Pablo Ovalle | Agencia UNO

Cubillos sortea proceso de destitución y desata quiebre en la oposición

02 octubre 2019 | 02:41

“Enfrento la vida, la política y este día con la misma tranquilidad”. Pese a la incertidumbre, la ministra de Educación, Marcela Cubillos, arrancó el día martes confiada.

El día antes había logrado un pequeño triunfo: la comisión revisora había recomendado a la Sala de la Cámara de Diputado rechazar la Acusación Constitucional que impulsó la oposición. Aunque dicho pronunciamiento, proveniente de una instancia compuesta por una mayoría oficialista, en realidad no tenía carácter vinculante y en la práctica era simbólico.

Si bien estaba agendada a las 10:30 horas, la sesión partió a las 11:00. El primer escollo que debió enfrentar fue la revisión de la solicitud que presentó la propia titular de Educación, objetando los méritos jurídicos de la presentación en su contra.

Se sabía que iba a ser una determinación ajustada que la definirían un puñado de diputados DC, PR y FRVS, cuya posición no estaba clara. Pero fue tan reñido el resultado que la votación de la Sala arrojó un empate a 73 votos. Cuando aquello ocurre la moción sometida a revisión se da por rechazada. Así Cubillos perdió su primera batalla del día.

El segundo capítulo inició en la Cámara a las 15:00 horas, donde se comenzó a discutir el fondo del asunto: los argumentos de la oposición para destituir a la ministra Cubillos de su cargo.

Mientras tanto, la oposición comenzó a mover sus cartas para un escenario que se avizoraba complejo. No sólo tenían que ir por Jorge Sabag (DC), Pepe Auth (IND), René Alinco y Pedro Velásquez (FRVS), quienes votaron con la derecha la cuestión previa, sino con otros parlamentarios que entregaron su respaldo en la mañana, pero no estaban seguros de dar el golpe final por la tarde.

En paralelo, el debate se extendió durante toda la tarde: primero la oposición expuso sus argumentos y luego dio paso a la votación de los parlamentarios, con la opción de argumentar su decisión.

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“Como oposición no fuimos capaces de unirnos en la defensa de la Educación Pública. Mucho que reflexionar”
- Maya Fernández, diputada PS.

¿Pero de qué se le acusaba? A Marcela Cubillos se le acusó por infracción a la Constitución: específicamente, vulneración de principios de probidad, en su dimensión de falta de veracidad; infracción por el poco respeto y protección a la vida privada y la protección de sus datos personales.

En la Acusación Constitucional también se le imputaba la responsabilidad a la ministra Cubillos por no ejercer un control jerárquico permanente sobre los órganos sometidos a su dependencia. En específico a la Ley de Bases Generales de la Administración del Estado, que dice relación con eficiencia, eficacia y coordinación.

Pero no solo eso, también la centroizquierda la acusó en el escrito de haber dejado leyes por omisión del cumplimiento de las obligaciones ministeriales, como la ejecución presupuestaria. Otro punto imputado fue que la exparlamentaria -y cónyuge del senador RN Andrés Allamand- vulneró el principio de igualdad.

Con todo, pasadas las 20:00 horas, llegó la hora de la verdad. La Cámara de Diputados rechazó por 73 votos a favor, 77 en contra y 2 abstenciones la acusación constitucional contra la ministra Cubillos, con cuyo resultado el libelo acusatorio quedó en el camino y no lograr avanzar al Senado.

A la postre los temores de la oposición se hicieron realidad: los votos de la DC e independientes que se alinearon con el oficialismo fueron claves en la victoria de la titular de Educación.

El diputado demócratacristiano, Mario Venegas, fue uno de los primeros en acusar el golpe. “Perdió la educación pública”, aseguró. Y al mismo tiempo lamentó que miembros de su bancada se hayan alineado con el Gobierno.

La acusación constitucional fue impulsada desde el Partido Socialista, por lo que la diputada Maya Fernández lamentó el resultado: “Como oposición no fuimos capaces de unirnos en la defensa de la Educación Pública. Mucho que reflexionar”, admitió.

Las consecuencias para los opositores no son aún del todo claras, pero la diputada RD Maite Orsini dio luces de ello incluso antes del fracaso. “Esto puede marcar, por fin, el fin del pacto administrativo, sin duda”, admitió, respecto al acuerdo que tiene la centroizquierda para liderar la mesa de la Cámara y las instancias parlamentarias, el cual se ha fracturado en reiteradas ocasiones desde que Piñera llegó al Gobierno.

Más clara aún fue la diputada Andrea Parra (PPD) frente a quienes optaron por alinearse con La Moneda: “No hay oposición en la Cámara. No hay unidad ni convicción. Lo intentamos, pero fracasamos nuevamente. Espero que quienes votaron con el gobierno asuman su responsabilidad política. Difícil seguir confiando en ellos”, aseguró.

Pablo Ovalle | Agencia UNO

Sin embargo, en la vereda contraria el oficialismo celebró el triunfo con fuerza y alegría instantánea en medio de la Sala de la Cámara. Un escenario diametralmente opuesto al del día anterior, en el que habían mostrado excesiva cautela.

Incluso el propio presidente Piñera saludó la decisión. A través de su cuenta de Twitter, el jefe de Estado agradeció a los parlamentarios que votaron en contra de la iniciativa, indicando además que “nunca tuvo fundamento jurídico alguno”.

“Ahora ministra a concentrar todo su esfuerzo y compromiso en mejorar la calidad de la educación de nuestros niños y jóvenes”, añadió.

Con el triunfo en el bolsillo, Cubillos no ocultó su felicidad. Agradeció a los parlamentarios “que hoy día se dieron el trabajo de analizar esta AC en su mérito, de entender que no tenía fundamentos jurídicos, de que aunque tengamos agendas políticas distintas la constitución chilena permite gobernar y dirigir un Ministerio de Educación con ideas diferentes”.

“Estoy muy contenta de que el resultado haya sido este”, el que calificó como “un reconocimiento al derecho a gobernar”.

Así, con el apoyo de parlamentarios DC e independientes, la administración Piñera cosechó un triunfo y a su vez debilitó a la centroizquierda, los mismos que horas antes anunciaban que el éxito de este proceso sería el futuro de la centroizquierda chilena. Pero no ocurrió.