La Historiadora y directora del Centro de Estudios Culturales Latinoamericanos de la Universidad de Chile y experta en pueblos indígenas, Claudia Zapata, explicó que las políticas estatales con respecto a este tema son reales, no son comparables a la dictadura, por lo que sí una existe cierta recuperación territorial, aunque a su juicio estas mismas políticas son tremendamente débiles.
“En este país no asumimos que existe un problema de racismo que es un racismo histórico”, señala, y además lanza una critica asegurando que “respecto a las demás violaciones a los derechos humanos se ha avanzado bastante más que en materia indígena”. Al mismo tiempo dice que “no es que exista un negacionismo, sino que existe una indiferencia total” sobre lo que ha ocurrido con los pueblos indígenas.
Al ser preguntada por la necesidad de crear una verdad histórica para los pueblos indígenas, indica que “es necesario manejarse en dos niveles de verdad histórica” y que es “super necesario que exista una bajada, que cada pueblo pueda construir su propio relato y de hecho los tienen, no es que exista un solo relato por pueblo pero creo que sus organizaciones políticas si tienen consenso sobre los mínimos comunes que los identifican”.
En la Convención se ha hablado de la necesidad de crear una verdad histórica sobre la dictadura pero ¿crees que solo se enfocan en esta verdad cuando se necesitan esclarecer más temáticas dentro de la historia de Chile?
Cuando se habla de una necesidad de esclarecer verdades históricas, en general podemos coincidir que la diversidad de opinión puede admitir distintas perspectivas sobre los fenómenos históricos pero cuando aparece la necesidad de esclarecer una verdad histórica con eso en general nos estamos refiriendo a una sociedad que ha pasado por momentos de graves violaciones a los derechos humanos.
¿Pero a qué apunta esto?
Apunta a establecer un mínimo común frente a esa grave violación a los derechos humanos, que tiene que ver con reconocerlos, nombrarlos y esa es una base para una eventual reparación.
En Chile se han hecho intentos, uno no puede desconocer el aporte de lo que fue el informe Rettig y Valech, sin embargo ha quedado pendiente el tema de la reparación, un tema más profundo.
Mientras nada de aquello se resuelva, nos va a seguir dando vuelta el tema.
Pero ¿el Estado ha hecho algo en relación a los pueblos indígenas?
Existió una comisión de verdad histórica y nuevo trato respecto a los pueblos indígenas, entre el año 2001 y 2003. Pero respecto a las demás violaciones a los derechos humanos se ha avanzado bastante más que en materia indígena, quedó más en el aire que otra en el sentido de que se hace. ¿Se logró construir una nueva política de relación entre Estado y pueblos indígenas o no? Me parece que mientras no se esté dispuesto a abordar el tema de la reparación en serio, no solo de la reparación territorial sino también la reparación respecto de la indefensión en la que están los pueblos indígenas y los territorios indígenas respecto del poder empresarial, es bastante poco lo que se puede avanzar.
¿Pero se puede hablar de una verdad histórica de los pueblos indígenas? o ¿Se debe hacer una para cada uno por separado?
No son incompatibles.
En esta necesidad de reconocer las trayectorias, las diferencias y las identidades, me parece super necesario que exista una bajada, que cada pueblo pueda construir su propio relato y de hecho los tienen, no es que exista un solo relato por pueblo pero creo que sus organizaciones políticas si tienen consenso sobre los mínimos comunes que los identifican.
No obstante, eso concurre en un esfuerzo de una verdad histórica mayor que tiene que ver con esa relación que ha existido entre el Estado y los pueblos indígenas en general, y no solo los pueblos indígenas también había que incluir aquí al pueblo afro chileno, que esos si que los dejamos fuera de todo, generalmente.
Pero, ¿Cuántas verdades históricas deben ser?
El Estado en el siglo XIX coloniza e invade pueblos indígenas y pueblos afro, y provoca expulsiones, asesinatos, etc. Me parece que ahí sí es necesario manejarse en dos niveles de verdad histórica.
El general que tiene que ver con este tema macro y el particular, que tiene que ver cómo cada uno de estos pueblos es afectado en lo específico.
¿El Estado se ha enfocado más en el pueblo mapuche dejando de lado otros pueblos?
Las políticas son reales, uno no puede decir que es igual que la dictadura, existe cierta recuperación territorial con estas políticas pero son tremendamente débiles y por el transcurrir de la historia se ha ido focalizando en la cuestión mapuche porque es un foco de conflicto que tiene que ver con la virulencia con que se ha instalado el poder empresarial forestal. Tiene que ver con un periodo más reciente de la historia y con una violación a los derechos humanos del pueblo mapuche bastante más específica pero que se da en el contexto de la dictadura que es violentada también toda la población que en ese minuto se había embarcado en el proyecto de la Unidad Popular.
Hay ciertas razones para entender que este centrado en la cuestión mapuche pero en general la política ha sido débil, es real, no se puede desconocer pero ha sido débil porque no está dispuesto a enfrentar al poder empresarial, que en el caso mapuche son las hidroeléctricas, las forestales pero en el caso de otras comunidades, sobre todo el norte, es el poder minero.
Se habla de que hay devolver el territorio a los pueblos indígenas ¿Se ha caído en disminuir todo a la devolución de territorio? ¿Sería mejor hacer alguna comisión para acoger a los que han sufrido?
Creo que cualquier comisión nacional sobre violaciones a los derechos humanos, el informe Rettig o la misma comisión Valech, creo que ahí se debió hacer un acápite específico sobre pueblos originarios, ese fue el problema siento yo. Me parece que hacer algo totalmente aparte pareciera insistir en que los pueblos originarios van por un lado y nosotros por otro. Al mismo tiempo, solo contarlo dentro de instancias nacionales también los diluye.
Eso podría haber sido una fórmula interesante.
¿Y la devolución del territorio?
El tema de la tierra y la afectación del territorio, no solo en término de propiedad, qué me van a restituir y que no me van a restituir, sino también el tema de la contaminación que ocurre en este minuto de la alteración de un sistema ecológico completo, me parece que eso sigue siendo crucial porque no está resuelto.
A la cuestión del territorio, que no se abandona nunca, también va una dimensión cultural de reconocimiento y de promociones efectiva de la cultura indígena, de las lenguas que no solo quede en las palabras sino que con políticas efectivas.
En este país se ha hablado de educación intercultural pero los programas a nivel del Mineduc son tremendamente débiles, nunca se lo han tomado en serio y va exclusivamente dirigido a población indígena y no a todo el país. Pareciera que solo los pueblos indígenas necesitan ser interculturales y nosotros no.
Está también esta dimensión cultural y lingüística que es absolutamente sensible y otras políticas que en este minuto no existen pero que habría que construir política en torno a la exclusión por criterio de racialización.
¿Qué tan fuerte es el racismo en Chile?
En este país no asumimos que existe un problema de racismo que es un racismo histórico. Eso tiene que ver con no valorizar, con inferiorizar y en términos bastante más concretos tiene que ver con incluso, no contratar en el empleo, esas brechas todavía se constatan en las estadísticas nacionales.
Entonces, creo que en una política de reparación, de abordaje, de construir una nueva relación efectivamente tiene que ser más consistente en algunos puntos, tiene que avanzar a áreas que nunca se han cubierto hasta ahora.
¿Crees que en el país sigue existiendo negacionismo?
Absolutamente, creo que pareciera pensar que el problema existe solo con el pueblo mapuche y solo que existe un conflicto en la novena región y punto.
Falta un relato histórico más global, que esto tiene que ver con un proceso que arranca desde mediados del siglo XIX en el caso mapuche es evidente, deliberado, que se comienza a fraguar una idea de colonización y que eso se finiquita exitosamente para el Estado chileno hacia 1883.
Pero el mismo período en que el Estado chileno también avanza militarmente en la regiones del norte y persigue, expulsa, trata de extranjero y malogra el destino del pueblo afrochileno. No lo reconoce escasamente hasta el día de hoy, hay una ley minúscula que los reconoce como pueblos afrochilenos.
No es que exista un negacionismo, sino que existe una indiferencia total e ignorancia total respecto de este tema y el no nombrarlo como el conflicto histórico que es y que está absolutamente abierto y pendiente.