Era agosto de 2019 cuando la curtida general de la Fuerza Aérea estadounidense, Maryanne Miller, decidió que 123 ejemplares de los Hércules C130 no volvían a despegar hasta nuevo aviso.
Los aviones correspondían al mismo modelo de la nave de la FACH desaparecida la tarde de este lunes con 38 personas a bordo, mientras iba rumbo a la Antártida. La falla encendió las alarmas en los uniformados norteamericanos, por lo que se tomaron los resguardos necesarios e incluso se alertó a otros países del desperfecto y sus descubrimientos.
¿La razón? Algunas naves presentaban “grietas atípicas” en la base de las alas, por lo que se retiró de circulación a casi un tercio de la flota compuesta por 450 disponibles.
El hallazgo motivó una exhaustiva inspección ordenada por la propia general Miller, jefa del Air Mobility Command (AMC), o Comando de Movilidad Aérea, una de las unidades más importantes de la Fuerza Aérea de ese país, tras consultar con expertos en mantención e ingenieros.
La noticia fue dada a conocer mediante un comunicado, en el que la militar afirmaba que la “Fuerza Aérea se toma la seguridad de sus pilotos y aviones muy en serio”, por lo que “se está trabajando diligentemente para identificar y reparar las naves afectadas tan pronto como sea posible”, recogió CNN.
Alerta pudo haber llegado a Chile
El escrito del Air Mobility Command fue replicado por varios medios de comunicación. Uno de ellos fue el sitio especializado Military.com, que conversó vía email con un portavoz de la repartición.
“AMC también tomó la medida de alertar a nuestros servicios hermanos y naciones asociadas que operan el C130 y compartimos nuestros hallazgos y los detalles”, escribió el emisario de la unidad, Damien Pickart.
Si bien no se detalla qué países fueron avisados, lo cierto es que el Hércules que desapareció este lunes en Chile había sido comprado precisamente a Estados Unidos, donde es fabricado.
En específico la nave siniestrada, matrícula 990, fue adquirida de segunda mano al cuerpo de Marines de EEUU, y arribó a nuestro país a mediados de abril de 2015, informó la publicación especializada InfoDefensa.com
El avión prestó servicios desde 1978, primero a la Fuerza Aérea de EEUU (USAF) y luego al cuerpo de Marines (USMC) hasta 2008.
En 2012 fue ofrecido a nuestro país por un valor de 7 millones de dólares, tras lo cual se envió a la base aérea Hill en Utah, para su revisión y reacondicionamiento.
Antecedentes de problemas
Para el ingeniero civil y analista en defensa, Eduardo Santos, una falla en la base de las alas es una posibilidad cierta.
En conversación con Expreso Bío Bío, el experto explicó que los Hércules C130 han presentado históricamente problemas de estas características.
En esa línea, recordó lo ocurrido en Norteamérica con una nave del mismo modelo, aunque adaptada para una labor que para la que no fue diseñada. Ésta mientras apagaba un incendio forestal las alas sencillamente se desprendieron y se fue a pique.
Según sostuvo, a estas aeronaves “les fallan los pernos que sujetan el ala con el fuselaje” y detalló que para afirmar ambas partes se utilizan 15 pernos por pieza.
“Se necesitan al menos nueve pernos en buenas condiciones para sujetar el ala”, precisó el especialista.
La teoría es desalentadora: “Pudo desprenderse el ala a 3 mil o 4 mil metros y se precipitó como una piedra al suelo”, dijo Santos, pese a que aún existe la esperanza de que la nave pudiera haber amarizado.
“Se entregó una alerta de mantenimiento que espero que se haya cumplido”, concluyó.
Expertos no coinciden
Otro experto en la materia, quien pidió reserva de su identidad, difirió con Santos e indicó que las alertas son frecuentes en la aviación y que éstas no pueden ser analizadas en general.
En efecto, explicó que una vez recibido un aviso de estas características se deben revisar algunas especificaciones que son claves para determinar si representan un riesgo.
Entre ellos, el profesional destaca el modelo, horas de vuelo, año de fabricación y números de serie de los aviones y de los componentes afectados. Cada uno de esos ítemes debe ser inspeccionado y comparado con aquellos mencionados en una alerta.
Dicho de otro modo, la alarma emitida por Estados Unidos pudo haber contemplado o no a la nave siniestrada de la FACH, pues ésta también podría haber tenido detalles técnicos totalmente diferentes.
Alarma no se encendió
De todos modos, lo mencionado por Santos concuerda con la razón entregada la mañana del martes de porqué la alarma de incidentes con el que cuenta el avión no se activó.
El general Arturo Merino, comandante en jefe de la Fuerza Aérea, explicó que el sistema se enciende “por el impacto de la aeronave, con una cierta cantidad de G (fuerza)”.
“Muchas veces cuando los impactos son demasiado fuertes en el agua, y el avión se hunde rápidamente, no alcanza a emitir señal. Esa puede ser una posibilidad”, acotó.
Consultado sobre el proceder de la Fuerza Aérea respecto a la investigación de oficio anunciada por la Fiscalía de Magallanes, Arturo Merino sostuvo que será “completamente abierta, transparente y vamos a apoyar”.
Pese a que las vocerías fueron cerradas temprano este martes, BioBioChile intentó consultar a la FACH sobre si recibieron la alerta desde Estados Unidos y -de ser así- si se aplicaron las mantenciones correspondientes, pero no hubo respuesta.
En tanto, la búsqueda continúa con despliegue por aire, mar y el espacio, con aviones, buques y satélites, tanto chilenos como con apoyo internacional.