“La Santa Sede ha dispuesto la realización de una investigación previa para averiguar si es verosímil la denuncia de un presunto abuso sexual a un menor de edad que habría sido cometido hace más de 50 años por monseñor Bernardino Piñera Carvallo, arzobispo emérito de La Serena”. Con esas palabras, mediante un comunicado de la Nunciatura Apostólica chilena, la iglesia informó la indagatoria al sacerdote, tío del presidente Sebastián Piñera.
No hay mayores antecedentes sobre el o la denunciante, tampoco por qué vía se hizo la denuncia, pero la Nunciatura afirmó que tiene contacto con la persona que realizó la acusación, y al mismo tiempo, se está actuando en el respeto del principio de la presunción de inocencia, según expresaron en el breve comunicado emitido ayer.
El mismo Bernardino Piñera contestó también vía escrita. “Doy fe de que durante mi larga vida sacerdotal, que comenzó en 1945, siempre he tenido una conducta intachable”, dice el documento.
De paso, el arzobispo Piñera, reconocido como un formador de sacerdotes, afirmó en su nota que “desconoce la acusación”, pero manifestó su disposición “a colaborar en el esclarecimiento de la misma”.
En medio de una gira en el sur del país, el presidente Sebastán Piñera, sobrino del arzobispo emérito, dijo que se debe investigar, pero también le restó credibilidad a la denuncia.
“Me cuesta creer en una denuncia que se hace más de 50 años después de ocurridos los eventuales hechos a un hombre que hoy tiene 103 años de vida”, sostuvo, por su parte, el presidente Piñera, sobrino del acusado.
Naturalmente, sus declaraciones molestaron a los sobrevivientes de abuso sexual eclesiástico, que en especial criticaron que hace un mes el Mandatario firmó la promulgación de la ley de imprescriptibilidad, lo que -según las víctimas- da cuenta de que era sólo para las cámaras.
“Ha ofendido a todas las víctimas al poner en duda la veracidad del relato, olvidando lo que significa para todos nosotros llegar al momento en que podamos verbalizar el abuso al que fuimos sometidos. Piñera nuevamente vuelve a revictimizarnos. Ya lo hizo al mantener silencio frente a la carta que le enviamos hace más de un año. Pone por encima a su tío. Y pone por delante la edad de su tío para provocar pena en el país”, apuntó el vocero de la Red de Sobrevivientes, Helmut Kramer.
Sin embargo, la noticia de la investigación previa sorprendió en La Serena, porque hasta ahora Bernardino Piñera sólo había sido acusado como encubridor de los abusos sexuales del expulsado arzobispo Francisco José Cox.
“Me sorprende porque de Piñera yo no había sabido de ningún caso en que se le denunciaba como abusador. Éramos testigos de que cuando Cox nos besaba y nos tocaba, Piñera miraba, pasaba por al lado y no decía nada. Qué bueno que lo estén investigando”, subrayó uno de los denunciantes de Cox, Hernán Godoy.
Algo similar manifestó el vocero del grupo de laicos de La Serena Juan XXIII, Juan Rojas, quien recordó que están realizando ya desde antes gestiones para terminar, por ejemplo, con su calidad de hijo ilustre de la zona.
El obispo más viejo del mundo
Pero, ¿quién es Bernardino Piñera? Con 103 años, es el obispo más viejo del mundo. Fue obispo de Temuco, arzobispo de La Serena y presidente de la Conferencia Episcopal chilena. Entre 1962 Y 1965 participó de las cuatro sesiones del Concilio Vaticano II. También participó en la III Conferencia del Episcopado Latinoamericano y en el Sínodo de Obispos en Roma, en 1967 y 1980.
En resumidas cuentas, un sacerdote relevante en Chile y Latinoamérica, como lo recalca el experto en la historia de la Iglesia, Marcial Sánchez, quien además dijo que ya antes el Vaticano ha realizado investigaciones, por lo que a su juicio no escatima esfuerzos para limpiar la iglesia.
Con todo, de considerar verosímil la denuncia, el Vaticano puede iniciar un proceso administrativo canónico en su contra.
La autoridad eclesiástica chilena con más alto rango después de Bernardino Piñera es quien fue su sucesor en La Serena, Francisco José Cox, expulsado de su cargo por delitos sexuales.
En tanto, la justicia chilena investiga en total 158 casos de abusos que involucran a 219 miembros de la Iglesia y que dejaron presuntamente 241 víctimas, de las cuales 123 eran menores de edad en el momento de los hechos.