El sueño del astro argentino Lionel Messi de ganar una Copa del Mundo volvió a quedar sepultado con la victoria de Francia 4-3 frente a la Albiceleste, este sábado en Kazán, en el primero de los partidos por los octavos de final de Rusia 2018.
Con cara de candidata a la final en Moscú, los Bleus se vistieron de frac para eliminar a los actuales subcampeones del mundo y meterse a los cuartos de final, la misma instancia en la cayeron hace cuatro años en Brasil ante Alemania.
Antoine Griezmann, de penal a los 13 minutos, Benjamin Pavard (57) y Kylian Mbappé (64 y 68) marcaron los goles de Francia, que chocará en cuartos con el ganador del Uruguay-Portugal de este sábado.
Ángel Di María (41), Gabriel Mercado (48) y Sergio Agüero (90+3) anotaron los goles de una Albiceleste que apenas ganó un partido (a Nigeria 2-1) de los cuatro que disputó en el Mundial.
Los galos movieron la pelota como quisieron, con seguridad defensiva y velocidad en las transiciones, y buen volumen de juego. Todo, absolutamente todo, lo que más temía Jorge Sampaoli.
La apuesta de Didier Deschamps por neutralizar a Messi fue efectiva ya que el cinco veces ganador del Balón de Oro apenas entró en la dinámica de juego. Le sobró voluntad, pero ‘Lio’ no puede hacerlo todo en una Argentina gris.
Tirado como falso ‘9’, la posición donde fue dueño del planeta fútbol en la era Guardiola en el Barça, Messi no encontró un socio que pudiera abastecerlo. No lo fue Cristian Pavón que arrancó como inicialista por la derecha, ni Di María, ni Banega.
La luz que ilumina los pasos del ’10’ en Europa no apareció como rayo milagroso ante los franceses.
Los flashes terminaron fue sobre ese crack galo llamado Kylian Mbappé. Un muchachito de apenas 19 años que, con el ’10’ en su espalda y motor turbo, destrozó cuantas veces quiso a la defensa argentina.
Velocidad, gambeta, picardía. Todos los elementos reunidos en el joven delantero del París Saint-Germain.
Fue en una de esas corridas generosas donde nació el primer gol de Francia. La pelota la agarró en el mediocampo y como rugbier a todo tren desparramó rivales hasta que Rojo se le tiró encima a modo de tackle.
Griezmann, que había avisado minutos antes con un balón que estrelló en el travesaño, tomó el cobro y puso el 1-0 a los 13.
El gol hizo justicia a una Francia que en apenas 10 minutos se mostraba intratable, mientras que a Argentina, con Messi aislado, le costaba evolucionar y generar juego.
Pero Francia cometió un pecado. El único error en la primera parte. Cercó a Messi, lo anuló, pero se olvidó de uno de sus lugartenientes más peligros, un conocido de la casa: Angel Di María.
El del PSG tomó a los 41 minutos una pelota servida desde la izquierda por Pavón y sacó un latigazo que se clavó arriba en el palo izquierdo, imposible de atajar pese a la estirada de Lloris.
Pero algo tuvo que suceder en los vestuarios para que Argentina reaccionara y jugara los primeros minutos de la segunda parte con mucha pasión, como lo había pedido Sampaoli, y Francia, que dominaba pese al empate parcial, terminara cediendo la pelota.
Así llego el gol de Mercado a los 48 minutos, una pelota que se desvió involuntariamente en el defensor del Sevilla a un disparo de Messi buscando perfil para rematar y que desubicó a Lloris.
Pero Francia no estaba para entregar el partido. Deschamps mantuvo la presión alta con la movilidad de Mbappé y Griezmann, y las subidas de Hernández y Pavard por las bandas.
El 2-2 a los 57 hizo honor a esa intención. Pase de lateral a lateral. Servicio de Hernández desde la izquierda y Pavard remata de volea perfecta mandando el misil a la escuadra derecha.
Argentina sintió el golpe en el mentón, arrinconada contra las cuerdas, y a punto de caerse.
Mbappé olió sangre y fue por el nocaut. Marcó el 3-2 a los 64 a pura gambeta en el área con un remate bajo que Armani no pudo contener, y luego el 4-2 a los 68 con otra corrida culminando una hermosa jugada colectiva a cinco pases y que nacieron desde el propio Lloris.
De poco sirvió el gol de Agüero a los 90+3. Francia, vestida de frac, avisó que estaba para candidata a ganar el Mundial y se lo hizo a Argentina.
Final del cuento para Messi, quizás en su último Mundial.