No viajó al Bío Bío. Agustín Squella se quedó en su estudio, desde el cual de forma telemática asistió a las sesiones del Pleno de la Convención Constitucional. Desde allí, el constituyente por el distrito 7 concedió esta entrevista, en la cual opinó respecto del momento político que vive el país luego de las elecciones del pasado domingo.
— ¿Cuáles son sus impresiones respecto al resultado de la primera vuelta electoral que acabó con una votación del 27,91% para el candidato Kast y un 25,83% para Gabriel Boric?
“Siento gran admiración por los analistas que ya la misma noche del domingo tenían alguna interpretación de lo ocurrido electoralmente el domingo, y que manifestaban con gran seguridad. A mí me ocurrió que hechos electorales tan confusos me sumieron hasta hoy en lo que sería natural esperar de hechos de ese tipo: confusión”.
“Pero su pregunta es por mis “impresiones”. Y una de ellas es que desde ningún acto eleccionario pueden hacerse proyecciones muy confiables. ¿Quién iba a pensar que luego de las pasadas elecciones de mayo alguien como Kast iba a estar en la segunda vuelta? ¿Y qué pasa con ese 53 por ciento de ciudadanos que ni siquiera se acercaron a votar y manifestar alguna preferencia? Este país se está poniendo muy raro: protesta por todo, pero la mayoría se queda en la casa en las votaciones importantes”.
— ¿Es una sorpresa para usted que Franco Parisi haya obtenido un 12,80%, un respaldo superior al obtenido tanto por Sebastián Sichel como Yasna Provoste? ¿Está en la Convención representado este grupo de votantes?
“Es una total sorpresa. Y negativa, por cierto. Se trata del candidato populista por excelencia. Bueno, todos los son un poco, pero este se lleva las palmas. No conozco personalmente a nadie que haya votado por él, e ignoro si en la Convención tiene algún partidario”.
— ¿Ha cambiado el ánimo dentro de la Convención una vez se supieron estos resultados? ¿Existía, quizás, un exceso de confianza de un buen resultado de la izquierda y centroizquierda, considerando la votación del plebiscito de entrada y la elección de convencionales constituyentes?
“No he estado presencialmente con mis compañeros de Convención en estos días, e ignoro qué ánimo hay entre ellos. Yo imagino que habrá mucha sorpresa y posiblemente confusión, porque los resultados electorales de mayo emborracharon a algunos que hoy podrían estar sufriendo una fuerte resaca. Nada es peor en la política que creer que se ha clavado la rueda de la fortuna”.
— ¿Cómo tomó la declaración que sacó la Mesa de la Convención Constitucional respecto a las elecciones?
“Me pareció muy bien, de fondo y forma. Ese es el tono que tiene que adoptar la Mesa y no abanderarse con ninguno de los dos candidatos que quedaron en competencia. Es más: pienso que los convencionales, sin perjuicio de poder expresar nuestra preferencia individual al respecto, no deberíamos involucrarnos activamente en la campaña ni de Boric, ni de Kast. Diría que eso es lo que la mayor parte de la ciudadanía espera de nosotros”.
— ¿Tiene la Convención Constitucional algún tipo de responsabilidad respecto al triunfo de Kast en esta primera vuelta, como lo han advertido constituyentes y analistas?
“No creo que la tenga, o, si la tuviera, muy baja. Es difícil seguir el marcapasos electoral de un país en el que vota una minoría que anda luego a los bandazos, de aquí para allá, desorientada. O quizás hastiada de la crisis que vivimos, con pandemia incluida”.
— ¿Está usted de acuerdo con un posible cambio de rumbo o de foco del trabajo constitucional, considerando un posible triunfo de un candidato que apoyaba el Rechazo a la nueva carta magna y a la Convención?
“Sería lamentable algo así. Tenemos a nuestro cargo proponer una constitución para el futuro del país, por lo menos para algunas décadas más, y resultaría fatal que la contingencia nos moviera hacia un lado u otro de manera oportunista y según las preferencias electorales que cada uno de nosotros tenga. Nuestro trabajo tiene que cumplirse dentro de un plazo máximo ya fijado y con entera independencia de quien sea el próximo Presidente, sobre el cual existirá la misma obligación que para el actual: prestar apoyo logístico a la Convención y trabajar en armonía con ella. Así como la Convención tiene un deber, el gobierno, tanto actual como futuro y cualquiera sea su signo, tiene la obligación que ya señalé, así su cabeza haya votado Apruebo o Rechazo”.
— ¿La Convención corre el riesgo de no acabar con un nuevo texto aprobado si es que un candidato sale electo? De ser así, ¿con cuál de los dos?
“La Convención tiene el deber de generar un texto que sea aprobado, y tiene el deber de cumplirlo dentro del plazo. Y ese deber no es de los gobiernos. Salvo que ocurriera algo enteramente excepcional, la Convención no podría echar la culpa a nadie, ni al actual ni al futuro gobierno, si no cumple su encargo en tiempo y forma. Es cierto que la edad promedio de la Convención es baja, enhorabuena, pero allí somos todos adultos y es así como tenemos que comportarnos”.
— ¿Considera que hay una actitud de la Convención que ha propiciado una sensación de inestabilidad hacia la sociedad chilena?
“La sociedad chilena está hace tiempo inestable por varias razones. Aunque, claro, a mí me preocupa que la imagen pública de la Convención decayera y perdiera el respaldo que ha tenido. La Convención fue un camino hacia una nueva constitución, así como también fue una ruta que emprender para salir gradual e institucionalmente de una grave crisis política, social y económica”.
“No obstante, hemos protagonizado algunos episodios que han jugado en nuestra contra, aunque han estado focalizados en determinados constituyentes o colectivos dentro de la Convención. No creo que al país le haya parecido bien que hayamos estado discutiendo si decir sí o no al quórum de dos tercios para aprobar normas constitucionales, en circunstancias de que ese quórum se encontraba prefijado, nos guste o no. Y la Convención tampoco tenía competencia para cambiarlo. Una Convención Constitucional que espera entregar al país una nueva constitución para que esta sea cumplida y aplicada no puede pensar en saltarse las reglas que a ella la rigen en ese trabajo”.
— En todo esto, ¿Influyen los plazos autoimpuestos por la Convención en su cronograma? El 18 de octubre iniciaba la discusión de fondo, pero recién en febrero se aprobarán las primeras normas. Junto con eso, más de un constituyente considera prórrogas, al menos hasta antes de conocerse los resultados de la primera vuelta. ¿Cómo toma la ciudadanía esto?
“Me parece muy mal que teniendo casi nueve meses por delante estemos sugiriendo que ese tiempo es poco y que necesitaríamos de un plazo mayor para cumplir nuestro encargo. Tenemos un cronograma ajustado, es cierto, pero tenemos también el deber de cumplirlo, de apurar el tranco. No nos puede pasar lo que le pasa a las empresas que se hacen cargo de las grandes obras públicas del país: no cumplir con el plazo de entrega y pedir prórroga. Y conste que la nueva constitución es más importante que una obra pública cualquiera. El deber de la Convención es triple: proponer al país una Constitución, aprobar sus normas por dos tercios, y hacer todo eso dentro de un plazo máximo que está corriendo aceleradamente”.
“Si tuviéramos que sacrificar a partir de cierto momento las semanas territoriales que una vez por mes tenemos los constituyentes, pues habría que hacerlo en beneficio de ajustarnos a nuestros plazos. Si no tuviéramos listo el proyecto de nueva Constitución dentro del plazo, el país no va a aceptar la excusas de que calculamos mal el tiempo que nos llevaron las semanas territoriales u otras actividades similares”.
— ¿A qué se refiere con “hacer el trabajo sin perder un minuto más”? ¿Está de acuerdo con los dichos que dio el convencional Mauricio Daza a Radio Bío Bío, respecto de que deben comenzar a despachar artículos de la nueva carta magna dentro del “corto plazo”, o los próximos días?
“Estoy de acuerdo con los dichos de Mauricio Daza. Estamos contra el tiempo. Debemos privilegiar el trabajo de presentación, debate y aprobación de normas constitucionales, y condicionar a eso futuras salidas territoriales de la Convención y sus comisiones y semanas territoriales”.
— ¿Debe la Convención seguir haciendo señales a los llamados “presos políticos de la revuelta”?
“Ese es un asunto delicado, sensible, pero está en manos del Poder Judicial y del Congreso Nacional, no de la Convención. Si esta exige autonomía respecto de su trabajo, tiene que respetar también la que tienen esos dos poderes del Estado”.
— ¿Qué espera del trabajo constituyente durante los meses que quedan?
“Hacer el trabajo sin perder un minuto más. Si no lo hiciéramos sería no el fracaso de la Convención, sino del país. Somos representantes y tenemos que comportarnos como tales. Para nosotros, la nueva constitución será un punto de llegada, puesto que nos disolveremos una vez que hagamos entrega de ella. Pero para el país, esa nueva constitución será un punto de partida a ser aplicado y desarrollado por futuros gobiernos, legisladores y jueces. El camino es largo, y los que estamos a cargo de esta fase no podemos fallar”.
— Por último: muchas figuras de la Concertación están extendiendo apoyos a Boric. Sin ir más lejos, Ffrench Davis y el propio Presidente Lagos. ¿Cuál es su candidato para esta segunda vuelta presidencial, respetando el hecho de que su voto es secreto?
“Es natural que figuras progresistas de la exConcertación sientan gran distancia con Kast, y menos distancia con Boric. En cuanto a mí, no diré que estoy en un periodo de reflexión; lo mío es un periodo de confusión. Espero salir pronto de él. Pero de momento, me declaro confundido. Muy confundido”.
— ¿Y esa confusión lo puede llevar a votar por cualquiera de los dos?
“Para mí está claro que nunca podré votar por la derecha. Mi confusión no llega a tanto como para no saber eso. Pero déjenme allí, prisionero de mi confusión. Al menos por el momento”.