El abanderado por la Unión Patriótica expresó en esta entrevista algunas ideas en torno a la Convención Constituyente: considera que el órgano está en el marco de la “cocina del 15 de noviembre” y que el nuevo texto “mantendrá el sistema social imperante”. Asimismo, propone que el país debe adoptar un sistema “antineoliberal, patriótico y popular” y una refundación completa de Carabineros. “Si no soluciona los problemas sociales y las contradicciones profundas en las que se desenvuelve nuestra sociedad, la constitución va a tener una vida muy corta”, presagia.
— ¿Cómo ve usted el desarrollo de la Convención Constitucional?
— “Nosotros desde un inicio hemos propuesto y apoyado una Asamblea Constituyente y no una Convención Constitucional. No es ninguna novedad que esta Convención tiene muchas limitaciones. Y que, por lo demás, esta Convención está hecha en el marco de lo que es el Acuerdo, o cocina, del 15 de noviembre. Que tiene como objetivo fundamental apagar hasta las brasas, las cenizas que quedasen del levantamiento popular de octubre del 2019”.
“Entonces, nosotros vamos a apoyar todo lo que sea más o menos avanzado, que sirva a los trabajadores, que sirva un poco la independencia del país, a la soberanía, recuperar recursos naturales, etcétera. Todo lo que pueda salir de ahí, digamos, de la asamblea en cuanto a los elementos que contenga esta nueva constitución, ¿no?”.
“Pero claramente nosotros tenemos la conciencia de que no va a ser una constitución que va a resolver los gravísimos problemas planteados en nuestra sociedad, y que menos plantee la superación de esta sociedad. Es una constitución para mantener el sistema social imperante. No para superarlo: está limitada. Se da en ese marco”.
— En esa línea, para usted, ¿están todas las partes, grupos o comunidades representadas en la Convención?
— “No, desgraciadamente por la forma de la elección de la Convención. Cuando nosotros hablamos de asamblea constituyente, pedíamos la manera de que los sectores sociales —campesinos, mineros, profesores, intelectuales, etcétera— estuvieran representados como tales. Y en una Convención que es electa con el sistema de voto universal, donde las lucas son las que priman, indiscutiblemente que ha habido mucha maniobra, mucha ingeniería política, mucha distorsión y manipulación de lo que son los intereses de la gente”.
“Entonces, claramente ahí no están representadas por lo menos en términos generales las posiciones más democráticas. Pueden existir algunos compañeros o compañeras, algunos convencionales, que tengan alguna actitud honesta, y que velen por una constitución más avanzada. Pero eso no es lo dominante”.
“Nosotros siempre hemos considerado que la forma de elegir los parlamentarios en nuestro país es una forma que no representa los intereses de las organizaciones sociales”.
— ¿Qué modelo de desarrollo el país debería asumir? ¿Neoliberal, antineoliberal? ¿Y cómo se compatibiliza el desarrollo humano con el crecimiento económico?
— “Para nosotros debe existir crecimiento económico. Pero eso no tiene sentido si no está en beneficio de los habitantes del país, en beneficio de las necesidades de los trabajadores: sacando a la gente de la pobreza, reduciendo los márgenes de desigualdad, evitando las zonas de sacrificio. Terminando con las zonas de castigo, como son ya zonas enteras, poblaciones enteras, donde la droga es la que impera. Nosotros entendemos claramente que este sistema económico lleva en definitiva a la que es la realidad que estamos viviendo. Nosotros proponemos un modelo económico que ponga de ejemplo a los trabajadores del pueblo, que recuperemos los recursos naturales, el cobre, el litio, en fin”.
“Y eso colocarlo al servicio de los trabajadores. Lo mismo sucede con la banca, con otros grandes sectores de la economía, tanto productiva como especulativa incluso, ¿no? Para poder tener un país con un grado de justicia social”.
“También nosotros sostenemos que es de primera importancia terminar con la política que existe de puertas abiertas absoluta hacia la economía exterior. Nosotros pensamos en un sistema económico que facilite o que nos permita a los chilenos ganar ganando: o sea, ganamos nosotros y gana con quien estamos haciendo negocios. Pero nunca más como pasa hoy día, que gana la empresa extranjera, ganan, ganan, ganan; y nosotros perdemos, perdemos y perdemos. Y siempre estamos sujetos en definitiva, a la crisis que tengan los demás afuera, porque no tenemos ninguna capacidad ni siquiera de sostener una industria nacional. Incluso a veces ni siquiera en lo alimentario, lo cual es gravísimo”.
“En definitiva, proponemos un modelo antineoliberal, patriótico y popular. Con una perspectiva socialista”.
— ¿Usted cree que es necesario cambiar el modelo político? ¿Sería partidario de mantener el presidencialismo, un semipresidencialismo, o un parlamentarismo?
— “Nosotros somos partidarios de un sistema social que vaya desde abajo hacia arriba. Que, en definitiva, haya un congreso unicameral. Un parlamento integrado absolutamente con las labores del Ejecutivo. Que no exista esta situación en que aparecen como poderes totalmente antagónicos algunas veces. Y, por otro lado, también en el poder Judicial: consideramos que no puede ser que sean designados políticamente los miembros de la Corte Suprema, por ejemplo. Designados, nombrados o elegidos por el Presidente de la República. Porque si es así, va a haber siempre una justicia de carácter parcial. Nosotros proponemos que claramente sería mucho más democrático que los jueces sean elegidos por el pueblo, y que el pueblo tenga un control sobre ellos”.
“También estamos por un sistema representativo que sea revocable en el mandato de todas las autoridades. Absolutamente de todas, de manera tal que el pueblo, quien elige, tenga la facultad de revocar el mandato a quien salga electo. Si yo salgo electo como Presidente, por ejemplo, y no cumplo con las ideas que llevaron a los electores a darme el voto, la confianza y colocarme en un puesto determinado, que exista el mecanismo adecuado y posible, no uno con letra chica, para que exista la figura revocatoria”.
— Una especie de moción de censura.
— “Absolutamente, pero en la que participe el pueblo, los trabajadores, las organizaciones sociales. Que tengan la capacidad, no solamente de que esto quede en manos del parlamento”.
— Entonces propone un unicameralismo semipresidencial.
— “Indiscutiblemente que tiene que haber un gobierno central. Y claramente tienen que eliminarse una cantidad de facultades que hoy día tiene el Presidente. La figura presidencial debe rebajar su cantidad de atribuciones, y debe tener muchas más atribuciones el órgano más colectivo, que es, en este caso, el parlamento”.
— ¿Está dispuesto en el debate presidencial a reducir el período, tanto presidencial como parlamentario, por única vez, para que se corresponda con los plazos de la nueva constitución?
— “Yo creo que de toda lógica, si existe una nueva constitución, esperamos que sea lo más avanzada posible. Por cierto, si la nueva constitución es una cosa irrelevante y cosmética, no tiene mucho sentido. Pero si existe una nueva constitución con elementos relevantes, debiera reducirse, de manera tal que no se produzca esa dicotomía, y es que tengamos un gobierno que esté electo, así sea el nuestro, sin estar en consonancia con las ideas centrales que deben entrar en la nueva constitución. Es indiscutible que el período tiene que ser una cosa de transición en este momento”.
— Para usted, el plazo de 9 meses a un máximo de 12 meses, ¿es apropiado para redactar una nueva carta magna?
— “No es un problema de plazos, sino que de la participación de la gente. En ese sentido, como Unión Patriótica vamos a impulsar con mucha fuerza, en lo más inmediato, una suerte de interacción con los convencionales y con todos, a partir de las organizaciones sociales. En las cuales, no solamente en definitiva queden las ideas de quienes están redactando y sin protagonismo de la gente. Nosotros entendemos que hay que desarrollar una cantidad enorme de cabildos, encuentros territoriales, sindicales, etcétera, donde se propongan ideas”.
“Por ejemplo: los sindicatos de la división Codelco Andina que están en conflicto en este instante, entre otras cosas le propusieron a la Convención lo importante que es recuperar lo que es el cobre para Chile. La renacionalización del cobre y la industrialización efectiva del mismo. Yo creo que esos son elementos importantes. Es decir, cómo construimos una constitución que tenga una participación realmente popular”.
“No es un problema de tiempo, de si es suficiente este o no, sino que es un problema para nosotros de la posibilidad real de la participación popular”.
— Si usted sale electo, ¿estaría dispuesto a ampliar el plazo y al mismo tiempo inyectar más recursos para el funcionamiento de la Convención?
— “Si eso significa mayor participación, una participación real de las organizaciones vivas de nuestra sociedad, claro que sí”.
— Sobre la regionalización: ¿Qué señales espera de la Convención respecto a este tema?
— “Que termine con el sistema administrativo que tenemos en el país. Un sistema que fue instalado a sangre y fuego por la dictadura militar fascista”.
Y extiende: “Claramente nosotros estamos contra las barbaridades que significa, por ejemplo, que pueblos, o naciones, como la nación mapuche esté dividida administrativamente en tres regiones o un poco más. Eso impide continuidad territorial y, por lo tanto, también impide un proyecto de administración con una cierta capacidad de autogobierno”.
— ¿Su programa de gobierno comulga con el debate de base del proceso constituyente?
— “Sí, nosotros de cualquier manera estamos participando. Desde afuera y desde adentro. Hemos sido los que hemos levantado desde los primeros tiempos la idea de una asamblea constituyente. Por lo tanto, claramente estamos por una nueva constitución”.
“Ahora bien, nosotros pensamos que esta constitución que salga no será muy avanzada, y es un poco más de lo mismo. Va a ser una constitucion de transición, que va a durar un corto plazo, porque va a seguir planteado el tema de la asamblea constituyente”.
“Esto, a diferencia de lo que plantea Atria, lo de que es una casa común para todos, una constitución que podría durar 40 o 50 años, es una fantasía. Esta es una sociedad plagada de contradicciones y de conflictos que van a llevar necesariamente a la superación de lo que hoy día salga de la Convención. Esa constitución que salga de ahí va a tener una vida bastante corta. Una duración breve. Porque si no soluciona los problemas sociales y las contradicciones profundas en las que se desenvuelve nuestra sociedad, la constitución va a tener una vida muy corta”.
— ¿Qué le parece que su firma podría estar en el nuevo texto constitucional?
— “A mi lo que me parece de más preocupación es el carácter que tenga la nueva constitución. La firma, sí, gustosamente si es una constitucion que realmente democratice el país, que alcancemos niveles nuevos y superiores de soberanía, independencia y desarrollo económico independiente. Propio”.
— ¿Es viable en Chile un sistema subsidiario como el que hoy existe, o debiera ser cambiado de base?
— “Debe ser cambiado de base. Nosotros estamos por un sistema patriótico popular de una perspectiva socialista. Estamos por la superación de la sociedad capitalista. Creemos que es insostenible tener toda la vida como modelo de desarrollo último y único al capitalismo. Eso es una barbaridad. Por el contrario, el capitalismo y toda su forma está en un momento de agotamiento, y eso está determinado por las propias existencias de la sociedad humana, y de los avances y mejores condiciones de vida”.
— Las instituciones de seguridad, como Carabineros de Chile, ¿deberían cambiar a partir de esta nueva constitución?
— “Absolutamente, nosotros consideramos que debe refundarse. Tener una nueva policía. Y aquí no solo estamos hablando de cambiarle el color del uniforme o el nombre. Estamos hablando de una reestructuración profundísima, que ponga en el centro los intereses de la gente. Nunca más una policía cuartelaria, alejada de la gente. Sino que participe de la vida social, económica, cultural, productiva, de las alegrías y de los dolores que tiene la población. Y que no la vea nunca más, ni la sienta, porque así la siente, y con justa razón, a la población como algo que se les viene encima cada vez que hay un conflicto”.
— ¿Qué opinión tiene usted sobre el funcionamiento de la justicia en Chile? ¿Debería entrar esto en el debate constituyente?
— “Absolutamente. En Chile, todas las instituciones, incluida la justicia, tienen un carácter de clase. Obedecen y sirven a determinados intereses de clase. En este caso, capitalistas y reaccionarios. No es lo mismo, ni el tratamiento es el mismo, de un delito que la ley considera como delito y comete un poblador o un trabajador, a uno que comete la gente de cuello y corbata. A estos últimos los mandan a algunas clases de ética, los hacen rezar un par de padrenuestro y se acabó. Indiscutiblemente que nosotros estamos en una justicia que no discrimine, que no tenga beneplácito con los sectores poderosos”.