Pasaron al contrataque. Así podría resumirse la moción presentada este jueves por el comité de acreedores no garantizados que se enfrenta a CorpGroup Banking (CGB) y otras cuatro firmas ligadas al magnate chileno, Álvaro Saieh, acogidas al Capítulo 11 del Código de Quiebras de Estados Unidos.
La disputa comenzó luego de que CBG, sociedad a través de la que Saieh y su grupo tiene el 26% de Itaú Chile, entrara en default y debiera iniciar su proceso de reorganización judicial en EEUU.
Se trata de un grupo de 37 acreedores, nacionales e internacionales, que buscan recuperar unos US$500 millones. Entre los más destacados aparecen Larraín Vial, Consorcio, Indumotora y Compass.
Lea la moción
Directorio dominado por holding brasileño
A través del documento de 122 páginas presentada ante la United States Bankruptcy Court de Delaware -al que tuvo acceso la Unidad de Investigación de BioBioChile– el comité busca mantenerse como acreedores prioritarios y dejar en un segundo lugar a Itaú Unibanco, el holding brasileño con el que se fusionó Corpbanca y con quien Saieh también mantiene cuantiosas obligaciones tras un préstamo en medio de dicha operación.
En efecto, mediante el escrito se argumenta que la transnacional fue parte responsable de la catástrofe económica al interior de Itaú-Corpbanca, por lo que la prioridad de los pagos debiese ser para el comité de acreedores y no al consorcio.
De acuerdo a la presentación de los acreedores, el directorio de la fusión estaba controlado justamente por los brasileños, por lo que todas las decisiones pasaban por sus manos.
Y más. Apuntan que cuatro de 11 puestos del directorio de Itaú Corpbanca eran nombrados por la firma de Saieh. Sin embargo, detalla el escrito, ellos debían votar según las instrucciones de Itaú Unibanco en casi todos los asuntos, por lo que finalmente eran los brasileños quienes dominaban la instancia.
“Transferencias fraudulentas” y otros
El documento también da cuenta de la investigación iniciada por los acreedores en contra de sus deudores, en los que se habrían descubierto posibles irregularidades al interior de la empresas ligadas a Saieh.
Esto es importante para el comité, puesto que al perseguir a los responsables, les permitiría -vía reclamaciones- obtener dineros frescos para que le sean devueltos.
Aquí aparecen transferencias fraudulentas, contratos simulados y transacciones con partes relacionadas, entre otras.
“La persecución de estas causas es fundamental, puesto que la resolución de estos problemas va, ente otras cosas (…) producir una fuente de recuperación sustancial para acreedores no garantizados”, versa el escrito.
Declaración del heredero
A través del escrito, el comité también solicitó que se le otorgue el derecho exclusivo para llegar a acuerdos en el proceso de liquidación.
Esto, porque temen que las entidades afiliadas de CorpGroup y miembros de la familia Saieh -al ser controladores de los deudores- estén negociando consigo mismos algún acuerdo para dar solución a las reclamaciones presentadas en la moción.
Y no sólo eso. También piden recaracterizar los prestamos de Unibanco como compras de acciones de Itaú CorpBanca, de modo de dejar fuera las reclamaciones de deficiencia que el el holding brasileño pudiera tener con las empresas ligadas a Saieh.
Con todo, en medio del proceso judicial el comité de acreedores citó a declarar a Jorge Andrés Saieh Guzmán, miembro del directorio de CorpGroup Banking e hijo del magnate.
La cita es para el 5 de enero de 2022, a las 09:30 horas vía remota, de acuerdo a un segundo documento al que accedió este medio, y estará a cargo de los asesores legales del comité.
De acuerdo a un artículo publicado en agosto de este año por Diario Financiero, los acreedores contrataron al aclamado estudio Morgan, Lewis & Bockius.
“Se trata de uno de los bufetes más importantes de EEUU y tiene más de 150 años de existencia. La base de sus clientes incluye a cerca de 300 empresas que componen las 500 compañías más grandes de EEUU en ingresos”, reza el citado artículo. También cuentan con el apoyo de Robinson & Cole.
Las tarifas van desde los US$600 a US$1.350 por hora (de medio a 1,1 millones de pesos chilenos).