Fotografía: Francisco Castillo | Agencia UNO
En febrero pasado, la Unidad de Investigación de Radio Bío Bío develó que en la Cruz Roja Chilena se estaban desviando fondos obtenidos por donaciones de campañas humanitarias para costear otros fines: sueldos, impuestos, un préstamo para un funcionario, entre otros. Los recursos gastados de forma irregular ascendían a 370 millones de pesos de un total de 420 millones de pesos. Esta situación había sido constatada por una auditoría externa realizada por la empresa KPMG, en un informe de carácter preliminar.
Pese a la contundencia de los antecedentes revelados, el presidente de la institución de beneficencia, Patricio Acosta, intentó matizar las irregularidades. En aquella ocasión afirmó que el informe era solo un borrador y que con las respuestas y documentos que le habían entregado a la auditora externa las mencionadas irregularidades serían descartadas en el informe final y que el monto cuestionado se reduciría significativamente.
Pero nada de lo que aseveró Acosto sucedió. Por el contrario, a tres meses de aquello Radio Bío Bío accedió al informe final elaborado por KPMG que confirmó cada una de las anomalías detectadas y mantuvo el monto objetado (ver informe final).
En ese contexto, Acosta, quien preside la Cruz Roja Chilena desde 2015 y es voluntario desde hace más de 20 años, accedió a conversar con este medio. Desde la sede central de la institución, ubicada en Santa María 150, Providencia, reconoce que se equivocaron y que están implementando diversos cambios para mejorar los mecanismos de control. También aprovecha el espacio para cuestionar la rigurosidad que tuvo KPMG en su proceso de auditoría, pues le genera dudas que el informe final sea casi idéntico al que realizó de forma preliminar y que no se hayan incluido los antecedentes que entregaron para justificar las situaciones sometidas a escrutinio.
El titular de la institución de ayuda humanitaria, además, reconoce que están pasando por una crisis financiera que ha sido provocada, primordialmente, por la aparición de numerosas entidades benéficas en los últimos años. Incluso, advierte que en este rubro no existe mayor regulación y que podrían existir algunas organizaciones que se crearon con el único objetivo de lavar dinero, usando como fachada la actividad de beneficencia.
–¿Cómo ven que KPMG haya confirmado las irregularidades detectadas en el informe preliminar?
En lo principal, hay observaciones de tipo ‘oye, una plata de la emergencia se ocupó en otra emergencia’. Eso es así. Hay observaciones de ese informe que son ciertas, que se gastó en un préstamo para un funcionario, que se pagaron sueldos, que se pagaron impuestos, todo ello con plata de donaciones para campañas humanitarias. Lo que pasa es que estamos hablando de algunos gastos que son propios de la administración de la emergencia. Cuando tienes una emergencia de gran envergadura, tú contratas gente, además acá tenemos una planta de conductores que son personas ocupadas en la emergencia, independientemente que sean de la planta de la Cruz Roja y que estén siempre acá.
Hay una confusión en la gente que cree que cuando está donando 1.000 pesos para una campaña, todo ese dinero será destinado para cubrir una emergencia y que irá no para cubrir sueldos u otros fines. Pese a esa confusión, creo que es un aspecto que debemos mejorar. De todos modos, hay que precisar que muchas instituciones de ayuda humanitaria hacen lo mismo, es decir, que cuando piden ayuda para una emergencia suelen sacar un porcentaje para gastos de administración de la misma emergencia.
Como sea, asumimos nuestro error y mejoraremos nuestros mecanismos de control. De hecho, estamos trabajando en un plan para ello. Este consiste en varios ámbitos: manejo de dinero en casos de desastres; teníamos un manual financiero muy antiguo y lo estamos actualizando; política de transparencia, por ejemplo, cuando hay una emergencia detallar cuánto dinero ingresó y cuánto dinero se gastó, o si vamos a pedir plata para una emergencia tendremos que especificar para qué destinaremos los recursos.
-¿Hacen alguna autocrítica?
Hacemos una autocrítica de los errores que hemos cometido. Lo no tan malo del informe es que en ninguna parte dice que falta plata. Y quiero remarcar que hay mucha diferencia entre decir que alguien o un grupo de personas se robó la plata a que los recursos se gastaron en cosas que no debieron haberse gastado, como fue nuestro caso.
Hace dos años tuvimos una auditoría de Deloitte (ver informe de Deloitte) que no habló de problemas administrativos, sino que de procedimientos contables que no son de estos tiempos. En eso se incluye que muchas filiales todavía trabajan con el libro, con el lápiz, con el recibo de o el vale por, entonces ingresa una donación y es un papel que queda a la confianza del que lo reciba. Por ejemplo, se da que en algunas filiales llega una donación y con eso se manda a pagar la luz y el agua.
Esto era normal hace 15 años atrás, pero los tiempos han cambiado y eso es inaceptable. Tenemos un sistema arcaico y estamos trabajando en actualizarlo y mejorarlo. Ya adquirimos un software y lo vamos a implementar en todas las regiones, lo que dará mayor claridad de cómo ingresan y salen los dineros de la institución. Por lo tanto, si alguien nos pide un balance general de toda la institución al día de hoy, con las condiciones actuales no podría hacerlo, pero con los cambios que estamos aplicando eso sí será posible.
-Algunos expertos sostienen que podría configurarse la figura de fraude civil, en el sentido de que se pidió dinero de donaciones para un determinado fin y se utilizó para uno diferente. ¿Reconoce ese riesgo?
Desde mi fuero interno tengo remordimiento, en el sentido de que la gente tiene confianza en la Cruz Roja y en instituciones similares y creen que si donan 1.000 pesos para ayudar a la señora Juanita que se le quemó la casa, ese dinero irá en su totalidad para ese fin. Pero en la práctica lo que ocurre es que un porcentaje menor va para cubrir gastos administrativos de la misma emergencia o de la institución. Por eso, tengo un cargo de conciencia de que la gente, después del reportaje que ustedes publicaron, pudo haber dicho ‘ah, no sabíamos esto’ y pudo sentirse defraudada.
Ahí yo diría que no hubo un acto de mala fe, sino que más bien obedece a ignorancia. Es decir, veníamos haciendo esto durante años sin saber que podría generar cuestionamientos o que estaba mal, porque asumimos que así se hacía. De todos modos, quisiera remarcar que tenemos la tranquilidad de saber que nadie se está llevando la plata para la casa. Reconocemos que ha habido problemas administrativos, que se ocupó plata de una emergencia en otras y que se hicieron gastos que eran propiamente de la institución, por lo que tenemos que hacer una revisión de todos nuestros procedimientos hacia atrás, no volver a hacerlos y volver a ganarnos la confianza de la comunidad. Y lo más importante es que de ahora en adelante tendremos que hacer dos tipos de campañas.
-¿Por qué dos tipos de campañas?
Por un lado, hacer una campaña de ayuda para financiar los gastos de administración y mantenimiento de la Cruz Roja Chilena, que no recibe subvención estatal. Nosotros nos financiamos de proyectos concursables, de subvenciones municipales, y de ventas de algunos servicios como cursos de primeros auxilios, pero no nos alcanza. Y aparte tenemos que hacer campañas para ir en ayuda de emergencias determinadas. Y desde ahora aplicaremos esa distinción para evitar que ocurra lo que detectó y cuestionó KPMG.
-¿Eso irá de la mano de un sistema de control?
Así es, implementaremos un sistema para llevar un registro más depurado de los ingresos y egresos, con el fin de evitar cruces de dineros entre las cuentas. Y tendremos que aplicar un esquema que nos permita acreditar que los 1.000 pesos que donó la señora Juanita para un incendio en tal ciudad se utilizaron solo para ese fin.
-¿Sienten que perdieron credibilidad entre la gente?
Sí, podríamos decir que ahora estamos dentro de la lista de los ‘nominados’. Se nos acercó mucha gente para cuestionarnos y decirnos cosas como ‘lo único que faltaba, que la Cruz Roja esté metida en irregularidades’ o ‘no se salva nadie’. Quedó en la retina de la gente, que es cercana al mundo de la Cruz Roja, que algo raro está pasando en la institución. Pese a ello, nosotros asumimos que tenemos que dar la cara, no podemos esconder la cabeza como el avestruz.
-¿En qué se ha notado concretamente esa pérdida de credibilidad?
La pérdida de credibilidad la hemos notado en que ha caído el monto de donaciones particulares, de gente que le dona regularmente a la Cruz Roja. Esto sufrió un descenso cercano al 80% desde que se publicó el reportaje.
-En el informe final también se confirmó que la creación y permanencia de sociedades comerciales, en las que algunos voluntarios eran socios y/o directores, podía conllevar conflictos de interés. ¿Reconoce aquello?
En la práctica y mirando fino el tema, sí podría haber algún conflicto de interés. ¿Cuándo podría haber uno? Cuando uno de los socios, independiente de si recibe un sueldo o utilidades por la sociedad, con su participación en una sociedad hace negocios en paralelo con la Cruz Roja. Es decir, le vende servicios. Hay un caso de un socio que además tiene un organismo técnico de capacitación (OTEC) propio. Eso podría verse como un conflicto de interés.
Más allá de eso, lo importante es cómo resolvemos este problema. Nosotros estamos trabajando para disolver las sociedades donde existe una persona que es miembro voluntario de la Cruz Roja y además es socio de una empresa que vende cursos de primeros auxilios o de otro tipo que está ligado a la institución. Esta es la única manera de solucionar este problema.
-¿Y antes del informe ustedes no percibieron que eso podría implicar un conflicto de interés?
La verdad es que no. La forma en que se plantea la creación de las primeras sociedades en el informe de KPMG hace ver como si se hubiesen constituido entre gallos y medianoche. Eso no fue así, ya que todas las sociedades que se crearon bajo el alero de la Cruz Roja pasaron por aprobación tanto de la junta de gobierno, del comité central y de abogados asesores, entre otras instancias. Eso fue el 2006, a lo mejor hace 12 años la mentalidad era distinta, se actuaba más en base a la buena fe, quizás se cometió un error, pero definitivamente no se crearon de un día para otro sin que nadie lo supiera.
Seguramente a algunas personas que han denunciado esto les pareció mal que haya voluntarios que son socios. Y yo sé que eso es lo que han reclamado y es un ruido interno que hay en la institución. Esto tiene que ver con que vivimos nuevos tiempos, donde la gente está más empoderada, quiere saberlo todo, existe lo que se llama la transparencia. Y con los ojos de ahora, de estos nuevos tiempos, si a mi me pidieran constituir sociedades con voluntarios de la Cruz Roja yo diría que no, a no ser que esto se transparente y que sea aprobado por una gran cantidad de voluntarios y sea difundido públicamente.
-¿Tienen algún reparo sobre el informe?
A nosotros no nos gustó el informe y se lo hemos hecho saber a KPMG a través del mandante, que en este caso es la Federación Internacional de la Cruz Roja. Tras el informe preliminar, nosotros presentamos las respectivas respuestas acompañadas de documentos, pero algunas no fueron consideradas. Por ejemplo, el informe preliminar decía que se había generado una duplicidad de donaciones y nosotros le respondimos a KPMG que esa duplicidad no existió, que solo se había dado en dos casos, pero que había sido un problema puntual. Pese a ello, la auditora externa no incluyó la información que le aportamos y en el informe final replicó lo mismo que había establecido en el documento original.
Tampoco consideraron el tema del préstamo que se le entregó a Roberto Yáñez cuando era encargado de comunicaciones y quien actualmente se desempeña como director ejecutivo. Nosotros les pedimos que detallaran que el préstamo había sido solo por 150.000 pesos, que hizo una solicitud formal, que se le cobró todo el dinero a través de un descuento por planilla, en fin, todos los antecedentes respectivos. Nuestra petición apuntaba a disipar las dudas que se habían generado en torno a este tema. ¿Te parece serio un informe final que, si lo analizas detalladamente, hoja por hoja, es igual en un 98% a un informe preliminar? ¿Estamos frente a un copiar-pegar? Nos genera dudas de que no haya diferencias entre ambos documentos.
-¿Cómo ve que el informe no haya incluido recomendaciones?
Dado que no se acogieron nuestras respuestas ni tampoco se entregaron recomendaciones, estoy en mi derecho de cuestionar este informe final, pese a que para mí no es tan malo porque en ninguna parte establece que alguien se haya robado la plata. En este contexto, yo le solicité al mandante que quiero que nos hagan una nueva auditoría pero con otra empresa.
-¿Duda de la seriedad de KPMG?
Faltó un poco de pulcritud y de trabajo. No fueron tan rigurosos porque durante el tiempo que estuvieron instalados acá, muchas de las dudas que les surgieron las podrían haber resuelto pidiéndonos documentos o con una mejor comunicación. Así hubiéramos aclarado muchas de las dudas, sobre todo de los montos que ellos cuestionan porque nosotros creemos que los montos que cuestionan son mucho más bajos.
No estoy conforme con este estudio, menos cuando me llega un informe final que es igual al informe preliminar y no trae recomendaciones a seguir. O sea que podríamos preguntarnos si acaso perdimos la plata encargando este trabajo, porque deba haber costado bien caro. Acá están en juego el prestigio y la credibilidad de la Cruz Roja y la gente merece más respuestas que las que dio KPMG.
-¿Tienen contemplado cambiar su mecanismo de financiamiento? Se lo pregunto porque el desvío de fondos se dio, en parte, para cubrir gastos administrativos que no podían financiar de otro modo.
La institución está con crisis financiera, en el sentido de que las donaciones han venido a la baja. Y eso obedece, principalmente, a que hace 20 años había solo unas 300 instituciones de beneficencia, y, en cambio ahora, hay cerca de 10.000. Es decir, aumentó la competencia, por decirlo de algún modo. Además, la Cruz Roja no ha invertido en campañas de marketing o de difusión como otras instituciones que tienen menos tiempo de existencia y que recaudan más que nosotros.
Hace 20 años la Cruz Roja era la que salía para los terremotos, los incendios, entre otras catástrofes, pero ahora sale Techo, Desafío Levantemos Chile, América Solidaria, entre otras, a lo que se suma que algunos municipios se han hecho cargo de administrar las emergencias y algunos medios de comunicación a veces levantan campañas propias y van a dejar la ayuda.
Nos ha costado mucho adaptarnos a las nuevas tecnologías y modernizarnos. Por lo tanto, hoy en día hay otros mecanismos de recolección de dinero. Nosotros seguimos con la colecta de la bolsita, lo que está en franca retirada mientras ha irrumpido de forma dominante la colecta digital, ya que casi nadie anda con efectivo. Casi todas las instituciones hacen colectas virtuales. También hemos visto una merma en la cantidad de voluntarios que llegan, lo que es un fenómeno que no solo ha impactado a la Cruz Roja, sino que a la mayoría de las instituciones de beneficencia. Esto, principalmente, porque los jóvenes abrazan causas cortoplacistas y no compromisos de largo plazo.
-¿Ante esta proliferación de instituciones cree que hace falta mayor regulación y fiscalización?
Hoy en día, si no hay una denuncia o acción legal no son investigadas las instituciones de beneficencia. Si las propias instituciones no establecen mecanismos de control y no piden que las auditen, ni hay denuncias en su contra, puede pasar cualquier cosa. No tengo la menor duda de que deben existir instituciones que fueron creadas con el único fin de lavar dinero, usando como pantalla la actividad de beneficencia.
Esto pasa porque existe un vacío y, por ende, yo creo que debería haber mayor regulación. Eso debe ir acompañado de mayor transparencia por parte de las propias instituciones, las que deberíamos adelantarnos y entregar mayor información a nuestros grupos de interés, para evitar que pase lo que nos ocurrió a nosotros con la auditoría de KPMG. Quizás también podría modificarse la Ley de Donaciones para crear una superintendencia que fiscalice a todas las instituciones de beneficencia. Lo anterior, porque, así como deberían aumentar los controles internos, también deberían hacerlo los externos.