“Voh eres un simple gendarme coimero y corrupto”. Así reaccionó Héctor Hernán Herrera Villa al interior de un restaurante en Florida, región del Bío Bío. El grito iba en contra de Eduardo. Y no sólo el grito, porque momentos después y sin mediar provocación, Herrera le propinó un golpe de puño en el mentón.
La agresión ocurrió el 30 de julio de 2016, cuando Herrera aún no era conocido para la opinión pública. Pasaron poco más de tres años, para que durante el toque de queda del martes 22 de octubre de 2019, el nombre de este sargento del Ejército saliera a la luz, al disparar a quemarropa en contra de una persona en la Remodelación Paicaví de Concepción.
El militar, que actualmente se encuentra en prisión preventiva en el Regimiento Chacabuco, cuenta con prontuario. Sobre él pesan cuatro condenas: una determinada en la justicia militar por cuasidelito de lesiones graves, y otras tres por los tribunales ordinarios por lesiones leves.
BioBioChile accedió a la declaración que prestó la víctima del disparo ante el Ministerio Público y a su testimonio entregado en exclusiva a este medio, donde denunció haber sido sacado por militares sólo horas después de ser sido sometido a una intervención quirúrgica que permitió extraer un cartucho completo desde su pierna derecha, porque no alcanzó a liberar los balines y terminó ingresando íntegramente en su extremidad.
Según asegura, estuvo una hora y media esperando por una ambulancia, la que habría sido solicitada por un periodista que se encontraba en el lugar, tras haber sido negada por los uniformados.
Noche de furia
Eran cerca de las 02:30 de la madrugada del 08 de mayo de 2011. Oscar transitaba por el centro de Florida, pequeña localidad de la provincia de Concepción, cuando en calle Sargento Aldea, al llegar a General Baquedano, fue abordado por Herrera Villa.
La justicia estableció que sin causa ni motivo justificado, el militar lo atacó con patadas y puños. El afectado terminó con contusiones costales y excoriación frontal, según indica el certificado de atención médica otorgado esa noche. Puesto en simple, lo golpeó en las costillas y lo dejó con rasmillones producto de la golpiza.
Pero Oscar no fue la única persona que el sargento Herrera Villa dejó en el hospital aquella madrugada. Cerca de 45 minutos después, a las 03:15 horas, el militar atacó a Cristian, quien se encontraba sólo a un par de cuadras de donde ocurrió el primer hecho, en calle Eleuterio Ramírez, cerca de la plaza de la comuna.
La víctima estaba a bordo de su vehículo, estacionado. Nuevamente, sin causa ni motivo justificado, Herrera Villa atacó, esta vez con un golpe de puño en el rostro del afectado, quien resultó con lesiones de carácter leve, de acuerdo al certificado de atención médica.
Ambos lesionados iniciaron sendos procesos judiciales, que terminaron con el militar condenado en ambas causas. ¿La sanción? Una Unidad Tributaria Mensual (UTM) por cada agresión, es decir, unos 80 mil pesos en total.
Show en restaurante
Cinco años después, la historia se repetía. Esta vez el escenario no fue una calle oscura de Florida, sino que en un pub restaurant emplazado frente a la Plaza de Armas: el Laberintos.
Eduardo estaba ahí cuando Herrera Villa llegó. “Voh eres un simple gendarme coimero y
corrupto”, increpó el sargento, para luego -sin mediar provocación por parte de la víctima- agredirlo con un golpe de puño en el mentón, tal como se acreditó judicialmente.
La víctima resultó con una contusión en la mandíbula, catalogada clínicamente como una lesión leve.
El militar nuevamente fue sancionado al pago de una multa, ascendiente a una UTM, unos 40 mil pesos.
A las tres condenas señaladas, se suma otra por cuasidelito de lesiones graves, en 2003. BioBioChile intentó obtener antecedes de lo ocurrido entonces, pero fue imposible, al ser reservada por encontrarse en la justicia militar.
Disparo en la Remodelación
Pese a las condenas por hechos violentos que pesan sobre Herrera Villa, el Ejército lo mantuvo en sus filas y el 22 de octubre de este año le entregó un arma para resguardar el orden público, tras la medida extraordinaria del Estado de Emergencia decretada por el Gobierno. El sargento llegó esa tarde hasta la denominada Remodelación Paicaví de Concepción, en medio del toque de queda vigente en toda la provincia.
Las manifestaciones se habían prolongado por varias horas en la ciudad. Pese a la restricción, varias personas se encontraban en la vía pública. Una de ellas era Gastón, trabajador de la construcción, de 50 años de edad, quien volvía de sus faenas a su casa ubicada a unos metros de donde estaba Herrera Villa.
Según relató la víctima, cuando se aproximaba a la Remodelación Paicaví, comenzaron disparos. Un desconocido le alertó que militares estaban empleando armamento, por lo que decidió esconderse detrás de un poste y de un arbusto.
“¡Hay dos!”, gritó una mujer desde los edificios aledaños, lo que alertó a Herrera Villa y sus compañeros. El militar le gritó a Gastón, pero él continuó caminando y fue entonces que recibió un disparo a quemarropa.
“Yo trate de explicarle a uno de ellos que no estaba haciendo nada y que sólo venía de vuelta de mi trabajo, pero él me apuntaba con una escopeta y me decía que me detuviera. Nunca me fui encima del funcionario, yo sólo camine hacia él para explicarle qué llevaba en mi mochila, que era sólo mi ropa de trabajo”.
El tiro fue a tan corta distancia que el cartucho -que contiene pólvora y balines de goma- no alcanzó a desintegrarse para liberar los proyectiles y término ingresando de manera íntegra en la pierna del afectado.
Sacado del hospital por militares
Gastón declaró ante el Ministerio Público una semana después. Esa mañana del 29 de octubre de 2019, no sólo relató los hechos anteriormente descritos, sino también qué pasó cuando ya estaba reducido.
El afectado dijo en su testimonio que tras el disparo sintió “de inmediato mucho dolor”.
“Dos funcionarios se me fueron encima y me esposaron. Después me hicieron ponerme de pie y me llevaron hasta Paicaví. Ahí no me atendieron y me dejaron tendido en el suelo”, relató.
Y añadió: “Recuerdo que un periodista se acercó a ayudarme y él llamó la ambulancia, que llegó como una hora después”.
Personal de emergencia lo trasladó hasta el Hospital Regional de Concepción, donde llegó minutos antes de las 20:00 horas. Allí fue tratado y horas más tarde -según consta en su declaración ante el Ministerio Público- militares llegaron preguntando por su celular, el que no fue entregado.
“No sé para qué lo querían, pero les dije que no lo andaba trayendo”, afirmó.
A lo indicado al Ministerio Público se suma el testimonio que entregó Gastón en exclusiva a BioBioChile. Si bien no está contemplado en su declaración ante la Fiscalía, relató que tras la cirugía, a eso de las 00:00 horas fue sacado del hospital, subido a un camión militar y llevado hasta la Segunda Comisaría de Carabineros de Concepción.
Allí, en un calabozo, habría pasado la noche hasta que eso de las 05:00 horas -contó- fue llevado a su casa en una patrulla. Sin sirenas, sin balizas, en silencio, comentó.
Amenazas
Lo que sí consta en lo referido por Gastón a la Fiscalía es que el viernes 25 de octubre recibió amenazas.
“Cuando fui al trabajo a dejar mi licencia médica, junto a un vehículo en el que me movilizaba se acercó un vehículo de color gris, en que andaban dos hombres, quienes me dijeron que no hablara nada, y que me andaban vigilando. No me dijeron nada más”, detalló.
Las personas ya eran conocidas para Gastón, pues -según declaró- eran las mismas que lo “visitaron” en el hospital en busca de su teléfono celular.
En su primera declaración, cuando fue requerido por la PDI horas después del ataque, la víctima señaló que las lesiones se las provocó por una caída. “Eso lo dije por miedo, ya que un militar me había advertido que dijera eso si me preguntaban”, aseguró luego ante el fiscal adjunto de Concepción, Jorge Lorca. Pero los videos de lo ocurrido ya se habían viralizado y era evidente que su lesión era producto de un disparo.
“No tengo rencor”
Volviendo al momento de los hechos, todo se originó cuando Gastón -junto a otra persona- se encontraba oculto detrás de unos arbustos. Ahí una mujer lo acusó ante los militares. El hombre afirmó que no guarda resentimiento.
“Todos cometemos errores. Me gustaría preguntarle porqué lo hizo, pero yo no tengo rencor con nadie”, indicó.
Cuando intentó hablar con Herrera Villa, asegura que su intención no sólo era demostrar que venía de su trabajo, sino además comentarle que había hecho el Servicio Militar en su juventud.
Sobre el actuar del sargento, el afectado dijo que “un militar no puede hacer eso, ya que todos somos seres humanos”.
Añadió que tras lo ocurrido ha tenido severos problemas económicos por los gastos médicos que significan las curaciones de la herida y que ya no puede trabajar al encontrarse lesionado en una pierna.
Pese a condenas no hay inhabilidad
BioBioChile se contactó con el Ejército para consultar si existen sanciones en contra del sargento Herrera Villa al interior de la institución por las cuatro condenas que pesan sobre él y por qué una persona condenada permanece en las filas del Ejército. Asimismo se pidió un pronunciamiento respecto a por qué un funcionario con tal prontuario es derivado al resguardo de la seguridad pública, empleando además un arma.
La respuesta no da luces concretas a las interrogantes planteadas, aunque señalaron que “tratándose de ilícitos cometidos durante el servicio activo, se hace presente que, conforme al sistema procesal y penal vigente, ellos no acarrean, necesariamente, la inhabilidad para permanecer en funciones, habida consideración del régimen de las salidas alternativas y cumplimiento alternativo de condenas”.
Lee la respuesta íntegra a continuación:
Para ingresar al Ejército, cada persona cumple con los respectivos procesos de selección, ya sea para Soldado Conscripto, Suboficial u Oficial, los que incluyen, entre otros aspectos, un análisis de sus antecedentes, de acuerdo a la información oficial disponible en los respectivos órganos e instituciones del Estado. En este caso, el organismo competente es el Servicio de Registro Civil, quien proporciona la información de manera oficial sobre la materia.
En el caso de delitos cometidos por menores de edad, cabe hacer presente que, respectos de éstos no les asiste responsabilidad penal, motivo por el cual pueden haber sido omitidos dichos datos en los respectivos extractos. Por consiguiente, la Institución ha obrado en conformidad a la información oficial proporcionada por los organismos competentes.
Tratándose de ilícitos cometidos durante el servicio activo, se hace presente que, conforme al sistema procesal y penal vigente, ellos no acarrean, necesariamente, la inhabilidad para permanecer en funciones, habida consideración del régimen de las salidas alternativas y cumplimiento alternativo de condenas.
Cabe destacar que en conformidad a lo dispuesto en el artículo 21 de la Ley No 19.628, sobre protección de la vida Privada “Los organismos públicos que sometan a tratamiento datos personales relativos a condenas por delitos, infracciones administrativas o faltas disciplinarias, no podrán comunicarlos una vez prescrita la acción penal o administrativa, o cumplida o prescrita la sanción o la pena.”, motivo por el cual no es posible referirse a dichas datos por exigencias legales.
Finalmente, esperamos haber dado satisfacción a sus requerimientos, indicándole nuestra disposición permanente para aportar con información institucional para el ejercicio de la labor periodística.