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La cultura del silencio: El pecado de las universidades para enfrentar abusos sexuales

La cultura del silencio: El pecado de las universidades para enfrentar abusos sexuales

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ARCHIVO | Pablo Rojas | Agencia UNO

La realidad en las universidades chilenas parece no escapar a lo que se vive en el país. El abuso sexual en espacios públicos forma parte de las situaciones a las que diferentes mujeres se enfrentan día a día, en lugares que van desde bares hasta el lugar de trabajo.

Estas situaciones, sin embargo, están tipificadas en la ley o el código del trabajo para que los abusadores sean sancionados.

Lamentablemente, las universidades quedan fuera de este ordenamiento, pasando a ser un problema propio de la institución, en la cual muchas víctimas (mujeres, en su gran mayoría), no saben de qué forma enfrentar el abuso de un profesor o un compañero.

Incluso, la invisibilización del problema llega al punto en que simplemente la víctima termina por irse del centro de estudios por temor a represalias o por juicios que no parecen justos ni que protegen la continuidad de la carrera de la afectada o afectado.

Prohibición total

Así como hay países que no cuentan con legislaciones propias para prevenir o enfrentar estos casos, en Estados Unidos la historia es totalmente diferente.

En las universidades de dicho país, la relación entre profesores y alumnos están absolutamente prohibida, lo que no obstante no ha impedido que se registren casos, los que han sido manejado en absoluta reserva.

Por lo anterior, el actual gobierno estadounidense indicó que el tema ha “sido manejado con bajo perfil”. Por ello, el Departamento de Educación publicó este año una lista de las 55 universidades a las que está investigando por posibles violaciones de leyes federales en el manejo de quejas de abuso sexual. Entre ellas se encuentran prestigiosos centros educativos como Harvard, Princeton o las universidades de Boston y Chicago.

Para responder a ese problema universitario, el gobierno organizó a comienzos de año un equipo de trabajo que, tras varios meses de investigaciones, presentó un informe con el que pretende entregar a las universidades herramientas adicionales para combatir los abusos sexuales, desde acompañamiento sicológico, destituciones por abuso o complicidad y manuales para alumnos que invitan a denunciar si son víctimas o si observan hechos de abuso.

Alejandro Slocker (cc) | Flickr
Alejandro Slocker (cc) | Flickr

Realidad en Chile

En BioBioChile quisimos hacer una radiografía de cómo se enfrenta el tema y cuántas denuncias por abuso sexual han recibido las instituciones nacionales.

De 33 universidad consultadas (24 adheridas al Cruch, 8 adscritas, 1 en categoría de “otras”), apenas 11 respondieron y sólo 3 entregaron antecedentes de la cantidad de denuncias que recibieron, que en total suman 7, centradas en dos de las tres universidades, ya que una indicó que no se han presentado denuncias formales.

Las otras instituciones, en tanto, argumentaron que no podían entregar información al respecto o que la desconocían, en al menos dos oportunidades donde se les volvió a consultar.

Lo que sí respondieron en su mayoría las universidades, es que hay preocupación al respecto y que se han mejorado tanto las normas universitarias -mediante nuevos reglamentos, comités y estudios – y el protocolo y gestión de estos casos entre los involucrados, pensando principalmente en la víctima.

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“El acoso es una situación cotidiana”

Una de las instituciones de más prestigio en el país es precisamente la Universidad de Chile, entidad que ha avanzado notablemente en el tema, sobre todo luego de una denuncia en contra de un docente de la Facultad de Humanidades y Filosofía, Fernando Ramírez, quien finalmente fue destituido en abril pasado.

Aunque, ya desde las 2013 funciona la Oficina de Igualdad de Oportunidades de Género, que busca dar protección e igualdad a las mujeres de la comunidad educativa, y donde actualmente se desarrollan 5 sumarios administrativos por denuncias.

Benjamín Mejías Valencia (cc) | Flickr
Benjamín Mejías Valencia (cc) | Flickr

Al respecto, la encargada de la instancia, Carmen Andrade, aseguró que si bien no pueden entregar mayores antecedentes para resguardar a las víctimas, reveló que han logrado determinar -mediante encuestas- un 15% de miembros de la comunidad que declara haber sufrido acoso en la universidad y un 25% que dice conocer alguna situación de acoso.

“Yo creo que en las universidades es vital enfrentar este tema, porque sabemos que el acoso sexual es una realidad cotidiana que viven las mujeres en todos los espacios, y las universidades no están exentas de esto. Entonces, no se pueden cerrar los ojos y decir que en una institución no ocurre, porque las universidades son una expresión de lo que ocurre en Chile”, sentenció.

En esa misma línea trabaja también la Pontificia Universidad Católica de Chile. Según nos señaló el psicólogo Roberto González, de la Escuela de Psicología, los esfuerzos se centraron en crear una política mas amplia y se creó una comisión, compuesta mayoritariamente por mujeres, enfocada en la prevención, autocuidado y apoyo en contextos universitarios.

“La política se discutió y se transformó en política de toda la institución. Aborda 4 grandes ejes, el primero es comprender qué vamos a entender como violencia sexual. Segundo, análisis del reglamento interno y aspectos legales. Tercero, sobre los protocolos de acción, el qué hacer como víctima o testigos. Y por último, el apoyo a la víctima”, aseguró.

En el caso de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), por ejemplo, existe una normativa interna que fija un procedimiento donde un académico nominado por la Secretaría General actúa como fiscal. Y en el caso de que la eventual víctima sea parte del personal, se aplica el Reglamento Interno de Orden y Seguridad.

En los últimos dos años, se ha recibido la denuncia de sendos casos, que involucran a un funcionario y a un estudiante, los cuales se investigaron y siguieron los protocolos respectivos, según aclararon desde la UCSC, sin dar mayores detalles.

Pero además de las políticas para hacer una denuncia, hay otros, como la Universidad Adolfo Ibáñez, que se enfocan en la prevención a través de estrategias como el cuidado entre pares.

“Este año, decidimos abordar la estrategia de cuidado entre pares para disminuir las probabilidades de sufrir abuso sexual. Para eso pusimos frases en redes sociales que potenciaban esta práctica, hicimos un número especial del boletín de la Dirección de Asuntos Estudiantiles y realizamos una charla con una ginecóloga experta en este tema, la doctora Carolina Conejeros”, relataron desde la UAI.

Benjamín Mejías Valencia (cc) | Flickr
Benjamín Mejías Valencia (cc) | Flickr

¿Cómo ayudar a una víctima?

De acuerdo a Ricardo Bascuñán, psicólogo de la Universidad Central y director del Centro de Atención Psicológica y Estudios (Capse) de esta institución, existen varios factores que “silencian” este drama.

“El académico siempre va a tener un mayor respaldo respecto de este tipo de acusaciones. Cuenta con respaldo de la comunidad y directivos, y por lo tanto las personas que tengan que generar las denuncias lo dudan más por las represalias, a diferencia de otro agresor, como un compañero”, señaló.

Sin embargo, siempre aparecen signos o “síntomas” que deben ser tratados. “Cuando ha habido abuso sexual o violación se pueden generar síntomas muy similares a diagnóstico de estrés post traumático: no es que solo tengan miedo, sino que pueden aparecer crisis de pánico, insomnio y alteraciones de ánimo”, agregó.

“En este tipo de situaciones se da mucho la victimización secundaria. Vuelven a ser maltratadas por las personas cuando empiezan a dudar de lo que le ha ocurrido. Esto, puede generar que los síntomas de abuso o violación se agudicen, porque esperan ser protegidas, no que las ataquen”, explica.

“Desafortunadamente, existe una cultura que más que a normalizar, tiende a “invisibilizar” este tipo de situaciones que son delitos, que marcan las vidas de las personas. En este tipo de situaciones, pueden pasar 10 años y va a recordar la situación como si fuera ayer, lo que es propio de un estrés post traumático”, aclara Bascuñán.

En el caso de la U. Central, el especialista explica que si bien existe la Dirección de Apoyo a la Vida Estudiantil y ayuda Psicológica, el protocolo indica que se debe denunciar a la fiscalía de la universidad.

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