Apareció Lionel Messi para resolver el asunto, para sacar a Argentina del enredo en el que andaba metido tras su inesperada y bochornosa derrota frente Arabia Saudita y restablecer el panorama de la Selección Albiceleste en Qatar 2022, con un sufrido triunfo que deja contra las cuerdas ahora a México.
Le basta con eso a ‘la Pulga’, el principal, casi único, argumento del que tiró el combinado de Lionel Scaloni para tumbar a un rival timorato, resignado a su suerte desde el primer momento y que queda con un pie fuera del Mundial, aunque no según los números.
Argentina resucitó. Puede terminar, incluso, como primera de grupo si se impone a Polonia en la última fecha. Todo quedará como debía en ese caso y el revés ante Arabia habrá sido un tropiezo coyuntural, un accidente.
Y es que el batacazo impensable ante Arabia Saudita había puesto en entredicho el proyecto mundialista de Scaloni. Un mazazo que dejó tocado todo el entorno de la Albiceleste que ha llegado a Qatar 2022 cargada de ilusión. El tiempo corre en contra de Leo Messi y su llama se agota por imperativo natural. Por eso, este Mundial es asumido como el “último baile” del astro.
Algo tenía que cambiar el equipo trasandino después de las dudas que desempolvó Arabia. No se anduvo con chiquitas el técnico que implantó una revolución radical en su once. Cinco cambios. Cinco caras nuevas para la cita con México. Tres en la zaga, señalada en el primer partido, y dos en el centro del campo.
Un lavado de cara abrupto que dejó entrever que las cosas no están claras justo en un duelo cumbre, una final prematura ante un adversario al que tiene tomada la medida. Sobre todo en los Mundiales. En las tres ocasiones que han coincidido en un Campeonato, en todas salió airosa la Albiceleste.
Por eso, el técnico mexicano, el argentino Gerardo Tata Martino, que solo hizo dos variaciones en su once, implantó una defensa de cinco jugadores. Y con falso delantero. Una declaración de intenciones.
México jugó a que en el campo ocurrieran pocas cosas. Lo menos posible. Tomó como un mal menor un punto. Un empate le dejaba con vida después de evitar la derrota contra Polonia y con Arabia como siguiente rival. Asumía su inferioridad, histórica; lo dicen los antecedentes.
Y durante mucho tiempo se jugó a lo que quiso México. No pasó nada en la primera mitad. No hubo lanzamientos a portería. Los intentos de Argentina, precipitada, se ahogaban en el área o en su frontera. Leo Messi, excesivamente retrasado para poder participar del juego, apenas tenía influencia. Mientras, México se vio incapaz, sin recursos para poner en aprietos a Emiliano Martínez.
Aún así, fue el equipo de Martino el único que lanzó a portería antes del descanso en un tiro libre inocente, vistoso, en el que se lució el portero argentino del que no había habido noticias en todo el partido.
Solo una genialidad, un momento puntual, una aparición de Messi podía dar un giro a la cita. En un partido plano que se había empezado a desnivelar a la vuelta de vestuarios, el capitán asumió la responsabilidad. Avisó primero en un balón parado, en la media luna, tras sufrir una falta de Erik Gutiérrez. Pero en la siguiente que tuvo no perdonó.
Le vio Ángel Di María desde la derecha. Solo, en la frontal. Messi recibió la pelota y con un tiro raso, con la izquierda, pegado al palo, batió a Guillermo Ochoa.
El segundo gol en Qatar 2022, que le deja a uno de los artilleros del mundial, el ecuatoriano Enner Valencia y el francés Kylian Mbappé y a dos de Gabriel Batistuta, el máximo goleador argentino en la historia de la competición, con diez, alivió a Argentina que se encontró más cómoda después, con espacios.
México tampoco en esta ocasión pudo evitar la derrota mundialista. Y van cuatro. Buscó la reacción con la entrada de Raúl Jiménez y Roberto Alvarado.
Pero le falta pólvora a La Tri y argumentos para dar un giro al partido que cerró Enzo Fernández, a tres minutos del final, cuando recibió la pelota de Messi tras un córner, se adentró en el área y desde el pico envió una parábola que superó a Ochoa. Un gran gol para poner el broche a la victoria.