el acceso a los servicios integrados necesarios para el cuidado de la salud sexual y reproductiva de la población.
Los derechos sexuales y reproductivos permiten a todas las personas ejercer plenamente su sexualidad como fuente de desarrollo personal, y para ello se debe contar con la información, medios y servicios que lo permitan. En Chile, sin embargo, los derechos de las mujeres se han visto vulnerados desde siempre, y el derecho a una sexualidad libre e informada, no ha sido la excepción.
Es por todo lo anterior que incorporar la consagración de estos derechos en el texto constitucional es fundamental. El feminismo, entendido no como un opuesto al machismo, sino como la legítima reivindicación de derechos básicos históricamente postergados, debe estar presente en la nueva carta magna sí o sí.