Sonó el pitazo final y los más de 40 mil hinchas de Bérgamo que habían llegado hasta el San Siro para apoyar al Atalanta no daban más de alegría.
El cuadro italiano vivió una histórica jornada, podría decirse que el capítulo más dulce en su humilde historia deportiva. Era un 19 de febrero que quedará marcado a fuego en la memoria del cuadro del norte de Italia
Los dirigidos por Gian Piero Gasperini derrotaron por 4-1 al Valencia, en el partido de ida de los octavos de final de la Champions League.
Se trataba de la primera participación en el torneo de clubes más importante del mundo. Jugadores, cuerpo técnico y afición vivían un sueño hecho realidad y así lo reflejaba el capitán e ídolo de la institución, Alejandro ‘Papu’ Gómez.
El trasandino lideró con gambeta y un vistoso estilo de juego al cuadro de Bérgamo y señalaba tras el pitazo final que “para ser honesto, no esperaba que viajara toda esta gente. Es algo único, lo vamos a recordar toda la vida”.
Un mes después de aquella soñada noche, el panorama es radicalmente opuesto. Italia está de rodillas ante la expansión del virus. Es el país más afectado, y la ciudad de Bérgamo donde se ven las consecuencias más dramáticas.
Son casi 3500 contagiados en una ciudad que tiene 120 mil habitantes, entre ellos 50 médicos. El cementerio está cerrado, y las caravanas que antes lucían banderas y lienzos se cambiaron por camiones militares que transportan ataúdes.
El panorama es desolador y así lo reflejan los especialistas que día tras día luchan contra una amenaza invisible pero que tiene en jaque al mundo entero.
“No podemos esperar milagros […] Intentamos salvar únicamente a quienes tienen una oportunidad”, reconocía no hace mucho al Corriere della Sera Christian Salaroli, especialista en reanimación en un hospital de Bérgamo.
“Decidimos en función de la edad, de las condiciones de salud. Como en cualquier situación de guerra”, agregó.
Atrás quedaron los cánticos y fiestas del fin de semana. En Bérgamo están jugando su partido más difícil, y lo que antes fueron los 90 minutos más gloriosos de la historia de la ciudad, hoy se ven con recelo y resignación.
“Tuve que cerrar el cementerio de la ciudad”
Al mismo tiempo que la ilusión se apoderaba vertiginosamente de los hinchas del Atalanta, avanzaba el coronavirus en Italia. El 21 de febrero se detectó al paciente uno en Codogno, pueblo que fue el primero en entrar en cuarentena.
Las medidas en Bérgamo tardaron un poco más. Como viene siendo la tónica en varios países, se trató de minimizar el alcance y gravedad de la pandemia, e incluso algunos mandatarios hablaron de ‘psicosis colectiva’.
Luca Lorini, director de la unidad de terapia intensiva del principal hospital de Bérgamo, relató a San Diego Tribune aquel comienzo. Ahora las camillas están atestadas y se debe elegir quien vive y quien no.
“Cuando llegó el virus, no había medidas de contención y se esparció por los valles rápidamente. Algunos decían que era una simple gripe. Los médicos sabíamos que no era así”, lamentó.
Pero además de las tardías medidas, especialistas apuntan al partido como un posible foco de contaminación masiva. El inmunologista Francesco Le Foche señaló al Corriere dello Sport que “es probable que hayan habido varios disparadores masivos y catalizadores para la difusión del virus y tranquilamente Atalanta – Valencia pudo ser uno de ellos”.
“Ya pasó un mes desde el partido, así que los tiempos son pertinentes. Debo imaginar que muchos no quisieron perderse aquel partido si tenían sus entradas, aún si se sentían un poco afiebrados. En retrospectiva, fue una locura que se disputara el partido con público, pero en aquel momento las cosas no estaban lo suficientemente claras. Hoy, sería impensable”, detalló el especialista.
Y desde Mundo Deportivo también apuntaron al ambiente festivo de aquel día: “En el metro que trasladaba a aficionados de ambos equipos hasta el escenario del encuentro los hinchas de Atalante y Valencia, pese a ocupar vagones distintos, se intercambiaban cánticos y ‘pullas’ a pleno pulmón, facilitando con ello la propagación de partículas potencialmente portadoras del virus”.
Siguiendo con el relato, las cosas ’empeorarían’ a medida que se acercaban al estadio. “Testigos presenciales aseguran que los aficionados de Atalanta y Valencia, en buena sintonía, compartieron barras de bar y en ellas, cervezas que, en botellines, corrían de boca en boca de unos a otros. El mejor caldo de cultivo que puede encontrar un virus de estas características”, detallaron.
De esta forma, los aficionados se llevaron a Bérgamo una jornada inolvidable, pero que ahora todos lamentan. Ponerse en el peor escenario en aquellos días era una quimera.
El alcalde de Bérgamo, Giorgio Gori confirmaba lo peor días después: “Tuve que cerrar el cementerio de la ciudad, para proteger a las personas mayores que iban a visitar a sus seres queridos que murieron en estas últimas semanas. Por otro lado, tuve que abrir la morgue del cementerio y la iglesia para alojar la gran cantidad de cadáveres que se fueron acumulando”.
“No conocíamos este enemigo ni su capacidad”
Con el pasar de los días y el disparado aumento de casos en la ciudad, los jugadores comenzaron a lamentar lo ocurrido, algo que no estaba en sus manos poder presagiar.
El alemán Robin Gosens indicó que “todos subestimamos el Covid-19, yo incluido. Pensaba que, como mucho, era una gripe. Salí, fui a restaurantes, me junté con mis amigos. No conocíamos este enemigo, ni su capacidad. Y lo comprendimos cuando los casos ya eran demasiados”.
Pero no sería la única polémica en torno a esta llave. El partido de vuelta se jugó a puertas cerradas. Fue una vibrante victoria por 4-3 de los italianos en el Mestalla.
Aunque afuera el panorama era radicalmente opuesto. Más de tres mil hinchas españoles desafiaron las medidas de seguridad y se agolparon en las cercanías del recinto deportivo, entonando cánticos y prendiendo bengalas.
“¿Para qué lo hicieron a puertas cerradas si no iban a impedir que los hinchas de Valencia se juntaran en los alrededores del estadio?”, criticó Gosens sobre el partido, que tuvo una especial dedicatoria.
Tras conseguir el histórico paso a los cuartos de final, el plantel se reunió al medio de la cancha y mostró una camiseta con el mensaje “Bérgamo, esto es para ti. Nunca te rindas”.
Por otro lado, los hinchas italianos que no pudieron acudir y que ya habían comprado su entrada la donaron a un hospital de la ciudad para combatir la expansión de la pandemia.
La liga española también sentiría el golpe. El cuadro ‘che’ informó hace algunos días que el 35% del plantel había contraído la enfermedad, entre ellos figuras como José Gayá y Ezequiel Garay.
Y la situación tampoco pinta para mejor. Este lunes, el ministro de Sanadid, Salvador Illa, informó que “vienen los días más duros (…) Seguiremos viendo un incremento de casos, y esto será así mientras nos acerquemos al pico de la curva de contagios”.
Después de cinco días de cuarentena absoluta las cifras son demoledoras. España es junto a Italia y China los mayores damnificados. En sólo 24 horas, los decesos por esta enfermedad crecieron casi en un 30%, de 598 a 767, y los casos detectados en un 25%, de 13.716 a 17.147.
“Es algo terrible, todavía no sé explicar”
“Todavía no es el momento de cantar victoria, pero vemos una luz al final del túnel”, comentó con una tímida sonrisa Giulio Gallera, responsable de Salud en el gobierno regional de Lombardía, según consigna AFP.
Según información entregada por el ministerio de Salud, se registraron 4.789 infectados frente a los 6.557 del sábado, registrando una leve caída en relación a los otros días.
El presidente del Instituto Superior de Salud (ISS), Silvio Brusaferro, también evitó el triunfalismo. “Examino atentamente y con una mirada favorable las cifras, pero prefiero no adelantarme y decir si hay una tendencia” a la baja.
En medio de este panorama, Alejandro ‘Papu’ Gómez reflexiona y mira con tristeza un pasado reciente cuya gloria se desvaneció con la expansión del Covid-19.
“Mi estado de ánimo no es bueno. La situación del país no es la mejor, uno trata de ser positivo, pero cada día hay noticias feas. Cuando te levantas y miras las noticias te entra tristeza. No se puede hacer otra cosa que quedarnos en casa, ser positivos y esperar que todo esto pase pronto”, relató el argentino.
Siguiendo con el desgarrador relato, detalló que “los hospitales están llenos y no hay más lugar para los enfermos. El otro día vinieron los militares para llevarse los cajones con los muertos y cremarlos en otro lado porque acá ya no hay lugar en los cementerios. Es tremendo. Todas las mañanas me levanto a mirar las noticias y siempre son malas”.
“En los últimos cuatro años con Atalanta hemos dado mucha felicidad a una ciudad entera, pero lo que vivimos ahora es algo terrible, que todavía no sé explicar. Deberíamos estar felices por nuestros resultados como club, orgullosos, pero ahora tenemos que pensar en las familias que están sufriendo”, concluyó.
Por el momento, la Serie A está suspendida al igual que la Champions League. Atalanta, en el mejor momento de su historia, le tocará jugar el partido más difícil, pero no están solos, toda una ciudad y un país sueñan con una pronta mejora.