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Escopeta Antidisturbios y otras alternativas: desentrañando las armas de Carabineros, según expertos

09 diciembre 2019 | 03:50

A más de 50 días del estallido social, y con al menos 352 personas que han sufrido heridas oculares y 1.734 heridos por perdigones/balines, BioBioChile entrevistó a dos expertos en criminalística y balística sobre el uso de la escopeta antidisturbios: ambos coincidieron en que puede llegar a provocar la muerte.

Controversia causó el informe de Human Rights Watch (HRW) del pasado 26 de noviembre, incluso, llevando al Gobierno a considerar reformar la institución de Carabineros.

En el documento de 18 páginas se narran diferentes casos de violación a los derechos humanos, uso indiscriminado de armas e incumplimiento de los protocolos.

Para el caso de las escopetas antidisturbios, llama la atención el apartado donde se explica que Carabineros debe usar el arma a una distancia mínima de 30 metros y apuntar a la zona entre la rodilla y el tobillo, para evitar afectar áreas vitales de la parte superior del cuerpo.

Sin embargo, a más de 45 metros, disparan en línea recta para asegurarse que los perdigones alcancen a los manifestantes, según lo indicado por un capitán del Grupo de Operaciones Policiales Especiales (GOPE) a HRW.

En el texto señalan que “las autoridades de Carabineros admiten que el uso de un arma con tan poca precisión conlleva un ‘alto riesgo’. ‘No es un arma para hacer puntería’, expresó el general Rozas”.

Por su parte, el general Jorge Ávila, jefe de las Fuerzas Especiales, explicó que “el que la usa no controla la trayectoria de los perdigones”.

Debido a los diversos factores que afectan la trayectoria de los perdigones, incluso cuando los carabineros disparan hacia las extremidades inferiores, “es casi imposible cerciorarse de que los perdigones no impacten en la parte superior del cuerpo, lo cual eleva el riesgo de lesiones graves o posiblemente letales”, señalan.

Sin embargo, los altos mandos de Carabineros “no parecen haber transmitido ese riesgo a los agentes rasos”.

Human Rights Watch entrevistó a tres carabineros que “minimizaron el daño que podían provocar los perdigones”. Un capitán expresó que es “muy difícil que un perdigón atraviese la ropa, incluso si (si se dispara) de muy cerca”, y un cabo señaló que era “imposible (que los perdigones causen) daño ocular grave”.

BioBioChile conversó con dos especialistas, los que explicaron los peligros de estos cartuchos que contienen 12 perdigones.

De lo técnico a lo práctico

Francisco Pulgar es experto en criminalística. Trabaja hace casi 10 años como perito de delitos de la Defensoría Penal Pública. Su trabajo es casi como un órgano contralor, revisando los procedimientos y protocolos de Carabineros y de la Policía de Investigaciones de manera empírica.

Sobre la escopeta antidisturbios, señala que “es un arma letal, ¿’armamento no letal’? eso es mentira”, asegura.

Consultado sobre la dispersión de los proyectiles entre los 30 y 40 metros, confirmó que no hay ninguna capacidad de quien dispara de controlar dónde llegarán la totalidad de esos perdigones.

“El perdigón, ya sea de goma, de aleación o plomo, tiene una dirección errática, ¿por qué? Por la manera en que funcionan (…) los proyectiles. Por ejemplo, el perdigón o una bala de cañón tienen dos movimientos: rotación y traslación. Pueden caer en cualquier punto”, sostuvo.

Por lo anterior, Pulgar asegura que “tu puedes apuntar a un punto A, pero el proyectil puede caer en el punto B, en el punto C, un punto D”.

Asimismo, explica que para los perdigones no hay “ni siquiera márgenes, porque todo va a depender del tipo de cartucho y de la carga de pólvora. La proyección que se da a cualquier tipo, en este caso de perdigón, plomo, aleación o goma, va a depender también de la pólvora, que es la que le da energía suficiente para ser proyectada de manera errática, no direccionada”.

Esa dirección errática es exponencialmente peligrosa a medida que los perdigones avanzan, pues mientras más lejos llega, su rango de dispersión aumenta.

Mientras tanto, el Colegio Criminalistas de Chile (Colcrim) señaló en noviembre que “la munición del tipo antidisturbios, mal llamadas municiones no letales, tienen la capacidad de producir lesiones de gravedad, incluso la muerte si son utilizadas incorrectamente, por lo que el término correcto para referirse a ellas es proyectiles de impacto cinético menos letales”.

El rango de dispersión

Las escopetas antidisturbios trabajan con un disparo cónico. A medida que los proyectiles avanzan, el rango de dispersión de estos se va ampliando, por tanto, mientras más lejos sea efectuado el disparo, más posibilidad hay de fallar en impactar a quien se busca neutralizar.

El gran problema de este hecho es que los perdigones que no dan en el objetivo siguen trayectoria, ampliando aún más su rango de dispersión.

En pruebas de impacto realizadas por la comunidad Stock Armas en 2016, quienes son “un portal específico de temática vertical relacionado con las armas”, explican los rangos de dispersión de estos armamentos.

Empleando munición 12/70, 00 buck, 12 bolas de 7’62 mm de diámetro se hizo una serie de disparos a 5, 10, 15, 20 y 25 metros. Si bien las municiones no son las mismas, la cantidad de postas es la misma a la usada por Carabineros.

Si analizamos los impactos logrados sobre una silueta de 50 centímetros de anchura, se obtienen los siguientes datos:

Prueba de Impacto | StockArmas

Prueba de Impacto | StockArmas

Prueba de Impacto | StockArmas

Prueba de Impacto | StockArmas

Prueba de Impacto | StockArmas

Como se puede apreciar en las pruebas de impacto realizadas por StockArmas, desde los 15 metros de distancia se logran apreciar perdigones que se escapan del alcance del objetivo.

Por su parte, Héctor Casanova, director del Departamento de Balística y Explosivos del Colcrim, explica que para conocer el alcance efectivo de los cartuchos usados por Carabineros “hay que realizar una serie de pruebas balísticas, de dispersión y cesión de energía”, sin embargo, el experto hace una comparativa con la misma munición, pero de acero.

“La munición semimetálica convencional, es decir con perdigones o postas de plomo o acero, presenta un rango de trabajo máximo que puede variar entre los 40 metros a 70 metros”, explica. Pese a esto, es enfático en señalar que el alcance depende de muchos factores, desde el gramaje hasta el tipo de cañón del arma.

Teniendo en cuenta la aproximación con el otro tipo de munición, el alcance efectivo de los perdigones usados por Carabineros podría ser potencialmente peligroso, considerando que disparando más allá de los 15 metros de distancia no todos los perdigones impactan en el objetivo.

¿Qué pasa con los restantes?

Siguen su camino, pudiendo impactar fácilmente a otra persona muchos metros más allá del individuo que se busca inhabilitar.

Pulgar asegura que “esa escopeta, con ese tipo de munición a corta distancia, y si tu pones como blanco colateral a un niño, un joven que tiene poco tejido, lo pueden matar”.

Asimismo, sostiene que “a esa velocidad puede perforar la parrilla intercostal, lesionarte hígado, riñón, corazón y la persona por un choque hipovolémico, en 15 minutos podría desembocar en muerte por desangramiento”.

Por tanto, ¿debieran ser utilizadas de cerca?. No. Es la misma institución la que aseguró en 2012 que apuntar a menos de 30 metros puede ser letal.

La controversia de “o muy cerca o muy lejos”

“Se recomienda el uso de la escopeta antidisturbios en Carabineros de Chile a una distancia superior a los 30 metros y apuntando siempre hacia el tercio medio inferior del cuerpo” reza el informe de Carabineros de 2012 al que tuvo acceso Ciper Chile a fines de noviembre.

Sin embargo, realizar disparos a esa distancia con cartuchos de 12 postas no asegura por ningún motivo que todos los perdigones vayan a impactar en el blanco (como se pudo apreciar en las pruebas de StockArmas).

Desde el mismo portal señalan que “el rango de uso de una escopeta de defensa nunca debe superar los 25 metros para cartuchos de postas”.

El general Enrique Bassaletti explicó el pasado 12 de noviembre que, si un carabinero dispara una escopeta antidisturbios a 30 metros, “la dispersión de los balines es importante”. Asimismo, si éste apunta a dos manifestantes con esa distancia, hay una alta probabilidad de que a otras personas les llegue un balín, aseguró.

“La instrucción es apuntar en declive, o sea, apuntar hacia abajo, para que llegue a las extremidades inferiores”, añadió en esa ocasión.

Sin embargo, en el informe de Human Rights Watch se señala que a más de 45 metros, disparan en línea recta para asegurase de que los perdigones alcancen a los manifestantes, según lo indicado por un capitán del Grupo de Operaciones Policiales Especiales (GOPE).

Pese a todo lo anterior, la disyuntiva se acrecenta por la información revelada por Ciper, que, según señalan, “disparos a menor distancia (de 30 metros), advirtió el informe, pueden ser letales”.

Por tanto existiría peligrosidad tanto disparando de cerca, por el daño causado con el impacto, como desde lejos, por la imposibilidad de controlar la dirección de los perdigones, pudiendo ocasionar daño colateral a personas que muchas veces nada tienen que ver con quien se busca neutralizar.

Si el problema es la imprecisión ¿las miras podrías ayudar?. La respuesta es no. Ambos expertos descartan la utilidad de las miras en estas armas.

El uso de miras

El informe de Human Rights Watch señala que como las escopetas antidisturbios no tienen mira, cada agente debe estimar la distancia de disparo “en circunstancias que, por lo general, son estresantes y caóticas”.

BioBioChile consultó a los dos expertos sobre si el uso de miras en estas armas puede ser determinante en mejorar la precisión de las mismas: ambos aseguraron que no lo es.

Pulgar sostuvo que “las miras no tienen ningún tipo de relación, ¿por qué? porque hablamos de perdigones que no van con dirección. Yo puedo dar una dirección a corta distancia, nosotros hicimos la prueba en el polígono de tiro hace una semana atrás y a los 5 metros de los 15 perdigones, 9 impactaron en el blanco”.

Mientras tanto, Casanova explicó que “el uso de accesorios como miras no es un factor relevante en este tipo de munición, puesto que el disparo de postas no se enfoca en un punto determinado, sino más bien, actúa sobre un área que es creciente en la medida que los perdigones o postas avanzan en distancia. Por cuanto el uso de miras, será de muy poca ayuda o nada, para tener una mejor precisión en el disparo”.

Consultado sobre tecnología en miras que sea capaz de calcular las distancias, señala que lo más tradicional son las miras telescópicas y las de punto rojo, estas últimas para tiro rápido, pero no se conoce actualmente ningún modelo que calcule automáticamente la distancia de tiro.

Asimismo, existe una herramienta llamada telémetro para calcular la distancia, tecnología que puede funcionar con láser o con radar.

En el caso del láser, señala que es muy preciso, pero que, sin embargo, no siempre funciona con todos los receptores, porque dependerá mucho del objetivo que se esté apuntando. En el caso del radar, detalla que es mucho más impreciso.

Casanova señala que las miras telescópicas vienen graduadas y explica que “con entrenamiento adecuado es posible, a través de las graduaciones que tienen en los visores, poder estimar las distancias”.

Pese a lo anterior, el experto sostiene que están “pensadas para otro tipo de circunstancias. No de tiro rápido (como la escopeta antidisturbios), sino, más bien (para armas) de precisión”.

Las medidas del Gobierno

Los informes de organizaciones internacionales fueron determinantes para que el Gobierno fuese asesorado por policías extranjeros, como también para analizar alternativas para disuadir.

Fue el subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, quien en conversación con El Mercurio la semana pasada detalló las medidas que se están tomando actualmente.

En ese sentido, detalló que se adquirieron 34 retenes móviles, 2 carros lanzaagua, 11 carros lanzagases, 21 furgones para trasporte de personas, además de equipamiento de protección como cascos, guantes, como también trajes y prendas antillamas.

En la misma línea aseguró que se están asesorando por la Guardia Civil Española y la Policía Nacional de España, como también por la Policía Federal Alemana.

Ubilla adelantó que están estudiando la implementación de armas no letales nuevas para Carabineros, como disuasivos acústicos (usado en más de 60 países), tintes para carros lanzaagua y gas pimienta, además de considerar implementar los cartuchos de 3 postas usados actualmente por Gendarmería y la Policía de Investigaciones, perdigones de goma más grandes en comparación a los de 8mm usados por Carabineros.

Munición similar a la ocupada por PDI y Gendarmería de 3 postas de goma

En el caso de los “disuasivos acústicos” mencionados por Ubilla, fastcheckcl corroboró que la empresa californiana Genasys había realizado demostraciones del Long Range Acoustic Device (LRAD) a Carabineros durante noviembre.

LRAD de la empresa Genasys

Sin embargo, las armas disuasivas acústicas, como el LRAD, también representan un peligro según lo informado por el Departamento de Fonoaudiología de la Universidad de Chile y la Escuela de Fonoaudiología de la Universidad de Valparaíso.

A través de un comunicado, los cuerpos educativos manifestaron “su absoluto rechazo” a la adquisición y uso de estos implementos para la dispersión de masas en manifestaciones sociales.

Aseguraron que este tipo de armas “emiten sonidos sobre los niveles permitidos o considerados seguros, los que generan severos daños en la audición de las personas expuestas. Dentro de las consecuencias más graves es la pérdida auditiva irreversible”.

“No se debe permitir que se vulneren los derechos humanos en el legítimo control del orden público, ni repetir las acciones que provocaron la peor crisis oftalmológica documentada en la historia de nuestro país”, sostienen.

Las alternativas

Además de lo señalado por Ubilla, también existen otras armas como la Escopeta de Balas de Defensa (Flash-Ball) utilizada por la policía francesa.

Se trata de un arma de un cañon o doble cañón que lanza pelotas de goma para inhabilitar al objetivo. Su diámetro va desde los 40mm a los 44mm, proyectiles que se deforman al impacto y que por su tamaño no penetran en el cuerpo.

Flash Ball de doble cañón utilizada por la policía francesa | Autor: Nerban Del Burn | Wikimedia Commons

Héctor Casanova asegura que “hay una gran número de armas de tipo disuasivas o menos letales (sónicas, eléctricas, de impacto cinético, lumínicas, químicas, etc.)”.

Sin embargo, el experto sostiene que todas tienen un cierto grado de riesgo aparejado y también limitaciones tácticas, o sea, que sus efectos pueden no ser suficientes para el escenario en donde se pretende implementar.

“Un ejemplo claro es el Taser (arma eléctrica), que tácticamente puede neutralizar a una persona a 5 metros, pero no sería eficiente para manejar a una turba violenta”, sostiene.

Respecto de las armas menos letales de impacto cinético, Casanova explica que “hay una diversidad de munición antidisturbios, de distintos fabricantes, con distintos rangos operativos”.

En efecto, existe una amplia variedad de municiones para armas no letales mucho más precisas que las escopetas antidisturbios, por ejemplo, proyectiles individuales de goma, que al ser únicos, se pueden direccionar mejor, pudiendo minimizar así el daño colateral.

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Del mismo modo, también existen cartuchos sonoros/cegadores, además de munición que al impacto emana gases lacrimógenos en un área controlada.

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Casanova aclara que toda elección responsable debiese pasar por una prueba de certificación técnica respecto de las características balísticas de cada munición, a modo de tener certeza que los resultados en su uso, son acordes con los promocionados por el fabricante.

“En lo personal, creo que ahí tenemos una “pata coja” en el proceso de adquisición de este tipo de elementos; y de haberlo tenido, no existiría mayor duda respecto del rendimiento y seguridad de la munición usada”, asegura.

Además sostiene que los estudios de energía cedida (prueba balística) se debiesen realizar a toda munición antidisturbios de impacto cinético “para constatar que la energía con la cual impacta, es la suficiente para provocar dolor sin necesariamente perforar la piel”.

Agrega que “hay ciertas regulaciones para estos efectos de impacto cinético, en Europa, hay un límite de 122 joule de energía en boca para munición antidisturbios”.

Finalmente, toda munición que minimice riesgos será inútil en su fin si no se crean protocolos adecuados que sean respetados a cabalidad.