El conflicto diplomático entre México y Bolivia, escaló un peldaño más en las últimas horas en las que se anunció, entre otros caminos, una demanda internacional contra la nación suramericana.
México asegura que el gobierno interino boliviano ha mantenido una “vigilancia extrema”, por medio de las fuerzas de seguridad, contra su embajada en La Paz.
Las tensiones salieron a la luz el pasado 23 de diciembre cuando la cancillería mexicana emitió un comunicado asegurando el hostigamiento. En la misiva se incluye el artículo 22 de la Convención de Viena, el cual sostiene que “los locales de las misiones internacionales son inviolables.
Según autoridades bolivianas, dentro de la representación diplomática se encuentran 4 de sus connacionales con orden de captura. Forman parte de un grupo de 11 que pidió resguardo a México desde noviembre pasado. Uno de ellos es Juan Ramón Quintana, exministro de Gobierno de Evo y principal foco de interés para las autoridades locales.
Cuando México ya se quejaba del número de uniformados afuera de la sede, era el comandante de la policía en la capital boliviana, quien desmentía los dichos desde el Distrito Federal. “Más bien ellos (los funcionarios mexicanos) deberían colaborar con la justicia boliviana y entregar a las personas que se refugian al interior de la delegación”, dijo William Cordero a la Agencia Boliviana de Información (ABI).
La referencia a Pinochet
Ayer, en compañía del canciller Marcelo Ebrard, el presidente Andrés Manuel López Obrador hablaba con la prensa de su país sobre la situación con Bolivia.
“Esperemos que se recapacite y que se respete el derecho de asilo, y que se aleje cualquier tentación de tomar o vulnerar nuestra soberanía al querer penetrar en nuestra embajada, en la embajada de México en Bolivia”.
Se sabe que en la sede diplomática antes había un grupo reducido de uniformados que no pasaban los 10. Ahora, México se queja de una militarización de su embajada pero se niega a retirar al personal.
Para AMLO, la situación escaló niveles nunca vistos en países como Chile, cuando la dictadura se instaló en 1973.
“Eso no lo hizo ni Pinochet. Yo espero que prevalezca la sensatez; que prevalezca, por encima de todo, la política”, decía el mandatario mexicano.
Se refería a que ni el fallecido dictador ordenó irrumpir en la sede diplomática azteca, en Santiago, donde se habían asilado más de 700 chilenos, entre 1973 y 1974.
La queja formal
México anunciaba en la misma intervención, donde salió a mención Augusto Pinochet, que preparó un documento contra Bolivia ante la Corte Internacional de Justicia en La Haya. Estimó la fecha de entrega el mismo día del anuncio.
Se trata de un recurso que por lo general es sonoro, porque involucra a un árbitro neutral que debe revisar una queja de uno de sus Estados que son parte del convenio.
Lo que México llaman “vigilancia extrema” y medios locales como “El Universal”, titulan con la palabra “asedio”, ha ganado notoriedad a nivel mundial ante el estado de las relaciones entre dos países que, por lo general, no tenían mayor fisura. No hasta antes del 12 de noviembre pasado.
“Nosotros estamos presentando un instrumento jurídico ante la Corte Internacional de La Haya por violación a obligaciones diplomáticas. Nosotros exhortamos a que sean respetadas las instalaciones, a que se preserve su integridad, así como la de las personas que están en la embajada y en la residencia”, aseguró el canciller mexicano.
La grieta llamada Evo
Cuando el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, anunciaba que su país recibía a Evo Morales tras su renuncia a la presidencia, Latinoamérica volcaba su mirada a dos naciones que estaban sumidas en sus problemas particulares pero que en general se miraban a distancia sin aparentes problemas.
El sismo diplomático, con la primera grieta, vino a ser el anuncio de la cancillería mexicana. Muchos países se tomaban con precaución lo que pasaba en Bolivia, pero se aplegaban al nuevo gobierno interino. México, por el contrario, había felicitado prematuramente al líder aymara, pese a que su proceso de elección estuvo marcado por irregularidades y parches constitucionales para un nuevo periodo en el gobierno.
A México pareció no incomodarle. Sin embargo, la crisis boliviana ejerció tanta presión en Evo, por lo que negoció con su aliado del norte una salida aérea que pasó por varias escalas y momentos curiosos, como la foto en la que el expresidente se deja ver durmiendo en el suelo, todavía en territorio sudamericano, en su camino a tierras aztecas.
El capítulo que se vive hoy en La Paz, forma parte de un seísmo diplomático que no resulta extraño, si revisamos el asilo temporal a Evo.
Fue el mismo exmandatario que decidió ponerle fin a su estadía, o al menos eso se informó. Se trasladó a Argentina.
Las críticas a AMLO, aumentaron por su política de hospitalidad contra Evo y otros exfuncionarios. Y es que este último pidió ayuda económica para subsistir en territorio mexicano, lo que le valió todo tipo de calificativos en las redes sociales de su nueva casa.
Bolivia a México: la demanda es “falacia jurídica”
Enterada de la rueda de prensa de su par mexicano, la canciller boliviana (interina) Karen Longaric, montó su propia intervención con la prensa para responder por los dichos y advertencias desde la nación azteca.
“La demanda que han anunciado que nos van a instaurar ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, yo considero que esta es una falacia jurídica jurisdiccional, porque nadie puede instaurar una demanda por hechos no probados o por presunciones que anuncia la Cancillería mexicana, nadie puede ser demandado por hechos que no ha cometido”, agregó la funcionaria citada por la ABI.
En efecto, las fuerzas bolivianas no han ingresado a sede diplomática. Mantienen una especie de advertencia presencial que el mismo AMLO ha admitido que ha ido reduciéndose en las últimas horas. Aún así, no anunciaron que se retractarán de demandar.
La canciller fue más optimista y manifestó su incredulidad al proceder mexicano.
“Yo me resisto a creer que el Gobierno mexicano se arriesgue a instaurar una demanda ante la Corte Internacional de Justicia por hechos fácticos que no se han dado (…), creo que se van a retractar de esa decisión, deberían retractarse, porque ninguna fuerza policial ha ingresado a los recintos diplomáticos de México ni ha violado la Convención de Viena”, aseguró.
Más tarde, se mostró dispuesta a dialogar con su homólogo mexicano, tras la intervención de un tercero, tratando de bajar temperatura a los ánimos.