El paratleta Zviad Gogotchuri, que fue medalla de oro en Río 2016 en la categoría -90 kilos en judo, ha sido expulsado de Tokio 2020 tras ser arrestado esta semana en la capital nipona por agredir presuntamente a un guardia de seguridad, informó hoy el comité organizador.
El yudoka de 34 años, que debía competir en los Juegos Paralímpicos de Tokio en la categoría -100 kilos, fue arrestado el pasado lunes al ser acusado de romperle una costilla a un vigilante jurado sexagenario el pasado 12 de agosto.
El día de autos, la seguridad del hotel de Tokio donde Gogotchuri y otros paratletas georgianos guardaban cuarentena a raíz de que un miembro de su delegación diera positivo en COVID-19 les llamó la atención por el ruido que estaban haciendo el yudoka y otros compañeros mientras consumían alcohol en los pasillos del alojamiento.
Presuntamente Gogotchuri atacó a uno de los guardias y le fracturó una costilla.
El comité organizador de Tokio 2020 anunció que también ha sancionado a uno de los paratletas que se encontraban bebiendo en el hotel y que no se le permitirá entrenar durante 3 días.
La organización ha dicho que ha lanzado una advertencia seria a los 15 paratletas que se alojaban en el hotel y al Comité Paralímpico de Georgia por su conducta.
Georgia ya protagonizó otro incidente durante los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, concluidos el pasado 8 de agosto.
Durante el evento dos yudokas de esta nacionalidad, Vazha Margvelashvili y Lasha Shavdatuashvili (que fueron plata en -66 kilos y -73 kilos, respectivamente), rompieron el protocolo sanitario establecido y abandonaron la villa olímpica para hacer turismo en la capital nipona, algo que los deportistas tenían prohibido.
El judo georgiano vive así un mes negro, puesto que esta misma semana Zurab Zviadauri, oro en -90 kilos en Atenas 2004 y primer campeón olímpico desde que Georgia es un país independiente, fue detenido como sospechoso de matar a tiros a tres personas.
Esta previsto que unos 4.400 paratletas participen en los Juegos Paralímpicos de Tokio entre el 24 de agosto y el 5 de septiembre.
También se celebrarán bajo un estricto protocolo sanitario que, al igual que en los Juegos Olímpicos, supondrá la ausencia de público en las gradas en un momento en que Japón experimenta su peor ola de contagios con Tokio bajo la enésima alerta sanitaria.