“El modus operandi del tema era la distribución de los productos por laboratorio, (y) cada laboratorio se llevaba tantas ampollas. La planta de nosotros era la más chica, por lo que la discusión principal era entre los ejecutivos de Sanderson y Rider, que eran los más grandes (…) Lo que se buscaba con estas reuniones eran dos objetivos: uno, bloquear el ingreso de nuevos competidores a las licitaciones de Cenabast y; lo otro, buscar la mayor producción en las plantas de cada uno. El hacer un negocio era secundario; para nosotros era un 30% de las ventas (y con eso) se buscaba mantenernos en el mercado”.
Este extracto forma parte de la declaración que entregó Claudio Reginato Vásquez, uno de los dueños del laboratorio Biosano, en las oficinas de la unidad de Alta Complejidad de la Fiscalía Metropolitana Oriente, el 18 de agosto de 2016. A través de su testimonio, Reginato reconoció ante el fiscal que encabeza el caso, Pablo Norambuena, que su laboratorio participó junto a Fresenius Kabi y Sanderson en la colusión para repartirse las licitaciones de 93 medicamentos genéricos convocadas por la Central Nacional de Abastecimiento del Sistema Nacional de Servicios de Salud (Cenabast), entre 1999 y 2013. Si bien el laboratorio Rider -mencionado en la declaración- participó en el inicio del acuerdo colusorio, salió de ese mercado en 2003.
El Ministerio Público abrió esta investigación el 5 de agosto del año pasado, al día siguiente de que la Fiscalía Nacional Económica (FNE) presentara un requerimiento ante el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC), mediante el cual acusó a los tres laboratorios de haberse coludido en dicho mercado. El persecutor económico sostuvo en su requerimiento que durante el período analizado, las subastas adjudicadas por Cenabast superaron los $ 24.000 millones y que los tres laboratorios acapararon en torno al 85% de ese monto (unos $ 19.200 millones).
Así, el caso se desarrolla por dos carriles paralelos: mientras en el TDLC se dirime si la eventual colusión atentó contra la libre competencia, la fiscalía busca establecer si estos hechos constituyeron un fraude al Fisco.
Radio Bío Bío accedió a la declaraciones de Claudio Reginato y de su hermano Maurizio, además de otros antecedentes que figuran en la investigación del Ministerio Público y en el expediente del TDLC, los que revelan detalles inéditos de cómo operaba el acuerdo entre los laboratorios: las etapas, el modus operandi y los personajes clave, entre otros aspectos.
Cómo partió todo
Claudio Reginato Bozzo adquirió el laboratorio Biosano en 1982. Luego de su muerte, en 1992, siguió en la administración de la empresa Silvia Galindo, quien se desempeñaba como gerente comercial. Ella fue clave en el origen de la colusión, según los testimonios aportados por los hermanos Claudio y Maurizio Reginato Vásquez, hijos de Reginato Bozzo y quienes controlan actualmente la empresa.
Cuando Claudio Reginato Vásquez llegó a trabajar a Biosano, en 1999, “el encargado comercial era una señora de nombre Silvia Galindo, que falleció, y fue ella la que introdujo a mi hermano a este tipo de acuerdos que se hacían con los demás laboratorios. Ella fue la que le dijo a mi hermano que así se manejaba el mercado”, declaró Maurizio Reginato ante el fiscal Pablo Norambuena, el 11 de agosto del año pasado.
Esta versión fue respaldada por Claudio, quien contó sobre la primera reunión en la que participó con ejecutivos de otros laboratorios. A los pocos meses de haber arribado a Biosano, recordó Claudio ante el fiscal, “la señorita Silvia Galindo me pide que salgamos a terreno a una reunión y era un almuerzo con la gente del laboratorio Sanderson; me lo dice cuando vamos en camino. Nos juntamos en un restaurante cerca de Parque O’Higgins, y ahí me encontré y conocí a don Pedro Pablo Echeverría, quien era gerente comercial de Sanderson; y estaba José Acevedo, del Laboratorio Rider (sic)”.
El empresario añadió que “en la reunión empezamos a hablar el tema de los pagos en la Cenabast, y de temas no relacionados con el rubro, luego empezamos a conversar sobre la licitación de la Cenabast respecto de productos que nosotros comercializábamos: las ampollas (sic)”.
Después de esa primera experiencia, Claudio se mantuvo al margen de las reuniones para coordinar la repartición de las licitaciones de la Cenabast para medicamentos genéricos (ampollas). Galindo, en tanto, siguió trabajando en la empresa. Una vez que ella se jubiló, a inicios de la década de los 2000, Claudio tomó la posta y comenzó a participar de los encuentros con sus competidores, los que eran convocadas por Pedro Pablo Echeverría, de Sanderson. Las citas se trasladaron desde un restaurante cercano al Parque O’Higgins hasta el Centro Vasco, ubicado en Providencia, y se realizaban una vez al año, pues en ese tiempo Cenabast licitaba una vez por año.
Entre 1999 y 2003, durante la primera fase de la colusión, eran tres los laboratorios que componían el mercado de las ampollas: Rider, que tenía un 40% de partipación; Sanderson, con un 40%; y Biosano, con un 20%.
“Cuando llego el 2001 al laboratorio, el primer año estuve enfocado a las exportaciones y a partir del 2002 mi hermano me refirió estos hechos que consistían en repartirse el mercado de las licitaciones, acordar las participaciones de mercados, acordar cuotas y eso estaban en base a los porcentajes 40%, 40% y 20 (sic)”, narró Maurizio, al fiscal Norambuena.
Otro de los objetivos que perseguían los laboratorios con el acuerdo era impedir que entraran nuevos competidores al mercado.
Pero en 2003 ocurrió un hecho que cambió la dinámica del cartel: Rider salió del mercado y cerró su planta de medicamentos inyectables, por lo que solo quedaron Biosano y Sanderson. Este último laboratorio, de acuerdo al relato de Maurizio Reginato, siguió dictando los lineamientos de “la asignación de productos”, citando a las reuniones para repartirse las participaciones de mercado de cada compañía. Desde ese momento las cuotas de mercado quedaron repartidas en un 70% para Sanderson y en un 30% para Biosano.
“Desde el 2003 hasta el 2006 las reuniones eran organizadas por Sanderson, de la misma manera citada por ellos y también tenía la asignación de productos pero ya con dos laboratorios. A veces dentro de la misma asginación que hacía Sanderson los precios que ellos asignaban estaban bajo nuestros costos y nosotros teníamos que aceptar para respetar el acuerdo y seguir vendiendo (sic)”, contó Maurizio Reginato, al declarar en las oficinas del Ministerio Público.
Durante esta nueva etapa del acuerdo colusorio, los hermanos Reginato Vásquez y Pedro Pablo Echeverría cada año esperaban que se publicaran las licitaciones de la Cenabast. Tras ello, Echeverría los llamaba y se juntaban en el Centro Vasco. En el encuentro, el entonces ejecutivo de Sanderson llevaba su propuesta de participación del mercado y de los precios asignados, indicando el producto, la licitación y la cantidad que quedaría para ellos y la que le correspondía a Biosano. De este modo, en las licitaciones asignadas para Sanderson, este laboratorio debía presentar un precio x que era inferior al que ofertaría Biosano, y se aplicaba lo mismo para las subastas destinadas para Biosano.
El quiebre transitorio
La colusión vivió su momento más álgido durante 2006, cuando estuvo a punto de terminar de forma abrupta. Así lo aseguraron los hermanos Reginato Vásquez en sus respectivas declaraciones ante el fiscal Pablo Norambuena.
Entre 2005 y 2006, Biosano, laboratorio controlado por los Reginato Vásquez, comenzó a importar productos terminados desde Argentina, los que consistían en soluciones parenterales de gran volumen (sueros).
“Con eso, en ese momento, Sanderson se molestó porque nos estábamos metiendo en los negocios de ellos. Pedro Pablo Echeverría conversó con mi hermano para manifestarle la molestia que estuviéramos incursionando en este mercado, y que a partir de este momento no iban haber más acuerdos para las licitaciones de Cenabast y que nos iba a hacer pedazos. Ese año hubo un quiebre, nosotros salimos del acuerdo de varias licitaciones (sic)”, manifestó Maurizio Reginato en su testimonio. Sin embargo, agregó, “al cabo de 4 meses se retoman los acuerdos, estuvimos peleados como un semestre”.
Uno de los factores que incidió en la recomposición de las relaciones fue la aparición en escena de Fresenius Kabi, un jugador internacional, relataron los hermanos Reginato Vásquez. Luego de intentos infructuosos por comprar Biosano, Fresenius buscó otra opción y adquirió el laboratorio Sanderson en 2007.
“El 2007, antes de la licitación de Cenabast sobre productos inyectables genéricos de pequeños volúmenes (ampollas), Pedro Pablo Echeverría me contacta por teléfono. Yo ya sabía que Sanderson se había vendido a Fresenius Kabi y me dice Pedro Pablo que había una nueva administración y que nos juntáramos a tomar desayuno para presentar a la nueva administración y conversar. Yo ya conocía al señor Mariano Ojeda y al señor Allan Mollard, que eran el nuevo gerente general de Fresenius Kabi (Sanderson); y gerente regional o director de América Latina, respectivamente, ya que Laboratorio Fresenius nos trató de comprar nuestro laboratorio Biosano y ahí conocí a estas dos personas (sic)”, dijo Claudio Reginato.
Los hermanos Reginato Vásquez aceptaron la invitación y se juntaron en el Hotel Crown Plaza con Pedro Pablo Echeverría, Mariano Ojeda y Allan Mollard, ejecutivos de Fresenius. “Allan Mollard comenta que nos invita a volver a sentarnos en la mesa para volver a negociar las licitaciones de Cenabast. Nosotros les dijimos que lo íbamos a analizar y les íbamos a informar. No recuerdo si se habló de porcentaje de participación, pero sí se hizo en la reunión siguiente”, afirmó Claudio.
Se desmorona el acuerdo
El acuerdo se retomó con las mismas condiciones: un 70% del mercado para Fresenius Kabi (Sanderson) y un 30% para Biosano. También se utilizó el mismo modus operandi: los ejecutivos se reunían antes de las licitaciones de la Cenabast para repartirse la asignación de productos, acorde a las cuotas de mercado respectivas. A todo ello se sumó un nuevo elemento: Mariano Ojeda se incorporó a los encuentros en los que participaban Pedro Pablo Echeverría y los hermanos Claudio y Maurizio Reginato Vásquez.
“Esto ocurrió entre los años 2007 y 2012. Realizábamos dos a tres reuniones por año con los representantes de Fresenius Kabi Sanderson y nosotros por Biosano; por lo menos deben haber sido 15 reuniones en ese periodo”, relató Maurizio Reginato.
Si bien Fresenius continuó con el esquema que venía aplicando Sanderson, según Maurizio, el labotarorio internacional llegó más preparado y perfeccionó el mecanismo. Entre otros aspectos, llegaba a las reuniones con planillas que contenían la propuesta de repartición de productos, individualizando cada uno de ellos, el número de ID, la cantidad, el precio del año anterior y el precio que debía ofertar cada uno en las licitaciones de la Cenabast.
Pero no todos tenían el mismo nivel de compromiso y convicción dentro del cartel de los laboratorios. “Los que siempre tratábamos de mantener el acuerdo éramos don Pedro Pablo y yo. Los más díscolos eran Mariano y Maurizio, ellos eran más radicales. Maurizio estaba más incómodo con el acuerdo e intentaba salirse. Mariano también se sentía incómodo”, confesó Claudio en su declaración ante el Ministerio Público.
Pese a dominar el mercado sin mayores contratiempos, durante esos años sucedieron algunos hechos que nuevamente impactarían en el acuerdo colusorio. Aunque esta vez el efecto sería irreversible.
Las bases de las licitaciones que convocaba la Cenabast fueron sufriendo cambios desde el 2000 en adelante. Así, entre el 2000 y 2005 la variable que sobresalía sin contrapeso era el precio, después, desde 2005 hasta 2010 se incorporó un polinomio, donde si bien el precio siguió siendo un factor preponderante, se agregaron otras variables como la experiencia clínica y la calificación del proveedor. Y de 2010 en adelante se incluyeron nuevas variables como la distribución y la cobranza.
“Adicionalmente, las bases cambiaron la asignación de puntaje, eso significaba que el precio pesaba un 60% a 70%, lo que llevó a que muchas licitaciones fueran adjudicadas al más caro, además muchas licitaciones se declararon desiertas porque no participamos, ya que no sabíamos cómo asignar el incobrable, por lo que en varias licitaciones en ese periodo no ofertamos por el peligro del incobrable a ciertos clientes de mala paga. Ahí se hacían más difíciles los acuerdos con Fresenius Kabi Sanderson ya que la variable precio no era 100% relevante en la adjudicación del producto”, explicó Claudio Reginato en algunos pasajes de su testimonio.
Este panorama más complejo fue complicando cada vez más la continuidad de la colusión.
“Seguimos los años siguientes con los acuerdos hasta fines del año 2012 pero cada vez se hacía menos viable o más improductivo acordar si no se manejaban las variables exógenas al oferente. Esto hasta el 2012, que es el último año de acuerdo, se hace inviable acordar ya que Fresenius Kabi Sanderson estaba muy castigado ante la Cenabast, en deducciones de puntajes por lo que era inviable que se pudiera adjudicar la licitación y, por lo tanto, terminan los acuerdos a fines de año 2012”, dijo Claudio.
Transcurrido un poco más de un año desde que inició su investigación, el 5 de agosto de 2016, el Ministerio Público está a la espera de que Cenabast entregue una estimación de cuál fue el impacto económico que habría tenido la colusión de los laboratorios para la entidad y/o los usuarios del sistema. Si el análisis arroja algún perjuicio económico, esto desataría que el Consejo de Defensa del Estado (CDE), organismo que representa a Cenabast en este caso, interponga una querella. Esto, a su vez, llevaría la Fiscalía a formalizar su investigación donde busca establecer un posible fraude al Fisco.
Consultados los respectivos organismos sobre el tema, ninguno quiso dar declaraciones.
Las dudas de Ojeda
Las posturas de Biosano y de Fresenius Kabi han sido disímiles frente al caso que las involucra a ambas. Mientras la primera se acogió a delación compensada con la Fiscalía Nacional Económica, reconociendo su participación en la colusión y quedando exetena de multa, la segunda ha rechazado tajantemente haber sido parte del acuerdo colusorio.
Como sea, los testimonios de los hermanos Claudio y Maurizio Reginato Vásquez ante el Ministerio Público y el requerimiento presentado por la FNE ante el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia, apuntan a que uno de los protagonistas del cartel de los laboratorios fue el ex gerente general de Fresenius Kabi Chile, Mariano Ojeda, de nacionalidad argentina. Actualmente vive en el país trasandino.
Cuando aún era gerente general de la empresa, Ojeda concurrió a declarar ante personal de la FNE, el 10 de diciembre de 2014. En ese tiempo el persecutor económico estaba en plena investigación de la posible colusión y aún no acusaba a las compañías ante el TDLC. Durante el interrogatorio, Ojeda se mostró duditativo y contradictorio en varios pasajes.
“Esta Fiscalía maneja información de que ese día 25 de febrero de 2013 usted, don Pedro Pablo Echeverría, Claudio Reginato y Mauricio Reginato, se reunieron a la hora de almuerzo en el domicilio particular de Mauricio Reginato. ¿Se acuerda de eso?”, le preguntó uno de los funcionarios de la FNE a Ojeda, según consigna el expediente que se tramita en el TDLC.
“Puede ser”, respondió el acusado.
El funcionario de la FNE continuó con las preguntas, las que fueron enredando cada vez más a Ojeda.
“¿Qué temas vieron con los hermanos Reginato que tenían que juntarse solamente con ellos?”, consultó el funcionario.
“Me acuerdo de (…) bases Cenabast, deuda hospitalaria y me parece que, nosotros teníamos que trabajar un proyecto de comunicación institucional de Asilfa (gremio de laboratorios) que era un tema que siempre nos cuestionábamos”, dijo Ojeda.
Las contradicciones del ex ejecutivo de Fresenius Kabi fueron creciendo a medida que continuaba el interrogatorio. “Recuerda algún otro almuerzo que haya sostenido con los hermanos Reginato”, le preguntaron a Ojeda. “No”, afirmó. ¿Ni tampoco el Centro Vasco o algún desayuno?, le replicaron. “Bueno, como le dije antes, cuando teníamos que revisar temas puntuales, ya sea relacionados con Asilfa o entrega de productos o tema de trabajos, o lo hacíamos por teléfono o si el tema ameritaba sentarnos a discutir (…) nos sentábamos y lo discutíamos”, señaló el ex ejecutivo.
Frente a las respuestas evasivas e incoherentes que entregaba Ojeda en su declaración, uno de los funcionarios de la FNE decidió ir al grano.
“Don Mariano, tenemos antecedentes en la investigación de que en reiteradas ocasiones usted se juntó con Mauricio Reginato, con Claudio Reginato, con la presencia de Pedro Pablo Echeverría para coordinar su presentación en licitaciones de Cenabast. De ampollas, y no sólo de Cenabast, sino también de hospitales. Nosotros tenemos antecedentes de que ustedes se juntaban en los lugares que le señalé antes, que preparaban planillas con propuestas para ser discutidas en esas reuniones. ¿Es eso efectivo?”, consultó el funcionario.
“No me consta”, aseveró Ojeda. Sin embargo, tras la insistencia de los funcionarios matizó su versión: “o sea, obviamente, cuando hacíamos los análisis de las bases de Cenabast, por ejemplo, preparábamos para la discusión los temas que implicaban para nosotros los cambios de modelo, y el impacto que tenía como industria lo que luego motivó las presentaciones que hemos hecho desde la asociación, digamos”.
Ante la confusa respuesta, los funcionarios reiteraron su pregunta de si era efectivo o no. “No recuerdo”, respondió esta vez Ojeda. “¿Se repartía con Biosano licitaciones públicas acordando los precios de presentación?”, volvió a la carga uno de los funcionarios de la FNE, ante lo que Ojeda nuevamente entregó una respuesta confusa: “no lo tenía claro”.
Agobiado por las interrogantes a las que no pudo dar respuestas claras, el ex gerente general de Fresenius solicitó hacer una pregunta a su abogado y si podían tomarse un break. Los funcionarios de la FNE le negaron la solicitud y continuaron con el interrogatario. Ojeda, entonces, también siguió con lo suyo, y entregó más respuestas evasivas y confusas respecto a los hechos cuestionados.
Actualmente, el caso continúa tramitándose ante el TDLC, donde todas las partes han expuesto sus posiciones. De acuerdo a fuentes ligadas al caso, la causa está entrando en su fase final y es posible que el tribunal entregue su fallo hacia fin de año o inicios de 2018.
Las declaraciones de los implicados:
Declaración de Claudio Reginato Vásquez