Suenan los cerrojos de la pesada puerta metálica que comunica al patio del famoso óvalo de la ExPenitenciaria, mientras el gendarme se hace a un lado para dejar pasar a un “lanza” que cayó por robar un celular para comprar pasta base.
Por un momento muchos ojos se posan sobre el recién llegado mientras le llevan hasta su nueva galería. Es primera vez que cae a la cárcel, por lo que tiene sólo tres opciones: buscar el amparo de algún “ficha” o líder y transformarse en un “perkin” lavando ropa y preparando mate; irse a los módulos de los “hermanos” donde no corre ningún peligro, pero a sabiendas que deberá acatar las estrictas normas de la comunidad evangélica; o simplemente hacerse su propia “ficha” en peleas a muerte, donde el más hábil con “las cuchillas” sale vivo.
Esa es la realidad de nuestro sistema penal, donde la cárcel es uno de los eslabones más importantes en el sistema judicial chileno, por ser prácticamente la última oportunidad que tiene una persona de reformarse o seguir en el mundo del hampa.
Por lo anterior, es necesario conocer las condiciones en que viven los presos en nuestro país de primera fuente, y saber esta realidad contada por sus protagonistas (reos y gendarmes). Destaquemos que el penal de Colina II está considerado entre las 10 cárceles más peligrosas de latinoamérica, junto a otras como la de Curado (Brasil), Luringancho (Perú) y La Sabaneta (Venezuela), donde es recurrente la violencia extrema, con internos portando armas de fuego, hacinados a un 200%, con violaciones colectivas y enfermedades como la tuberculosis y el VIH.
Violencia, tráfico y extorsión
Y si bien en Chile el panorama no es tan desolador, son habituales las peleas con armas blancas elaboradas con cualquier elemento metálico arrancado de las literas o incluso de los fierros extraídos desde las cadenas de los muros. Además de la extorsión por parte de los líderes, llamados “fichas”, que cobran por protección, un lugar para dormir, y que controlan el contrabando de teléfonos celulares y el narcotráfico.
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Los “fichas”, además, cuentan con su propia pandilla, en donde hay desde “perros bomba”, presos que hacen “atentados” o ataques sorpresa y que son el “grupo de choque” en una riña, hasta los “gladiadores”, que son verdaderos sicarios que pelean a muerte por el control de un módulo e incluso por el dominio del penal completo.
El ingenio es tal, que incluso se han encontrado armas con lápices plásticos de pasta. ¿Y cómo lo hacen? Simple, derriten el plástico de la tapa y lo moldean de forma que quede como una punta, que luego al unirse al mango de un cepillo, puede servir como un punzón. Incluso, el mismo cepillo puede ser afilado y servir de defensa ante un ataque.
Y es que en las cárceles más peligrosas, cualquier precaución es poca, con módulos, como en Colina I, donde la Comisión creada por la Corte de Apelaciones de Santiago descubrió que algunos reos debían comer con la mano. Según fuentes de BioBioChile, esto se debía a la pérdida de cucharas y que posiblemente eran reacondicionadas para transformarse en armas.
Lo mismo sucede con el tráfico, donde las técnicas para ingresar drogas van desde los “pelotazos” (pelotas de tenis rellenas que son lanzadas desde el exterior), pasando por osobucos de pavo con sus huesos huecos rellenos de ovoides, hasta las tradicionales “mulas” que ocultan las sustancias en su ano o vagina, en las pretinas de los pantalones o en cualquier doblez de la ropa.
ExPenitenciaría: la cárcel más peligrosa de Chile
De acuerdo a datos estadísticos de Gendarmería obtenidos vía Transparencia, en los últimos 5 años (hasta el cierre de esta investigación el 19 de septiembre pasado) se han registrado 297 muertes producto de riñas o agresiones en las cárceles chilenas, cifra que tuvo una leve baja, para nuevamente aumentar a partir de 2014.
Recordemos que la historia carcelaria de nuestro país está marcada por el incendio en la cárcel de San Miguel, que cobró la vida a 81 reclusos, la madrugada del 8 de diciembre de 2010, tragedia que desnudó la precariedad en el sistema penitenciario y que motivó importantes reformas, como la eliminación de cocinillas al interior de los penales, y que eran usadas por los reos para cocinarse durante las largas horas de encierro.
Sin embargo, pese a las medidas, aún existen problemas en cárceles históricamente conocidas por sus niveles de violencia, que en BioBioChile intentamos cuantificar con la cifra de reos muertos en riñas o agresiones registradas al 19 de septiembre pasado.
De esta forma, el listado de cárceles lo encabeza el CDP Santiago Sur (ExPenitenciaría) con 62 muertes, seguido por Colina II con 40 y Valparaíso con 35.
Más abajo aparecen La Serena con 16, Santiago I con 13, Colina I con 12 y Rancagua con 11. Por último, están el Penal Bío Bío con 10 y Quillota con 8.
De ellas, 4 son recintos concesionados, mientras que los restantes son cárceles bajo el antiguo sistema administradas por Gendarmería de Chile.
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Conoce el registro completo de las muertes en las cárceles chilenas en los últimos 5 años.
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