Eliminada durante tres minutos de incredulidad, cuando Costa Rica remontó a Alemania y despertó del letargo a una España que tiró por tierra todas las buenas sensaciones en el Mundial de Qatar.
España le debe una a Alemania tras un capítulo de esperpento inolvidable en el Khalifa Internacional. En un Mundial en el que ya le sentaban en la mesa de favoritas, su fútbol no le dio para clasificarse por si misma y tuvo que hacerlo desde la remontada germana improductiva porque la Roja no cumplió con su papel tras exhibir tanta superioridad que cayó en una relajación imperdonable.
Lo preveía Luis Enrique que revolucionó su once con hasta cinco cambios, buscando frescura e insistiendo en la figura de Rodri como central, único superviviente en una defensa cambiada al completo. Buscó la profundidad con Balde y el desborde de Nico Williams. Ante una defensa de cinco debía abrir el campo.
Desde el dominio abrumador de la posesión en el primer acto, España aceleró cuando Pedri subió de marcha y la movilidad de Gavi apareció entre espacios. Solo desde el error, en una mala salida de balón de Pau Torres o un despiste grave de Busquets, con disparo de Ito al lateral de la red, Japón sintió la opción de poder hacer daño al inicio.
La relajación llegó provocada desde la ventaja en el marcador por el hambre de éxito de Álvaro Morata. Ya había probado al portero Gonda, cuando encontró el centro medido de Azpilicueta para cabecear, libre de marca, a placer, picado abajo para situar su nombre a la altura de Zarra. Tres goles en sus tres primeros partidos en un Mundial.
Con Unai Simón caminando de nuevo por el alambre en inicios de jugada evitables que no solo instala el susto en el aficionado, también despierta rivales. Los primeros trazos del despertar nipón llegaron con una carrera de Kubo contra el mundo, sacando a relucir dureza en un mensaje a un rival que se sintió clasificado.
La debilidad de España
Una debilidad desconocida con Luis Enrique al mando, apareció en unos minutos de incertidumbre en el arranque del segundo acto. En cuanto Japón pasó al plan b, con retoques de su seleccionador Hajime Moriyasu, salió a morder y sacó a relucir todas las carencias insospechadas de España. La lenta reacción del portero al disparo centrado de Doan provocó el empate.
En dos minutos que pasan a la historia negra de los Mundiales de España, Japón volteó el marcador. Tardó más el VAR en dar validez a su segundo tanto que los ‘samurais azules’ en dar una bofetada de realidad a la Roja. El centro por la banda de Balde, Unai sin atreverse a dar el paso al frente y la pelea con corazón por un balón que parecía haber salido por línea de fondo antes de que Tanaka marcase a placer.
Los males iban más allá de lo que ocurría en el Khalifa Internacional. Japón era primera. Durante unos minutos España estuvo eliminada. Costa Rica remontaba a Alemania y la primera vez que se veía por detrás en el marcador, el castigo era mayúsculo.
El pánico se sintió. Los cambios de Luis Enrique devolvieron al plan inicial, la entrada de Marco Asensio, Ferran Torres y hasta el debut de Ansu Fati en busca de un gol que primero necesitó y luego, cuando Alemania reaccionó, habría salvado el honor pero complicado el camino. Y fue incapaz España aunque quiso.
Marco Asensio con un disparo de zurda que sacó abajo Gonda y una ocasión perdonada por Dani Olmo, fueron las únicas acciones de peligro de un equipo que pasa de la exhibición ante Costa Rica a la duda como castigo a la falta de actitud competitiva.
España no se cruzará con Brasil en los hipotéticos cuartos, pero no por especulación. Su realidad fue peor ante Japón, que se cita con Croacia. Marruecos medirá la realidad de la selección de Luis Enrique, preparada para la ola de crítica que se avecina.