Fotografía: Archivo | AgenciaUNO
A seis años de haber salido del Ministerio del Interior y Seguridad Pública, Rodrigo Peñailillo Briceño reapareció en el debate político. Si bien reivindica, como pocos, los avances que tuvo el país durante los gobiernos de la Concertación, cuestionados desde el 18/O por la frase “no son 30 pesos sino 30 años”, advierte que las críticas de fondo a las políticas impulsadas durante las 3 décadas tenían una solución y ese fue el programa de Michelle Bachelet.
Sostiene que algunos partidos oficialistas y el empresariado no quisieron escuchar y que el ADN de las propuestas como educación, nueva Constitución y pensiones, fue borrado por los ministros que le siguieron tras su salida del gobierno: “Hubo un error político garrafal, tremendo de los comité políticos posteriores de no haber continuado con la senda del cambio”.
Hoy, tras dejar hace unos años su militancia en el PPD, asegura que se siente representado por liderazgos nuevos independientes como el Gobernador del Bío Bío Rodrigo Díaz. En conversación con Radio Bío Bío, Peñailillo, quien no habla hace años con Michelle Bachelet, reconoce que tiene coincidencias con la Lista del Pueblo o Frente Amplio respecto al fin de las AFP y el sistema neoliberal.
¿El programa que tuvieron ustedes con la Presidenta Bachelet cumplía en parte con estas demandas sociales?
El programa de 2014 es un programa que se adelanta, que tiene un diagnóstico muy profundo y muy adelantado de lo que vemos del Chile de hoy. En ese momento, recuerdo que en ICARE hablamos que se necesitaba una nueva Constitución, que la Constitución que teníamos aún cuando había tenido importantes reformas era una Constitución que tenía que terminar y teníamos que convocar a todos los chilenos. Ese era el programa de gobierno y por eso habíamos recorrido Chile.
Textualmente lo que yo dije fue: “La Constitución impuesta hace 34 años se ha quedado atrás y esta Constitución impuesta tiene que terminar y tenemos que convocar a Chile a construir su nueva Carta Fundamental”.
Si eso no es un diagnóstico oportuno, no se lo que es. Es justamente eso, un diagnóstico oportuno, adelantado de que teníamos que hacer un giro relevante en áreas estratégicas de nuestro país.
¿Cómo se entendió por la oposición, el empresariado?
Creo que hubo mucha reticencia. Hubo un no entender de que efectivamente Chile había crecido mucho, había avanzado en materia de crecimiento económico, en cifras macroeconómicas pero que había un nivel de desigualdad -la verdad hasta el día de hoy- inaceptable en Chile. Si no cambiábamos la base del modelo en materia educativa, de tributos y de un nuevo proceso político de descentralización política, la verdad es que íbamos a tener consecuencias en el futuro muy graves para todas las generaciones.
Hablábamos en educación, que es el motor de desarrollo de todo país, porque claramente el acceso a la educación superior seguía siendo un privilegio para muy pocos.
Por otro lado la educación básica y media era un negocio, un negocio abierto donde instalar un colegio equivalía a instalar un supermercado o cualquier negocio con utilidades donde los alumnos eran mirados como clientes y la verdad que eso, modelo único en el mundo, no se centraba como tiene que centrarse en la calidad de la educación y gastar cada peso en la calidad de la educación para mejorar la educación de nuestros niños.
En materia de tributo, ¡lo que tenemos! Un sistema tributario donde hasta ese momento el 1% más rico de Chile, a través del FUT, evitaba el pago de impuestos. Esto que se revirtió en parte permitió recaudar una importante cantidad de recursos para las políticas sociales, especialmente para educación pero claramente no fue suficiente. Nosotros esperábamos recaudar más de 3 puntos del PIB, se recaudó en torno al 1.8, en torno al 2 y claramente se necesita mucho más.
Para cambiar Chile, para enfrentar estas desigualdades -de ese diagnóstico de ese momento- se necesitaba un esfuerzo mayor.
¿Cree que ellos no quisieron ver?
Es más fácil no hacer nada, es más fácil no cambiar nada. Muchas veces para sobrevivir en política no arriesgar nada y por lo tanto creo que aquí, lo que se trató de hacer fue no querer darse cuenta que estos cambios eran absolutamente importantes.
Es más fácil en política hacer pocas cosas y durar toda la vida en la política qué hacer pocas, importantes, relevantes pero que tienen un riesgo de tener que convencer, enfrentarse a ciertos poderes y eso es un riesgo en política pero que valía mucho la pena enfrentarlo.
Por eso quedémonos como está y pasamos del “Chile de todos”, que fue nuestro mensaje en la campaña presidencial, a tres semanas después de haber dejado el comité político al famoso “Realismo sin renuncia” que en la práctica ¿Qué es lo que era? Relentizar las reformas, gradualizarlas al extremo o peor aún, olvidarse de ellas.
¿Ustedes internamente hicieron el análisis de que si no se hacían estos cambios se podría producir algo como el 18-0?
Nadie tiene una bola de cristal para decir eso pero si uno lee y reflexiona sobre las propuestas que le hicimos al país ese año, claramente aquí hay un diagnóstico que indica que hay una situación insostenible en Chile y que necesita cambios importantes.
La reflexión que hizo el equipo de campaña y programático era la correcta. La reflexión que hizo que la Presidenta Bachelet llegara al Gobierno era la reflexión correcta, necesitábamos una Nueva Constitución, cambiar el sistema tributario, el cambio en el modelo educativo, la descentralización del país.
Lo que tenemos hoy es un pequeño avance, histórico como es el de los gobernadores regionales pero claramente necesitamos avanzar mucho más en eso. Las regiones tienen que tener recursos propios para administrar sus sueños, sus esperanzas, para construir centros de formación técnica, para construir más hospitales, para contratar más médicos, para tener mejor seguridad pública. Las regiones necesitan más recursos y el Estado central va a tener que compartir esos recursos con las regiones hacia allá avanzan las sociedades menos desiguales.
¿Qué pasó el 2014 que se acabó ese relato? ¿Eran muy pocos los que tenían esas banderas?
Es más fácil no hacer nada, quedarse con las cosas como están, que en política arriesgar mucho es complejo. Enfrentarse a poderes grandes y económicos también tiene costos muchas veces. El camino de continuar con una ruta sin grandes cambios es mucho más fácil.
Lo que a mi me decían: “los gobiernos no son para hacer más de una reforma”, me lo repitieron muchas veces.
¿La coalición de Gobierno?
Algunos de la coalición de Gobierno o leía columnas de la época que hablaban del “frenesí legislativo”, “quieren hacer todo en 4 años, lo que no se ha hecho en 30”.
Un gobierno en 4 años puede cambiar la Constitución, el sistema tributario, educativo, puede cambiarlo, ¡Hay tiempo de sobra! Son 4 años y lo más importante es que teníamos el Congreso con la cámara Alta y Diputados con mayoría, teníamos el Palacio de la Moneda.
¿La Nueva Mayoría se farreó esa oportunidad?
Hubo un error político garrafal, tremendo de los comité políticos posteriores de no haber continuado con la senda del cambio. Esas banderas legítimamente e inteligentemente la tomaron otros sectores políticos y me parece bien. Es lógico.
El proyecto de la ex Presidenta para una Nueva Constitución fue presentado 6 días antes del término de su periodo ¿Crees que eso tiene algún tipo de valor? ¿Sirve de algo presentarlo 6 días antes de su salida?
Ese es el gran error.
¿Cuáles eran los tiempos originales para ese proyecto?
Nuestro compromiso fue cambiar la Constitución durante los 4 años, no presentar el proyecto de ley el mes 1 o el mes 47. Teníamos que hacer ese trabajo durante los cuatro años, teníamos que terminar el gobierno con una nueva Constitución bajo un mecanismo que teníamos que resolver que era democrático, participativo e institucional. El compromiso frente al país era una nueva Constitución en esos cuatro años.
¿Cree que afectó la llegada de la DC al ministerio del Interior?
Eso lo verá el tiempo y los ciudadanos lo juzgarán. No creo que sea un tema tanto de partido pero sí aquí hay una decisión de un equipo político de decir pasamos del “Chile de todos” con el cual recorrimos Chile y ganamos los votos, a la cosa fácil. A la cosa que no complica nadie, al “Chile sin renuncia” que fue el slogan que ocuparon para gobernar posteriormente.
¿Cree que hay que ponerse rojo por lo que se hizo desde 1990 hasta el año 2009?
Son pocos los que participaron de esos gobiernos y que han levantado la voz para defender cuando se ha cuestionado que no son 30 pesos sino 30 años.
Creo que no hay que ponerse rojo por haber sido de la Concertación yo creo que hay que ponerse rojo por haber evitado los cambios cuando los podríamos haber hecho. Cuando se pudo hacer los cambios, cuando teníamos la Cámara de diputados, el Senado, el Tribunal Constitucional y el Palacio de la Moneda y no los hicimos.
Alcanzamos a terminar con el binominal, cambiar el sistema tributario, terminar con el lucro, iniciar la gratuidad, iniciar el proyecto de aborto, el acuerdo de vida en pareja pero quedaba la reforma laboral y la nueva Constitución, entre otras reformas, ahí es donde hay que ponerse rojo.
Los que se opusieron a la continuidad de los cambios son los que tienen que ponerse rojo, no los que fueron miembros de la Concertación
Y los “no son 30 pesos son 30 años”, ¿Es un poco más de lo mismo?
Creo que eso de alguna manera, el programa del 2014 es un diagnóstico adelantado a eso, a un grito con fuerza de que esto tiene que cambiar.
Con el paso del tiempo, ¿Cree que los partidos políticos están hoy día en el momento justo como colectividades para asumir estos desafíos de Chile hacia el futuro?
Chile ya ha hablado fuerte en varias ocasiones
¿Lo escucharon los partidos?
Los partidos tendrán que escucharlos o sino obviamente lo que va a existir es un continuo rechazo o la búsqueda de nuevas fuerzas. Es una obligación permanente de los partidos estar escuchando, renovándose y que el sistema político vuelva a funcionar en la práctica. Que dejó de funcionar por una pérdida de confianza profunda de los chilenos hacia el sistema político actual. No hay alternativa, tienen que hacerlo.
¿Cuánto de lo que demanda la Lista del Pueblo y Apruebo Dignidad representan a Rodrigo Peñailillo?
A mi me parece que gran parte de las cosas, en el fondo… cuando hablamos de derecho a una buena pensión, trabajo digno, un modelo donde la educación es un derecho o en la participación de las mujeres en la toma de decisiones del país con un nivel equivalente al de los hombres, de los pueblos originarios y no solo el reconocimiento constitucional que es básico sino siendo parte íntegra de nuestro desarrollo y así tantos otros temas.
Creo que en gran parte lo comparto, pueden haber ideas que son más difíciles de llevar a cabo o son más viables en el largo plazo pero aquí hay que comprender que lo relevante es que el país combine dos cosas. Primero un modelo donde la economía chilena participe mucho más de la cadena del valor, participe mucho más, que genere mayor valor agregado y por lo tanto mayor dinero para la innovación, para capital humano, mayor inversión es muy importante. Pero por otro lado, eso debe ir acompañado también de un Estado que garantice ciertos derechos básicos y en materia de sistema de seguridad social lo que es la educación, la salud y las pensiones, claramente tiene que estar garantizada para todos los chilenos.
¿Pero sin AFP?
Yo creo profundamente en que las AFP no juegan ningún rol, eso tiene que terminar y que claramente tiene que haber un nuevo modelo de pensiones en Chile.
Imaginase lo que significa si el Estado no incorpora la pensión básica solidaria y de aporte previsional solidario, son 2080 millones al año. El 40% de las personas tendrían pensiones bajo 49 mil pesos.
Por otro lado, las AFP en comisiones anuales más o menos retiran mil millones de dólares.
Es un sistema que claramente hay que cambiar.
¿El Neoliberalismo también?
Claramente porque al final está demostrado que todas estas políticas neoliberales tienen un trasfondo: crecer pero dejar atrás a muchos.
¿Pero terminar con todo lo que huele al neoliberalismo? o ¿Modificaciones que sean sustantivas respecto a?
Así como me la jugué por terminar con el Binominal junto al equipo político que me tocó coordinar, yo sacaría cualquier rol del mercado de los sistemas de educación, de pensiones y de salud.
Lo digo especialmente en el sistema de salud, cuando encuentras que el 62% de las horas médicas está en el sector privado, cuando en torno al 80% está concentrado en 6-7 comunas del país. Efectivamente el Estado tiene que intervenir y dar garantías a que todos los chilenos tengan acceso a este tipo de servicios básicos.
Creo que en eso coincido plenamente con las personas que lo han planteado en la asamblea.
¿Se siente el padre de la “guagua” de la actual dispersión política que hay y de la dispersión de partidos?
Sin el fin del binominal no se hubiese podido materializar esto. Me tocó liderar el equipo político que terminó con el binominal y le pusimos mucho empeño. Claramente, como lo dijimos en ese momento, vamos a terminar con un sistema electoral que le ha hecho mucho daño a la democracia chilena, que deja muchos grupos políticos y reflexiones al margen de la institucionalidad y vamos a reemplazarlo por un sistema mucho más proporcional.
Ese salto hay que mirarlo en positivo, cuando uno ve que hay más mujeres en el Congreso, más jóvenes, más ideas, un Chile más profundo al interior del Congreso, esa es la mejor solución para que el sistema político empiece a procesar los cambios a tiempo. Espero que se siga perfeccionado…
¿Les faltó algo? ¿Haber puesto barreras para la creación de partidos políticos?
Este es un sistema que se ocupa en 50-60 países del mundo, especialmente en Europa, donde hay muchos partidos pero se generan grandes coaliciones. Incentiva a la generación de grandes coaliciones.
Perfeccionamientos siempre se pueden hacer, en materia del umbral, cuanto es el porcentaje mínimo para ser electo, se puede perfeccionar la ley de partidos
Hubo un momento en que ustedes en 2014 plantearon la necesidad de cambios a la ley de partidos. Sin embargo los partidos se opusieron ¿Cree que eso está al debe? ¿Es necesario volver a un debate político en torno a los partidos políticos?
Claramente va a tener que perfeccionar nuevamente los partidos políticos y van a tener que estar a la altura de una nueva Constitución que mira al siglo XXI. Van a tener que ser partidos mucho más transparentes, mucho más sólidos pero no hay que tenerle miedo a la multiplicidad de partidos. Creo que aquí lo importante, el sistema electoral y la política, el sistema político vaya generando y construyendo grandes coaliciones que le den gobernabilidad al país.
Pero hoy el Congreso está muy deslegitimado, ¿Cómo se explica que se cambió el sistema, pudo participar más gente pero aún así está deslegitimado?
Aquí tenemos un tema muy de fondo del sistema político en general chileno y creo que una parte relevante del descontento de gran parte de la población es probablemente haber dado un giro tan relevante entre el “Chile de todos” al “Realismo sin renuncia”. El no haber hecho una nueva Constitución en los tiempos que nos habíamos planteado esto entre el 2014 al 2018, el no haber avanzado a un proceso de gratuidad, en los procesos de descentralización, lógicamente que deslegitimaron el sistema político en su conjunto.
Lo que la gente espera es que los políticos nos adelantemos a los cambios, no esperemos que revienten, que al final llegue el problema a la calle sino que esperamos que nos adelantemos y creo que eso deslegitimó mucho a la política y más aún en un gobierno como el del Presidente Piñera con un nivel de insensibilidad frente a la pandemia desde el punto de vista de la ayuda social, de las respuestas, de la oportunidad que claramente contribuyó a todo esto.
Fue ministro del Interior, que conoció de primera fuente temas de seguridad ¿Qué cree que puede ocurrir en materia de seguridad en relación a la violencia hacia los políticos?
No veo en ningún país, ni líder del mundo que acepte una cosa así. No veo porque en Chile se podría aceptar eso. Lo importante es apoyar el trabajo de la Asamblea Constituyente, apoyar a los constituyentes, que tengan todas las condiciones para trabajar, de todo tipo que se sientan seguros, tranquilos que se tomen el tiempo. Que al final el trabajo de ellos tiene un valor tan importante para las nuevas generaciones que no puede ser en ningún caso obstaculizado por este tipo de cosas. Todos los chilenos en la práctica tenemos que cuidar y proteger a esta asamblea constituyente que nos va a dar una carta fundamental y nos va a decir cómo va a ser Chile para nuestros hijos para nuestros nietos y las próximas generaciones.
¿No es riesgoso construir un texto constitucional con estas amenazas o presión sistemática que se está dando en torno al trabajo de los convencionales?
Claramente no es conveniente y me imagino que el Gobierno, si algo de control le queda, tiene que tomar todas las medidas y resguardos. Esto no es una tarea de los constituyentes, hacerlo es una tarea del Gobierno y el Gobierno es elegido para eso. No es una consultora que uno contrata que puede sacar al día siguiente. Es un gobierno que tiene una función y una tarea política. Y la tarea política de este Gobierno es dar garantía para que los constituyentes hagan su trabajo de la mejor manera posible.
A días de la instalación de la Convención, los constituyentes por un artículo periodístico criticaron al Gobierno por haber gastado mucho dinero en seguridad ¿Cómo se llega a un balance entre la independencia de la Convención y las obligaciones del Gobierno?
Qué mejor que hacerlo en acuerdo, sobre todo que ahora hay una presidenta y vicepresidente. Hacer un acuerdo de cómo funcionar mejor, esto no puede ser una imposición de cómo van a funcionar al interior del trabajo de la asamblea. Tiene que haber un acuerdo.
Pero el Gobierno sí tiene una obligación y una garantía que tienen que tener todas las condiciones que la asamblea requiera y necesite para funcionar adecuadamente. Eso es lo que yo creo.
El Gobierno tiene que estar a disposición porque es una obligación de ellos. Esto es un mandato de todos los chilenos de que la Asamblea constituyente tiene que avanzar, tiene que trabajar, tiene que generar una nueva Constitución y la obligación del Gobierno es generar todas las garantías.
Frente a cualquier medida y decisión donde la Asamblea está vinculada tiene que tener el acuerdo con ellos o en consulta. Eso es lo que haría yo por lo menos como una cosa básica de la política.
¿Se puede reeditar el centro político del 2014 que aparentemente es necesario para poder tener una apertura con el lado más de la izquierda como fue con el PC? o ¿Cree que eso fue un experimento que en realidad no cuajó?
Creo que el centro está en cualquier coalición que busque el cambio, una coalición progresista que coincida en cosas esenciales como quitar el rol del mercado en la educación, la salud, el sistema de pensiones. En garantizar las libertades individuales, en reconocer a los pueblos originarios y reconocer a Chile como una sociedad plurinacional. Si hay elementos que obviamente se conjugan en eso y conforman una gran coalición de partidos, en ese sentido, me parece que obviamente que es el camino. Lo que hay que buscar al final es un punto de encuentro en base a esta y otras ideas para darle gobernabilidad a Chile y para que estos cambios sean realidad y terminar de hacer diagnósticos eternos.
Aquí lo importante es que busquemos la manera en que los cambios, que ya prácticamente todo Chile está de acuerdo que hay que hacer, tengan gobernabilidad.
Para eso se necesitan coaliciones grandes, potentes con buena base de apoyo ciudadano.
Usted fue gobernador de Arauco y Ministro del Interior ¿Qué haría usted si fuera Ministro del Interior hoy día?
Creo que lo que aquí hay que hacer es sentarse nuevamente el Estado de Chile como lo que fue un poco en 1825 con el parlamento mapuche. Creo que aquí tenemos que sentarnos a encontrar un nuevo punto de encuentro. Creo que están las voluntades de todos.
¿Lo logrará el proceso Constituyente?
Espero que así sea. Tratar de resolver esto por la vía solo del orden público, por planes de inversión o por pequeñas mesas de trabajo creo que no es el camino. Aquí hay que hacer un esfuerzo grande, gigante y en la medida que Chile tenga en constitución algo muy significativo como reconocer que somos un estado plurinacional tendríamos que avanzar a sentarnos de nuevo.
¿Cuál es el problema? Así lo han hecho tantos países, sentarse a conversar y ponerse de acuerdo en una nueva mirada.
Pero si fuera ministro del Interior hoy y ve armamento de guerra que intimida a otros chilenos y comuneros mapuches ¿Hay que separar las aguas?
Hay que separar eso claramente, separar una cosa de la otra y ahí tendrá que actuar todos los sistemas que correspondan.
Lo que yo hablo es una cosa de fondo pero que se tiene que hacer rápido y creo que ya están las señales más que dadas para que el país avance en esa decisión bien profunda pero creo que es un paso necesario.
Cuando ustedes estaban en el proceso del “Chile de todos” se pusieron bombas ¿Dificulta eso el diálogo político? ¿Genera tensión?
Nada de eso puede ser aceptado en democracia y no creo que haya chileno que acepte una cosa de ese tipo. Quien lo haga tendrá que responder como corresponde, en el espacio y el momento que estamos como en el trabajo inicial de una asamblea constituyente, todos los chilenos tenemos que estar detrás de la asamblea, apoyando, escuchando los debates, participando por todas las vías posibles y contribuyendo que sea un éxito.
La vía de la violencia es algo que tiene que ser rechazado categóricamente.
Aparentemente no todos, el PC y otros no salieron a condenar las armas que se han visto en Arauco… ¿Le gustaría que transversalmente, sin importar el color político, sea siempre condenado el uso de armamento de guerra?
Por supuesto pero así como creo que hay que modificar una vez más la ley de armas y endurecerla mucho más pero paralelamente también hay que iniciar el gran debate, el diálogo.
Por eso creo yo que el sentarse, el Estado de Chile en una nueva versión de lo que fue Tapihue creo que es un camino que hay que hacer rápido. Las dos opiniones que estoy entregando, ninguna evita a la otra.
Lo importante es resolver los problemas, mirar qué hay detrás y yo creo que lo que hay detrás es un pueblo que ha sido por años y décadas discriminado. El Estado de Chile tomó un acuerdo con ellos y el Estado falló. Eso hay que corregirlo y repararlo con la máxima apertura posible.
¿Hace algún mea culpa de su paso por el Ministerio del Interior? Porque en materia de seguridad los atentados continuaron ¿Por qué no se le puso también un acelerador a La Araucanía?
Siempre se podrían haber sido las cosas más rápido pero teníamos también un gran intendente como era Francisco Huenchumilla y si uno lee su documento del 2015, que me interpreta completamente, hacia donde hay que caminar, hacia donde hay que ir. Justamente esa era la idea, avanzar a ese profundo diálogo que había que generar. Nos faltó tiempo y nos faltó tiempo para que se vieran resultados más concretos.
¿A Rodrigo Peñailillo le gustaría tener un rol en la política de hoy día?
Me han pedido reflexionar sobre eso, sobre la posibilidad de hacerlo desde algún espacio en el Congreso por mi región, la Región del Bio Bio. Región en la cual nací, me crié, estudié, también trabajé.
Pero se vino a Santiago como muchos otros, ¿Le preocupa eso?
Me preocupa, muchos de mis amigos también terminaron en Santiago y parte de mi familia también y eso no es bueno. Lo bueno es que se haga política desde la región y si lo hago voy justamente a hacer eso.
No es suficiente con lo que tenemos hoy día en materia de descentralización. Hoy día tenemos un gran nuevo Gobernador en la región del Bío Bío como es Rodrigo Díaz que yo creo que es un orgullo y un ejemplo pero él no va a tener muchas atribuciones y la ciudadanía le va a exigir a él que le resuelva problemas y Rodrigo ¿Qué instrumentos tiene hoy día para resolver problemas de la región? Muy pocos.
Lo que hay que hacer con urgencia, y ahí yo contribuiría desde el Congreso, a que Rodrigo Díaz en la octava región tenga muchas más atribuciones del punto de vista de mayores competencias en materia de administración de la salud, de la seguridad, de la educación en la región y obviamente la prestación de todos los servicios básicos de transporte. Pero por otro lado, algo más importante, pelear porque los alcaldes de la región y Rodrigo Díaz en su calidad de gobernador con el consejo regional, parte de los tributos que se recaudan en la región tienen que quedar en la región y eso no solo tiene que ver con ciertos impuestos ambientales sino que tiene que ver con impuestos al consumo que hoy día todos se vienen a Santiago y se concentran en Santiago.
Santiago va a tener que comenzar a dejar de concentrar el 85% de las ventas del país, que se facturan en Santiago. Van a tener que empezar a tributar en regiones y cuando se abra un pequeño almacén en Coronel, en Talcahuano, es que parte del IVA se quede en Coronel para que el alcalde y el consejo municipal tenga recursos para resolver problemas de la comuna y Rodrigo Diaz tenga otro porcentaje para resolver los problemas de la región y el país con otra parte para resolver los problemas del país.
Así avanzan los países, compartiendo las cosas, compartiendo los desafíos y no creyendo que desde un solo lugar se pueden encontrar las respuestas para todo Chile.
Todavía lo recuerdan como el galán rural por venir de regiones ¿Le gustaría volver a esa zona y representarla?
Me lo han preguntado muchas veces. Crecí en Cabrero en el campo hasta los 8 años hasta que falleció mi padre y terminamos en Coronel donde hice parte de mi escuela básica y media en la escuela 7 de Coronel, la 49 de esa época, Salamanca hoy día, y luego estudié en la Universidad de Bío Bío. Fui gobernador de Arauco.
Soy muy de allá y cuando me dicen esto del galán rural al final, ya lo siento con orgullo porque se trató de hacer de una manera despectiva pero al final creo que represento a millones de personas que somos de regiones y que con esfuerzo de la familia -en este caso mi madre, mi tía, mis hermanos- logramos salir adelante.